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El cineasta debe ser crítico con la sociedad: Bolado

Al cineasta veracruzano Carlos Bolado le apasionan dos cosas: el cine y la historia. Y en sus películas ha sabido combinar ambas, sin dejar nunca ese lado crítico. "Es mejor escuchar a las personas, tener el oído y el espíritu abierto", afirma.

Más allá de ser director de cine, de series de televisión o de cintas de animación, Carlos Bolado (Veracruz, 1964) se considera simplemente un contador de historias. Y entre ellas, la Historia siempre le ha fascinado.

Entrelazarla con el cine es algo que considera un reto. Por ello, su herramienta principal para narrar, sobre todo una pieza basada en hechos reales, es investigar a fondo. El domingo pasado, en La Paz, Bolivia, fue la premier de su más reciente cinta, Olvidados, que llegará hoy a salas de ese país. La producción boliviana gira en torno a la Operación Cóndor, en la cual varias dictaduras se coordinaron con la CIA, en los años 70, para eliminar a opositores exiliados. Con ella, dice, cerrará su "casual" trilogía política -precedida por Colosio y Tlatelolco. Verano del 68.

___¿Cómo llega a Olvidados?

___ Me llamaron por teléfono y me dijeron que si quería ir a Bolivia a dirigir una película y yo con mucho gusto acepté. Ahora gracias a que tengo una obra y que hice ese largo camino desde que levanté mi primera cinta, me llaman más.

___ Cuando empezó la industria era muy distinta, ¿qué dificultades encontró?

___ Empecé desde los 18 años, fui de esa generación que entró saliendo de la prepa, cuando quitaron el requisito de tener un título universitario en el CCC y en el CUEC. Pero era otra época; a finales de los 80 todavía estaba muy cerrada la industria.

___¿Qué significó hacer Bajo California en ese momento?

___ Había un sindicato muy añejo y una ley que decía que si filmabas en 35 mm tenías que llevar una cierta cantidad de técnicos, así que filmé en 16 mm con un grupo muy chico. Hice una investigación de fondo, me leí la orografía, la composición del suelo para ver cómo habían pintado las pinturas y los archivos de los jesuitas. Recibí una beca del Conaculta para poder escribirla, hice cinco viajes a las pinturas rupestres y finalmente la hice con entera libertad.

___Con más de 25 años en el cine, ¿cuáles fueron sus películas más arriesgadas?

___ Bajo California y Colosio, porque son obras mías. En el cine, o te vas por la libre -que es un camino más largo y difícil- y escribes, diriges, produces, editas y todo lo demás; o te enfocas en nada más ser director. Después de haber escrito y producido mis dos primeras películas y ver que llevaba en 10 años tres filmes, tomé la opción de dirigir películas que no había escrito yo, lo cual implica que tienes que lidiar con más personas, como los productores, que dicen "no me gusta este corte" o "no quiero que hables de esto".

___Colosio fue una cintapolémica, ¿por qué el interés?

___ A mí me llamaron para hacerla, y yo pedí mucha libertad. Está llena de información, por eso muchos políticos la vieron, porque estaba llena de referencias y la investigación era tan profunda que difícilmente fue descalificada. No hubo nadie que dijera "no es cierto", porque estaba llena de verdades.

___¿Ha recibido algún tipo de censura?


___ Sí. La más reciente fue en Chile, donde se recomendó que no exhibieran mis películas en un festival. Pero los creadores deben ser críticos de la sociedad, buscar cierto humanismo. Siempre se me hizo muy irónico que no podamos hablar de nuestra historia, que todo sea en silencio. ¿Cuántas películas han hecho nuestros vecinos sobre Kennedy, Lincoln, Vietnam? Aquí no.

___¿Y con Tlatelolco qué problemas enfrentó?

___ Fue difícil. Siento que se le hizo un poquito a un lado, fue criticada en ciertos medios y no se le hizo la suficiente publicidad porque habla de lo que sucedió: se mataron a una serie de personas y no hubo ningún culpable, ni nadie fue a la cárcel, ni se han aclarado esos hechos. Ahora que el PRI regresa al gobierno sería bueno que dijera: "vamos a ventilar esos asuntos, vamos a resolverlo", como se ha hecho en Argentina o Chile.
___¿Tuvo miedo de que fuera enlatada?

___ No tanto, pero en algún momento mi actriz, Cassandra Ciangherotti, me dijo: "nos están censurado, ¿cuándo va a salir?" Siempre pensé que iba a salir, y ahorita se han encontrado nuevas maneras de exhibir las películas, como el streaming.

___En eso ha cambiado el cine...

___ Sí, mucho. Antes, para tener un permiso de exhibición tenías que pasar por RTC y la Secretaría de Gobernación. Había un censor que veía tu película y la aprobaba o no. Eso existió hasta los 90.

___Este año estrenó para la cadena Telemundo Camelia la Texana, con la que ingresó a las series de televisión.

___ Quería ese reto. Estuve seis meses metido en eso, investigué cómo empezó, cómo llegamos a lo que llegamos; entonces era una cuestión casi de vaqueros de Wall Street, que esa fue mi intención: verla más como un mundo de lealtades; menos cuernos de chivo y más revólveres. Y cómo de ahí pasamos a esta locura que vivimos.

___¿Cómo fue el rodaje?

___ Como road movie: hice un viaje en coche desde Houston hasta Los Ángeles y filmé carreteras para montar a la gente en autos, como al estilo antiguo, pero sobre green screen.

___Como narrador de historias ¿alguna vez se ha sentido perdido?

___ Sí, aunque cada vez menos. Cuando dirijo tengo que estar muy seguro. Una vez que tomé una decisión voy por ahí y creo que he aprendido a tomar las decisiones correctas a través de pensar qué es lo que funciona mejor para la historia y dejar el ego. Es mejor escuchar a las personas, tener el oído y el espíritu abierto.

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