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Bienal de Arte de Cuba, un buen negocio para EU

Tras varias semanas de expectativa, este viernes arrancó la Bienal de Arte de La Habana, la cual, dicen los expertos, se convertirá pronto en un punto medular para el mercado de arte mundial.

LA HABANA.— Por un mes, Cuba se convertirá en una exótica galería a cielo abierto. Centenares de artistas de todo el mundo expondrán sus cuadros de técnicas mixtas, realizarán proyecciones nocturnas con luces de colores, harán insólitas intervenciones públicas y performances inusuales bajo el intenso sol tropical durante la Bienal de La Habana.

Pero el atractivo de la 12 edición del evento está en casa: el propio arte cubano, que atraerá a unos 2 mil 500 estadounidenses, entre críticos, coleccionistas y galeristas, ávidos de ver y comprar obras de un país que tienen a 150 kilómetros, pero que por cinco décadas les fue vedado.

"La energía es la mejor que he visto en ninguna de las bienales", dijo a el galerista cubanoestadounidense de Nueva York, Alberto Magnan, que representa a varios artistas que participan en el foro.

"He observado a más coleccionistas de Estados Unidos de lo que he visto en mi vida. Los tiempos están cambiando y creo que con la nueva política de (el presidente Barack) Obama está moviéndose más rápido de lo que pensamos", agregó Magnan, quien vino a cinco bienales anteriores.

Inaugurada la mañana del viernes, la Bienal contará con la participación de unos mil artistas de lugares tan dispares como Senegal, Afganistán, India, Argentina o la propia Cuba. Es la primera luego del anuncio de diciembre pasado del inicio de una normalización de las relaciones diplomáticas entre la isla y Washington y la consecuente flexibilización para viajes.

Desde diciembre los viajes de Estados Unidos a Cuba crecieron en un 35 por ciento en comparación con el mismo periodo del 2014, indicaron fuentes oficiales, pese a que aún hay restricciones por parte de Washington para venir a la isla.

Decenas de estadounidenses, llegados con autorización para intercambios culturales o por terceros países, caminan por las calles y abarrotan los hoteles y restaurantes o paladares privados que comenzaron a pulular por toda la ciudad al calor de las flexibilidades para la iniciativa privada autorizada por el presidente Raúl Castro.

"El arte cubano ha tenido un gran reconocimiento", explica Ramón Cernuda, dueño de una importante galería de arte en la Florida y que comercializa piezas en todo Estados Unidos.

Cernuda vio entusiasmado cómo se multiplicaron las ventas en su galería desde diciembre.

"Hay un efecto de comparación con el fenómeno del arte chino y del arte ruso justo antes de las aperturas y poco tiempo después estas obras se han valorado muchísimo", comentó, al tiempo que aseguró que cuadros de pintores contemporáneos vivos como Roberto Fabelo y Manuel Mendive se cotizan en más de 100 mil dólares.

Aunque ya hay algunas importantes colecciones de arte cubano en Estados Unidos, como la de Howard y Patricia Farber y la de Ella Fontanals-Cisneros, se espera que nuevos interesados se sumen a partir del acercamiento diplomático entre Cuba y Washington.

"Habrá un montón de coleccionistas que apuntan a Cuba para comprar arte", dice Farber, quien viajó a la isla como patrocinador de un premio y dispuesto a incrementar sus compras gracias a los precios bajos que todavía existen. "Es la oportunidad más grande para un coleccionista de arte iniciar una colección".

ARTE CUBANO, EN AUGE

Jorge Fernández, uno de los organizadores del evento, indicó que en la Bienal ya se inscribieron mil 200 participantes (no creadores) estadounidenses, principalmente marchantes, expertos en artes y coleccionistas. Pero las autoridades esperan que otra cantidad similar llegue discretamente y sin acreditarse. La cifra sería un récord.

"Va a ser un momento de gran efervescencia", dijo el ensayista y crítico de arte Rafael Acosta de Arriba. "Es bueno señalar que la Bienal no se hace para favorecer el comercio de arte, sino para plantear temas curatoriales; pero los coleccionistas suelen aprovechar ese gran momento y se produce mucha compra y venta".

Según Acosta de Arriba, quien durante años fue presidente del Consejo de las Artes Visuales, durante la 8va Bienal de La Habana, en el 2003, se realizó un estudio para estimar cuánto se vendió durante el evento, considerando que los montos que se paga por una obra suelen ser reservados. El cálculo arrojó unos 2 millones de dólares, una cifra que ahora podría incrementarse.

Pero desde entonces, la moda que elevó al arte cubano fue cambiando y los coleccionistas y marchantes se volcaron a otros mercados como el chino y el de los Balcanes, por lo que esta podría ser una oportunidad para refrescar ese entusiasmo.

Los expertos consultados consideraron que, pese a todo, maestros fallecidos de la vanguardia como Wifredo Lam, Mariano Rodríguez o Amelia Peláez siguen bien posicionados en el mercado, al igual que creadores vivos como Mendive, Fabelo, Kcho y otros más jóvenes como Los Carpinteros, Wilfredo Prieto, Glenda León o los hermanos Capote.

"Hay unos 40 artistas muy bien colocados", comentó Acosta de Arriba, un número considerable para una nación pequeña y aislada como Cuba.

Mientras tanto, la intensa actividad se detecta en toda la ciudad: una muestra del Museo del Bronx, estructuras a lo largo del Malecón, galerías rebosantes de enormes grabados; artistas dando los últimos toques a un cuadro, subidos en andamios asegurando una instalación o martillando las bases de una escultura.

"Este sigue siendo un lugar exótico donde encontrar proyectos o cosas interesantes", comentó el grabador Max Delgado. "Sigue habiendo en Cuba ese experimento educativo, social, que se llama revolución. Todo el que crece o hace obra en ese experimento tiene algo diferente que mostrar".

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