Motivar a los pequeños con la lectura es más eficaz si quien los lleva de la mano es un personaje admirable. Un astronauta, por ejemplo.
Cuando era niño, José Hernández soñaba con viajar al espacio, lo cual consiguió gracias a su perseverancia, una cualidad que su padre le inculcó a pesar de que aparentemente tenía todo en contra, al nacer en el seno de una familia de campesinos inmigrantes en Estados Unidos.
El ingeniero de origen mexicano decidió que quería ser astronauta cuando vio por televisión la última misión del Apolo. Por algún tiempo se guardó ese sueño, que incluso a él le parecía inalcanzable.
Sin embargo, luego de graduarse, solicitó durante 11 años entrar a la NASA y, finalmente, en 2009, su decimosegundo intento rindió fruto. Se convirtió en el ingeniero de vuelo en la misión STS-128 del transbordador Discovery, que se llevó a cabo del 28 de agosto al 11 de septiembre de ese año.
Autor: José Hernández
Editorial: Editorial Patria
Precio: 147 pesos
Su historia quedó plasmada en el libro Cosechador de estrellas, una autobiografía que el director mexicano Alfonso Arau llevará al cine y de la cual José Hernández presentó recientemente una versión para niños, bajo el título El niño que tocó las estrellas.
"La razón por la que quise ser astronauta era muy egoísta: quería llegar al espacio. Pero después de ser seleccionado noté que hubo una respuesta muy grande, en Estados Unidos, con la comunidad latina y en México, y eso me inspiró a escribir el libro", cuenta.
Publicada por Editorial Patria, con ilustraciones de Mónica Rojas, la obra brinda a los pequeños, dice su autor, "la licencia para soñar en grande y la herramienta para convertirlos en realidad".
"Siempre se me acercaba gente a pedirme que escribiera algo para motivar a sus hijos, por eso hice la versión para niños, es una forma de dejar mi huella en el planeta: definir un método de cómo llegar a convertir sus sueños realidad y que si yo lo logré, ellos también pueden", afirma.
Ese método se lo enseñó su padre, cuando le contó el mayor anhelo de su vida. "Yo tenía 10 años. Creo que él vio mi determinación y me empoderó, me dio una receta de cinco ingredientes, que incluyo en el libro: define tu meta, reconoce qué tan lejos estás de ella, crea algún plan o mapa que te va a ayudar a llegar y échale ganas. Yo agregué un sexto, que es la perseverancia", comparte.
Para viajar al espacio José se convirtió en ingeniero, piloto y buzo. Tuvo que sobresalir en la competencia, lo cual logró gracias a su experiencia profesional, pues fue a trabajar a Rusia.
"Acepté no porque quisiera ir a trabajar a Siberia en pleno invierno, sino porque había escuchado en las noticias de que Rusia y Estados Unidos iban a construir lo que ahora es la Estación Espacial Internacional", recuerda. Con todos esos antecedentes todavía pasó por un filtro de 100 finalistas y logró ingresar, asegura, por esa perseverancia, acompañada de preparación y estudio.