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El Vive Latino 2017 promete una velada inolvidable

Las filas en las taquillas se han duplicado en cuestión de horas, y es que se espera que unas 300 mil personas acudan al festival de rock en español más importante del mundo que inició este sábado en el Foro Sol.

El Vive Latino 2017 es un cúmulo de emociones y lo mejor aún está por comenzar. Hasta 300 mil personas se espera que acudan al festival de rock en español más importante del mundo, que arranca justamente el mismo día en que se anuncia la muerte de Chuck Berry (1926-2017), uno de los padres del rock and roll.

En esta ocasión, el plato fuerte del sábado corresponde a Los Fabulosos Cadillacs. La gente, oronda, camina por el Foro Sol con todo lo que aluda a los argentinos: camisetas, gorras, pulseras, chamarras, banderas y paliacates. El grupo insigne de Buenos Aires promete una velada inolvidable. Nadie aquí parece haberse enterado de la muerte de Chuck.

A las cuatro de la tarde, el festival es una bomba de ritmos del mundo. Desde Tokio, Japón, The 5.6.7.8's toma el escenario principal para desatar la furia entre los asistentes. Sus guitarras sucias al estilo The Stooges y sus movimientos frenéticos, casi agresivos, demuestran que el punk también halló su sucio rincón en el Imperio del Sol, tan dado a la disciplina y las buenas costumbres.

A escasos metros de ahí también hay música para oídos más delicados. La Carpa Intolerante es un resquicio de frescura y novedad en un evento colmado de nostalgia. Es el lugar ideal para enriquecer el iPod o la lista de Spotify.

Un huevo podría cocerse en el piso del Foro Sol cuando aparece, en este mismo escenario, Burning Caravan, un grupo colombiano que puso a bailar a más de un centenar de asistentes con un repertorio que navegó entre la música balcánica, los sonidos gitanos, el klezmer judío y el surf gringo. Desde hace al menos una década, la cultura balcánica ha sumado un sinnúmero de adeptos en la Ciudad de México, sobre todo en los barrios de clase media, como la Roma o la Condesa.

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LA GENTE SIGUE LLEGANDO

Las filas en las taquillas se han duplicado en cuestión de horas. A las cinco de la tarde ya no hay boletos VIP. El tiempo de espera para adquirir una entrada es de aproximadamente una hora. Hay quien prefiere la reventa, siempre con el riesgo de encontrarse con un boleto apócrifo.

Las cervezas dobles (poco más de medio litro) cuestan 100 pesos y los puestos de comida lucen atiborrados. La gente come y se hidrata para la noche, que alcanzará su punto más álgido cuando salgan los Cadillacs, Jarabe de Palo y Prophets of Rage, la agrupación que promete ser "la banda sonora contra Donald Trump" y que está compuesta por los integrantes de Rage Against The Machine, Public Enemy y Cypress Hill.

Pero para quien no le guste la furia y las chillantes guitarras de Tom Morello también está el escenario ideal para los vaqueros roncanroleros. Bronco cerrará la fiesta pasada la media noche, aunque la mayoría de las chicas aquí presentes no traiga zapatos de tacón.

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