Para Arnaldo Coen (Ciudad de México, 1940) la pintura, en la que ha desplegado un lenguaje abstracto, es una forma de confrontarse con la realidad desde que era niño. Proviene de una familia artística e intelectual. Su padre era el reconocido lingüista Arrigo Coen, y su abuela, la mezzosoprano mexicana de fama mundial, Fanny Anitúa. Pero el talento lo heredó de su madre, quien aunque ama de casa, practicaba el tejido con gran destreza. "De ahí me viene lo artista plástico".
Fue parte de la Generación de la Ruptura. Desde ahí, luchó contra los cánones del muralismo mexicano. El que habla es un hombre risueño, melómano, espiritual y apasionado por la gastronomía (aunque no cocine mucho), quien hoy recibe el Premio Nacional de Ciencias y Artes 2014 en el campo de las Bellas Artes.
___En una familia de letras y música, ¿cómo llega a la pintura?
___ El arte era mi cotidianidad. Pero el hecho que cambió mi vida para siempre fue a mis 14 años, cuando mi papá le pidió al pintor Carlos Mérida que me enseñara a dibujar. Y la verdad es que don Carlos siempre me tomó muy en serio. Él me contaba mucho sobre sus viajes, sus encuentros con Picasso. Así fue como me inicié.
___¿Se relaciona igual con el arte antiguo que con las vanguardias del siglo XX?
___A mis 26 años, el gobierno francés me da una beca para ir a París, en donde por primera vez aprecio en vivo y a todo color las obras antiguas de los egipcios, los etruscos, los celtas, las Venus primitivas de millones de años. Entonces me doy cuenta que me da lo mismo ver lo clásico que el arte pop o el expresionismo abstracto. En cambio, al ver obras de arte antiguo, me confronto con ellas como si fueran actuales. En ese momento yo me dije: "quiero ser todos los artistas de todas las épocas en todas sus expresiones". Después de mi experiencia en museos de otros países, me propuse retomar el arte clásico y trasladarlo al aquí y el ahora, para lo cual decidí utilizar el torso femenino como un soporte visual y una identidad, y comencé a usar diferentes materiales. Eso generó que un diálogo entre los tiempos que rompió con la linealidad de la historia del arte.
___¿Qué le dejó la publicidad como formación?
___Mi maestro en ese ámbito fue Gordon Jones, quien me enseñó mucho sobre historia del arte. Él me aconsejaba para mis trabajos publicitarios que no me inspirara en otros comerciales o en el pop, sino en el arte, en la historia. Ésa fue una de las enseñanzas que me llevó a ver todo el arte como una cosa nueva. Por ejemplo, yo iba a ver las pinturas de El Bosco para hacer un anuncio sobre enfermedades y laboratorios médicos. Ahí empezó mi formación sobre cómo abordar y conceptualizar una obra.
___¿Qué aprendió de su padre, el gran hombre de letras?
___Mi más grande maestro. Un gran lingüista y un hombre con gran sentido del humor. Él y toda mi familia me enseñaron que en el arte siempre debe haber amor y buen humor. Si nosotros no sabemos reírnos de nosotros mismos, viviremos en un constante fracaso.
___¿Qué se mantiene vigente de la Generación de La Ruptura?
___Que el arte debe ser completamente libre. La Ruptura fue una transición, una revolución. Los cambios se dan siempre en un sentido de transición. Decía Heráclito que sólo hay una cosa que no cambia, y eso es que todo cambia. La misma Escuela Mexicana de Pintura tenía vanguardistas: Siqueiros con la poliangularidad, Orozco con el impresionismo, Rivera con el cubismo. Pero después ellos caen en este juego del nacionalismo y el arte al servicio del pueblo. Creo que el problema de la vida, en general, es el poder. Se establecen en una zona de confort y desde ahí empiezan a manipular el arte.
___¿Para usted qué significa ser pintor?
___Me gusta mucho esta frase de Borges: "El artista debe ser un amanuense del espíritu o la musa, que son sinónimos. Debe ser un creador de fábulas sin moraleja". En este sentido, creo que soy un intermediario de algo que me es manifestado de forma sagrada, pero sin ese halo de divinidad que muchos creen que tenemos los artistas.
___¿Se considera un artista espiritual?
___Existimos, y luego pensamos, eso es lo que pienso. Esa frase de "pienso, luego existo" es de una soberbia humana impresionante. Yo no creo en un Dios antropomorfo. Dios es infinitamente más grande de lo que creemos. Todo es Dios. Mircea Eliade habla sobre la hierofanía, que es la manifestación de lo sagrado. Hay expresiones divinas en un grano de arena, en la respiración, en los sentidos. Antes de llamarse arte, la pintura surge de las manifestaciones sagradas del hombre, de ese ritual y esa necesidad por comunicarnos y representarnos. Lo sagrado es lo cotidiano. Dios está en todo: en la pintura, por ejemplo, que es la manifestación de lo sagrado.