Familias completas se agolpan tras las vallas. Llevan refrescos, botanas, algunos más prevenidos tortas y sándwiches. Es mediodía y los ensayos apenas empiezan, mientras los peatones tratan inútilmente de convencer a los policías de que los dejen pasar a las oficinas del Gobierno del Distrito Federal para realizar un trámite. Es el séptimo día en la filmación de la película Spectre, del espía más famoso del mundo: James Bond.
La plancha del Zócalo se ha convertido en un gigantesco set cinematográfico y, a la vez, en un escenario que ofrece un costoso espectáculo gratuito: frente a catedral permanece un inmóvil un helicóptero negro, al centro se levantan figuras enormes de elementos típicos del Día de Muertos.
Una enorme calavera es manipulada ágilmente por varios brazos que permanecen invisibles a las decenas de cámaras, una voz en inglés dicta las órdenes y cuando se escucha "¡rolling!" empieza el show: en un templete danzan varios jóvenes, se escucha una canción pegajosa en ofrenda a los muertos, el incienso invade la avenida 20 de noviembre, una falsa procesión avanza lentamente y de la nada aparece un helicóptero gris que desciende en forma espectacular con gran precisión junto al templete.
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La toma se repite al menos 10 veces, las suficientes para que los curiosos se sumen por cientos. Ahora las vallas sirven de barrera para los curiosos, que al conocer la rutina calculan perfectamente el tiempo necesario para alzar sus celulares y captar la mejor imagen.
Frente a las familias apostadas en torno a las vallas de seguridad, cientos de afortunados que portan un gafete con la leyenda Mexican Crew reciben su lunch: sopa de pasta, carne, papas y una ensalada de verduras conforman el menú que reciben en un contenedor de unisel.
Los niños trepan ágilmente a los pequeños postes de luz que otros adultos utilizan como improvisados asientos. La multitud disfruta, pero guarda un respetuoso silencio cada vez que se oyen las órdenes del director Sam Mendes.
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Los policías siguen orientando a los peatones, mientras repiten incansablemente: "¡Dejen el paso libre por favor!". La salida hacia la calle 16 de septiembre se convierte en un interminable peregrinar de técnicos, asistentes y maquillistas que escapan unos minutos para buscar un café, una tienda.
"Ya tenemos mucho rato y no hemos visto a ningún famoso", se queja una madre que levanta a su pequeña de unos cinco años. "Aunque sea estaría bien ver a un artista mexicano" dice la señora, quien está atenta a la filmación, al igual que cientos de curiosos. Ahora no hay playeras promocionales obsequiadas por el gobierno capitalino con la leyenda 007CDMX. Ayer sí hubo.
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James Bond ha secuestrado el zócalo capitalino, pero nadie se queja, ni siquiera las grandes tiendas departamentales que pegaron cartulinas visibles por todos lados para orientar a sus clientes.
Incluso las hijas de la primera dama Angélica Rivera, Sofía y Regina Castro, se dieron cita ayer en el set de Spectre, cuyo rodaje se ha convertido en un divertimiento gratuito para los capitalinos y una buena publicidad para el Gobierno del Distrito Federal.
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El exgobernador de Veracruz, Miguel Alemán Velasco, también visitó el rodaje en compañía de su esposa Christiane Magnani, y su hijo, Miguel Alemán Magnani, dueño de Grupo Alemán, una de las empresas privadas que han colaborado con la producción de Spectre.
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De esta forma es como la filmación de la nueva cinta del 007 se ha convertido en un divertimiento gratuito para los capitalinos y una buena publicidad para el Gobierno del Distrito Federal.
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