¿Y si Hamlet, la obra más representada del mundo, sólo fuera la interpretación de alguien que vio la puesta en escena en algún lugar de Cambridge en el siglo XVII y se la aprendió de memoria? ¿Y si Hamlet, la obra a la que Shakespeare le dedicó más tiempo, no fuera más que la compilación de retazos de un escrito original?
Expertos consultados por El Financiero aseguran que, a diferencia de otras piezas de la literatura universal, no existe una versión única de Hamlet —ni siquiera se tiene registro del manuscrito original— sino tres, todas ellas fascinantes, pero con diferencias que siguen añadiendo un aroma de misterio a esta obra que, aunque publicada hace 414 años, sigue tan vigente como nunca.
Es por ello que México y el Reino Unido han aliado esfuerzos —a través del Teatro El Milagro y el British Council, respectivamente— para estudiar estas versiones, impartirlas en un diplomado y, posteriormente, hacer una edición contemporánea y llevar a escena la primera versión, que nunca se ha montado en el país, explica el líder de este proyecto, el director José Caballero.
"Nos interesa trabajar con las tres versiones en escena para que podamos observar las diferencias desde la óptica del actor. Nos basaremos en las traducciones de Tomás Segovia y Ángel-Luis Pujante", comenta.
Los expertos coinciden en que no existe tal cosa como un William Shakespeare puro. La noción del escritor rodeado de libros, iluminado por un quinqué y de cuya cabeza emergen ideas genuinas que luego son vertidas en libros inalterables no aplica para este autor que, lejos de tener pretensiones intelectuales, sólo era un hombre de teatro, ansioso por llenar las funciones de la Inglaterra isabelina.
Imparten: Juan Villoro, Pedro de Tavira,
Mauricio García Lozano, entre otros
Lugar: Teatro El Milagro (Milán 24, col. Juárez)
Horario: Lunes y miércoles, de 10:00 a 14:00 horas
¿POR QUÉ NO HAY UN ESCRITO ORIGINAL?
La razón es muy sencilla y es explicada por el traductor literario y académico de la UNAM, Juan Carlos Calvillo: Shakespeare —tanto para Hamlet como para cualquier otra de sus obras— preparaba un borrador, lo entregaba a la compañía de teatro para la que trabajaba y a los actores sólo se les entregaban las líneas que debían aprenderse.
"Por eso nunca existió una copia original de la obra", asegura. "Y en caso de que haya existido —dice— seguramente fue sometida a enmiendas en función de las necesidades de la compañía y de la escena, porque el teatro es un arte colaborativo". Para él, la idea que hoy se tiene de Shakespeare como el literato que escribió sus obras celosa y minuciosamente es una idea romántica surgida en el siglo XIX.
"En realidad lo que conocemos de él es una mezcolanza", afirma.
Debido a su capacidad para reflejar la condición humana, Hamlet guarda una estrecha relación con cualquier sociedad, sobre todo con México, donde la tradición shakesperiana siempre ha sido renovada con adaptaciones contemporáneas, sostiene Edgardo Bejarano, director de artes del British Council.
"Hamlet circula por nuestras calles con las apariencias más disímbolas. Hoy no es un príncipe danés. Puede ser cualquier habitante en cualquier paisaje tratando de descifrar el largo camino hacia sí mismo", agrega Caballero.
PRIMERA VERSIÓN
Es de la que más desconfían los especialistas por su clandestinidad. Fue publicada en 1603 pero descubierta hasta 1823. Fue aprendida de memoria por alguien que vio una representación de la obra y luego se la dictó a algún editor. En aquel entonces, la Compañía Lord Chamberlain —para la que trabajaba Shakespeare y la cual era financiada por la corte de Isabel I— cobraba cuatro peniques para ceder los derechos de publicación.
"En escena es la versión más breve: tres horas. Los académicos la consideran poco rigurosa porque puede tener deformaciones producto de la memoria. La dramaturgia raya en la ensayística y vemos a un Hamlet insistente en su juventud", explica Caballero.
Tenía un título curioso y poco favorable para su comercialización: The Tragical Historie of Hamlet Prince of Denmark by William Shakespeare. As it thath been at divers times acted by his Highnesse servants in the Cittie of London: as also in the two Universities of Cambridge and Oxford and elsewhere (La trágica historia de Hamlet, príncipe de Dinamarca, por William Shakespeare.
Según en diversas ocasiones ha sido representada por los criados de su Alteza en la ciudad de Londres y también en las universidades de Cambridge y Oxford y otros lugares). Algunos soliloquios del personaje principal no fueron incluidos. Casi todas las acotaciones escénicas fueron tomadas de aquí, según explica el traductor argentino Rolando Costa Picazo en su traducción de 2007.
SEGUNDA VERSIÓN
Es la más larga y data de 1604: más de cinco horas en escena. Según la prestigiosa colección The Arden Shakespeare, el texto tiene mayor coherencia y precisión. Sin embargo, precisa Calvillo, es una edición no autorizada.
"La impresión es mala, confusa y plagada de errores, con espacios en blanco y palabras que no se leen; la puntuación es caótica. Las obras de Shakespeare no se imprimían en manuscritos cuidadosos ni revisados por el autor, sino que con frecuencia eran textos copiados de los que usaban los actores o reconstruidos de memoria", señala Picazo.
TERCERA VERSIÓN
Apareció en 1623 en la primera compilación oficial del dramaturgo inglés, conocida como Primer Folio. Shakespeare tenía siete años de fallecido. Fue publicada a iniciativa de sus colegas actores, John Heming y Henry Condell, quienes querían "preservar viva la memoria de un amigo y compañero tan meritorio".
Tiene 270 líneas menos que la versión anterior, posiblemente a petición de la reina Ana, a quien le molestaba que Shakespeare dijera que Dinamarca era una prisión y que los daneses eran unos alcohólicos, según The Arden Shakespeare. "Es una edición más cara y revisada, pero con tanta corrupción textual como la de las versiones anteriores", acota Calvillo.
La versión que hoy se conoce de Hamlet es una amalgama entre la segunda y esta versión.
Para los expertos, el origen de esta obra sigue siendo misterioso. Algunos señalan que es Ur Hamlet, un texto cuya autoría aún no se define. Unos dicen que la escribió el propio Shakespeare; otros que fue Thomas Kyd. "Pero hay acontecimientos en su vida que nos llevan a pensar que él sí fue el autor de ese texto: la muerte de su padre y de su único hijo varón, quien curiosamente se llamaba Hamnet", observa Caballero.