La dictadura, dice Borges, es una metáfora. Fidel Castro ha muerto fiel a su metáfora. El siglo se compone con él. Con Juan Pablo Il, la reina Isabel y el pop.
Hijo de Bahía de Cochinos, Kennedy y de la incertidumbre, que desconocieron los griegos, Castro construyó a Maquiavelo cuando lo frío era caliente. Sierra Maestra enseñaba que hay un punto aparte, la libertad contra la opresión americana.
Ha muerto Castro ante la avaricia del poder infeliz de la doctrina Monroe que imponía América para los americanos. El incomprensible Castro, opresor, dictador, totalitario, soñó con la libertad. Liberador que fue cadena, dueño que se adueñó del sueño, encadenado a la cadena sin cadena. Castro, el líder inviolable que castró la libertad. Castrante Castro.
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