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El arte que 'cura' a los hijos de la Policía Federal

Conoce "Manos Manchadas de Pintura", un proyecto que comenzó el artista plástico Emiliano Gironella para ayudar a los hijos de los policías federales abatidos durante la guerra contra el narcotráfico, que se ha cobrado entre 80 y 150 mil víctimas. 

La noticia le heló la sangre. El parte oficial que llegó a sus manos
–fechado el 5 de septiembre de 2013– fue de una brevedad demoledora: "El segundo comandante de la Policía Federal ha muerto en un enfrentamiento contra el crimen organizado en Morelia, Michoacán".

Alejandra, cuyo nombre eso otro por razones de seguridad, acababa de cumplir 18 años cuando la guerra contra el narcotráfico cobró la vida de su padre.

Según diversas organizaciones civiles, desde que el presidente Felipe Calderón comenzó el combate contra los cárteles de la droga en 2006, en México han muerto entre 80 mil y 150 mil personas –esta última cifra, de acuerdo con el secretario de Defensa de Estados Unidos, Leon Panetta. Como el papá de Alejandra, muchas de esas víctimas eran policías federales.

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"Fue muy difícil para mí. Un día se fue a trabajar y no regresó. La manera en la que murió… No sé, es algo que me sigue doliendo mucho. Todavía puedo verlo llegar en su patrulla, bien uniformado y elegante", dice la chica de 21 años, ahora estudiante de Ciencias de la Comunicación.

El duelo también ha sido complicado para su hermana de 12 años y su mamá. Eran una familia muy unida. Viajaban juntos adonde enviaran a su padre: Hermosillo, San Luis Potosí, Acapulco, Durango, Chalco… El narcotráfico es un germen que se ha esparcido por toda la República. "Él decía que si lo acompañábamos iba a cumplir mejor con su servicio", recuerda Laura, su viuda, cuya tímida voz revela lo obvio: el duelo aún no termina.

Son los artistas los que han dado la cara a estas víctimas. El pintor Emiliano Gironella es uno de ellos. Hace tres años creó la Fundación Manos Manchadas de Pintura, con la cual ayuda a cientos de familias invadidas por el desasosiego a través de talleres artísticos.

"Fue una muerte muy repentina, no la esperábamos. Él se quejaba de que el apoyo no era el que se requería. El narcotráfico le ha rebajado las expectativas al país. Luego ellos (los narcotraficantes) están mejor armados que la propia policía", comenta Laura.

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Es por ello que Gironella –con el apoyo de la Comisión Nacional de Seguridad– ha emprendido una cruzada cultural para reconocer a los cientos –quizás miles, no hay cifras exactas– de policías caídos durante la guerra contra el narcotráfico.

"He trabajado con niños en alta situación de vulnerabilidad desde hace muchos años, pero un día me di cuenta de que nadie atendía a los hijos de estos seres humanos que dan su vida por nosotros", dice el artista en entrevista.

Gironella confía en el arte como catalizador del dolor. A través de la pintura, la literatura y otras actividades recreativas les explica a los niños que sus padres eran héroes. "Lo que hago es reunir a todos estos pequeños para que se conozcan entre sí. Una vez juntos, es más fácil superar el duelo", cuenta.

La fundación recibe a menores de todas las edades, desde meses hasta 18 años. Alejandra es una de las más grandes. Los talleres le han ayudado a digerir la ausencia de su padre. "Sé que mi papá quería un mejor país. Se sentía muy orgulloso de pertenecer a la institución".

Gironella está muy consciente de la mala percepción ciudadana sobre la Policía Federal. Pero, sostiene, lo que hoy necesita México es conciliar, no dividir.

"El objetivo es revitalizar la relación entre la policía y la sociedad. Es increíble que hoy muchos jóvenes prefieran ser narcos que policías", se sorprende el pintor, cuya labor se ha dividido en tres grandes núcleos: una exposición llamada Héroes y Cicatrices en el Museo Nacional de Culturas Populares; un libro titulado Artempatía (Conaculta/MMP) y un documental de próximo estreno dirigido por Enrique Arroyo.

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"Me ha sorprendido el poder que tiene el arte para sanar las heridas, tanto en niños como en adultos. Era algo que no me esperaba. Creí que iba a ver tristeza o llanto, pero no fue así. El arte les ha brindado a las víctimas otra visión de su vida", señala el realizador.

Laura es la prueba de ello. Han pasado tres años desde que perdió a su esposo, pero reconoce que el duelo ha sido más tolerable gracias a esta iniciativa.

"Todos somos seres humanos, incluso los asesinos seriales. Para que la corrupción funcione se necesitan dos. No es momento de encontrar culpables, sino soluciones. Esta situación ególatra de ver quién puede más, si el gobierno o el narcotráfico, se convirtió en una avalancha que se llevó a México por delante. Nuestro objetivo es generar vínculos y puentes; curar una pequeña herida de ese enorme problema", afirma Arroyo.

"Hablar del dolor es lo primero que debemos hacer. Un pequeño paso nos puede llevar a otro más grande".

Alejandra es sólo una de las infinitas consecuencias de esa espiral de violencia que se desató en el país desde hace una década. Como ella, miles de personas hoy sobrellevan la ausencia de un padre, una madre, un hijo, un hermano… Y ha comprobado en carne propia el efecto sanador del arte. "Yo veo a México muy mal, muy débil. Tenemos que comenzar un cambio a través de la educación o el deporte. Hay que cambiarnos el chip".

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FUNDACIÓN MANOS MANCHADAS DE PINTURA

¿Quieres apoyar el proyecto? ¡Da click aquí!      

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"Héroes y Cicatrices", exposición

¿Cuándo? Del 16 de julio al 14 de agosto de 2016

¿Dónde?
Museo Nacional de Culturas Populares

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