En entrevista en EF y por Adela (de El Financiero-Bloomberg), el exsilbante revela cómo arribó a la Comisión de Árbitros de la Federación Mexicana de Futbol. Habla, además, del papel que deben jugar los centrales en la transformación de ese departamento del órgano que rige el balompé nacional.
___Los árbitros están muy desprestigiados en México, hay que reivindicar su imagen...
___Fíjate que pasa un fenómeno curioso: el árbitro siempre va a ser el blanco de las críticas y a la gente no le importa cómo se llaman. Si no creemos en la autoridad, por qué creer que un tipo que se mete 90 minutos a una cancha y que se va a equivocar, lo va a hacer de buena fe, y eso es un valor entendido. Fíjate que a raíz de lo que pasó la temporada pasada, en donde hubo una serie de desacuerdos entre la Federación y los árbitros, la opinión pública se volcó en favor de ellos. Ese famoso paro que hicieron el 10 en marzo, en lugar de recibir un repudio, el público en general se volcó con ellos.
___Hay mucha grilla ahí...
___Es un tema de muchísimo diálogo, comunicación y conciliación de los dos lados. Nadie puede decir que no quedaron heridas después de un paro, que tuvo repercusiones mundiales, la gente se preguntaba qué pasó en México, cómo pararon la Liga los árbitros, pero también creo que hay voluntad de las dos partes. Los muchachos me han externado que ya quieren volver a la cancha, no son un grupo de choque, lo entienden así, y por parte de la Federación también. Queremos que esto camine por una buena senda.
___Los árbitros se enfrentan a los jugadores, al público, a la prensa, que es brutal, ¿no?
___El árbitro maneja un estrés impresionante de él mismo, el estrés colectivo de 22 millonarios en la cancha que quieren ganar a cualquier precio. El único deporte en el que el atleta se prepara para engañar al juez es el futbol soccer, y luego la prensa, que es letal, yo vengo de ahí. La crítica de los exárbitros suele ser implacable. Es algo que yo creo que se tiene que recuperar, que el árbitro tenga una autoestima en la cancha, que tenga una personalidad definida y que recupere la alegría de arbitrar. Nadie los tiene a fuerza aquí, ni a mí ni a ellos.
___¿Qué tan objetivo puede ser un árbitro de futbol?
___El reglamento del futbol deja un 80 o 90 por ciento al criterio del árbitro. Muchas partes de la regla dicen, "cuando en opinión del árbitro", ahí es donde entran las cosas y por eso nuestro juego es el más visto, es muy universal el soccer. Hay mucho sentimiento, mucha pasión y, además, cada quién ve lo que quiere ver: "para mí no era mano, para mí si era mano". Y luego la bronca de si era deliberada o no, imagínate. No sólo es lo que ves, sino lo que piensa el otro. Pero también hay temas reglamentarios de los que no te puedes escapar, hay cosas que la regla te marca que en situaciones así tiene que pasar eso, si no pasa ahí puedes tener el tema objetivo de una equivocación arbitral. Lo otro, el error, no se va a abatir nunca, pero sí buscar minimizar la incertidumbre del juego, el margen de error. ¿Dónde está? En las áreas penales, donde caen los goles. Todo esto sólo se logra con una gran condición física, con una buena ubicación en el campo de juego, y una cosa que ojalá me toqué a mí, lo pido a todos los ángeles del cielo, el famoso VAR.
___Ha sido criticado por venir de Televisa... ¿Fue factor?
___Para nada, yo me salí bien, agradecido con la gente que me contrató, con la gente que traté, estuve 19 años, feliz de la vida, pero cumplí un ciclo. Ahora, dejo un espacio muy cómodo, trabajar para la prensa lo era para mí; dejo mi ciudad que es Cuernavaca y dejo un montón de cosas de mi vida para llegar a un lugar en donde no tengo contrato y no sé qué vaya a pasar conmigo, me pueden despedir el día que quieran, pero el reto está padre. Ya dijeron que la mejor contratación del América fue Brizio, o lo mandaron ahí en un enroque especial, eso va a pasar siempre y el día que gane el América con una decisión polémica los reflectores van a venir directamente sobre el presidente de la Comisión, eso lo tengo perfectamente asumido. ¿Cómo abates eso? Con trabajo, demostrando día con día que no solamente soy decente, sino que dirijo a 25 caballeros, más los asistentes, que son gente decente y que no van a aceptar un dicho o una orden que vaya contra la moral o los principios de ellos también, ni yo lo haría tampoco. No vas a convencer al mundo, al público, la gente es escéptica por naturaleza, pero al fin no creas que me espanta. Lo entiendo y lo asumo como tal, el escudo de Televisa puede ser un estigma, pero para mí es un orgullo haber trabajado 19 años en un medio de comunicación que no solamente tiene un equipo de futbol, tiene al más polémico y eso no lo vamos a cambiar estemos donde estemos.
___¿Quién lo invita?
___Fue una negociación muy trasparente. Estaba el rumor de la salida de Héctor González Iñárritu y me habla Decio de María por teléfono y me dice: "Oye, ¿tendrás interés en esto?". La primera pregunta que hice fue: "¿En qué estado está Héctor González, en lo personal y en lo profesional?". Es muy probable que se vaya, pero yo sí levanto mi manita para entrar. Hay otro lado que son los árbitros, que me externan que había un beneplácito del grupo para llegar, porque tampoco voy a llegar a un lugar en donde no soy bienvenido, es como querer apagar la lumbre con gasolina. Cuando tengo ese sentimiento de las dos partes fue transparente, platico con la Federación, arreglamos el asunto y hace tres semanas me presentan y empiezo a trabajar en esto que entiendo que es una piñata de muchos picos; es como sentarme en un barril de pólvora y con la mecha prendida.
___¿Qué lo motiva a aceptar la invitación? ¿El dinero?
___Ojalá me pagaran un dineral, no me pagan mal, pero para nada, además a mí me iba muy bien en el tema de los medios. Trabajaba en la radio, en la tele, con Toño de Valdés, en la prensa. A mí me iba muy bien, a mí me apasiona esto. Cuando se vino la posibilidad, yo se lo platiqué a mí mujer y le dije: "Me encantaría dirigir a los árbitros" eso fue cuando ocurrió el problema (el paro). Estábamos viendo la televisión, fue el día 8 de marzo y estábamos en Guadalajara. Cuando sale la posibilidad, le dije: "Ahora sí es en serio. ¿Tú cómo la ves? Porque implica un cambio de vida". Tengo 61 años y creo que me arrepentiría más en dos o tres años haber dicho que no a asumir el reto.