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Edipo, ‘a la mexicana’

El coreógrafo mexicano afincado en Bélgica, José Besprosvany, bajo el concepto de "espectáculo total", realiza una versión contemporánea de la tragedia de Sófocles, como una metáfora de la desesperanza. El sábado 18 y domingo 19 de octubre se presenta en el Juan Ruiz de Alarcón del Centro Cultural Universitario.

Bajo el concepto de "espectáculo total", la versión contemporánea de Edipo que presenta el coreógrafo mexicano José Besprosvany, asentado en Bruselas, es un montaje multimedia que ha sido reconocido por la crítica europea por su efecto conmovedor, como metáfora de la desesperanza. Estrenado en Bélgica en enero de 2013, se ha presentado previamente en París y Chipre, antes de montarse en México, dentro del Festival Internacional Cervantino.

En la puesta en escena de la Compañía José Besprosvany, cinco actores traen la tragedia griega a la época actual, y cinco bailarines fungen, a la vez, como el coro.

Al principio de su carrera, Besprosvany hacía coreografías abstractas, pero al haber estudiado teatro y danza, terminó por integrar las dos en su trabajo.

"Para mí el teatro y la danza son dos artes que se complementan", explica el artista, quien a los 17 años se mudó a Europa para estudiar ambas disciplinas, primero en París y después en Bélgica, en la escuela de Maurice Béjart, donde formó parte de su 20th Century Ballet durante dos años. Y ahí se arraigó, desde hace 38.

Besprosvany ha trabajado con con agrupaciones como la Mossoux-Bonté Company, o las de Pierre Droulers, Michèle Noiret y Michèle-Anne de Mey. Fundó la suya en 1986 y desde entonces estrena al menos una producción escénica cada año.

Comenzó a explorar la relación entre la danza y la narrativa teatral con su obra Cuarteto, de 1993, basada en un texto de Marguerite Duras; a partir de ese montaje ha seguido esa línea.

Destino inefable
El coreógrafo se acercó a Edipo porque, dice, el tema le apasiona. "Siempre será una tentación humana querer escapar del destino".
Se trata de una adaptación realizada por el escritor Olivier Kemeid, que conserva la trama del clásico de Sófocles. En el argumento, Edipo se entera de que es el homicida de su padre, y el esposo de su madre, el cumplimiento de un destino fatal que desemboca en la tragedia final: la incestuosa Yocasta se ahorca, y su hijo, ante la imposibilidad de redimirse, se arranca los ojos.

"Le hemos añadido elementos contemporáneos, como el lenguaje, que no es tan ampuloso como el de Sófocles, tiene diálogos como se habla hoy en día", dice el creador.

También se actualizan aspectos contextuales, como por ejemplo, que la epidemia que azotaba Tebas fuera contagiada por extranjeros. "En Europa, el problema de la migración es muy actual, igual que en Canadá, donde radica Kemeid, por eso abordamos el tema en el espectáculo, hablado en francés, con subtítulos en español". El montaje incluye pasajes audiovisuales y de teatro de sombras.

Besprosvany recurre a la multidisciplina en todas sus creaciones porque, confiesa, se aburre con un solo lenguaje. "Me interesa explorar cómo se pueden relacionar las artes, trato de que haya un vínculo en todo, que no sea como un collage, sino una cosa coherente, que haya resonancia, que es la idea misma del teatro. La tragedia griega era así".

Pero la interdisciplina no es fácil de realizar en Europa, advierte. "Hay un departamento de danza, uno de música, de teatro, y la administración te dice: ¿cuánto por ciento de cada uno? He luchado mucho para poder hacerlo".

Actualizar a los clásicos le resulta atractivo por su vigencia. "Son tramas únicas, ilustrativas de la esencia humana". Así, por ejemplo, ha hecho varias versiones de Prometeo, de Esquilo. "Me interesaba mucho la idea de una persona que se opone al poder: el Prometeo que es el rebelde y desafía al dios Zeus. Para 2017 estoy preparando una versión de Antígona".

Presentar su trabajo en México es para él una gran ilusión, en particular esta obra que, dice, ha estado en su imaginario desde que era muy joven. "El tema de Edipo es una cosa que me ha interesado mucho. A veces uno se aburre con las tragedias griegas, pero con Edipo no sucede, es como una obra policiaca, de suspenso", concluye.

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