Al escritor uruguayo Felipe Polleri se le ha encasillado dentro del grupo de Los raros. Él rechaza esa etiqueta y dice que lo verdaderamente extraño es que existan escritores en Uruguay. A diferencia de México –lamenta– en su país no hay tantas becas ni oportunidades de publicación para los autores.
Sin embargo, dice, la literatura es un oficio terco y solitario que no siempre depende del dinero, sino de las obsesiones, mismas que lo trajeron a México para promover su nueva obra, La inocencia y Gran ensayo sobre Baudelaire (Tusquets). Se trata de un libro en el que reúne dos novelas cortas aparentemente distintas, pero similares en la gran locura que albergan sus personajes.
La narrativa de Polleri no da tregua; es un escritor al que le desagradan los rodeos. No los necesita –dice– para una historia tan cruel como la de La inocencia: la de un niño que repudia a su familia.
Odia a su padre, al que llama inútil. También a su madre, a la que acusa de puritana. Y sobre todo a sus vecinos, a quienes tilda de estúpidos y muertos en vida. La novela es, a grandes rasgos, una aguda crítica a la clase media de Uruguay.
"En La inocencia, el protagonista es un hombre que recuerda su niñez con gran rabia y resentimiento. Se trata de una novela aterradora que describe a la burguesía, esa parte de la sociedad en la que está prohibido prácticamente todo", cometa Polleri en entrevista.
El Gran ensayo sobre Baudelaire –comparte– es otra historia en la que la miseria humana se desborda en cada página. Se trata de un escritor de Montevideo que cuenta la vida del poeta francés, autor de Las flores del mal.
Entonces surge entre ellos una conexión que poco a poco desmenuza Polleri: una vida llena de privaciones, humillaciones y vejaciones.
"Baudelaire es un poeta que me recuerda mucho a mi padre, quien solía recitarlo en casa y en voz alta. A partir de ahí me interesé mucho en la literatura maldita. Ambas novelas las escribí ya en mi madurez, que es muy poco complaciente", añade.
Polleri asegura que lo único que lo mantiene en pie en el mundo de la literatura es su cúmulo de miedos y obsesiones. Porque en Uruguay, insiste, resulta sumamente complicado ser escritor.
"El problema de la literatura sudamericana es que entre los mismos autores no nos estamos leyendo porque no llegan los libros. Hasta hace una década había editores que hacían circular la narrativa del continente, pero ahora no. Alguna vez, por pura suerte, me topé con un libro de Mario Bellatin en una librería. Así es ahora, todo se maneja al azar. En ese sentido, México tiene una industria envidiable", señala el autor de El rey de las cucarachas y Los sillones marchitos.
"En México, ser escritor brinda prestigio. En Uruguay no, es similar a ser un vago. Hay que luchar mucho para publicar y se viven muchas dificultades económicas. En general siempre se respira una sensación de fracaso. Quizás por eso, y por falta de estudio, es que la crítica comenzó a llamarnos 'raros'. Porque, en efecto, en mi país es muy extraño que alguien se dedique a escribir toda su vida", concluye Polleri.