Dicen que cuando se toca fondo, lo único que queda es subir. Los Lakers de Los Ángeles parecen acercarse a esa posición, pues su debacle continúa y su única estrella, Kobe Bryant, mermado por las lesiones y el trajín de sus 18 años en la NBA, ya no tiene energía ni efectividad para mantenerlo a flote.
En la actual temporada, los californianos ocupan el último lugar de la División del Pacífico y son uno de los cuatro peores conjuntos de la Conferencia Oeste.
Bryant fue un genio del basquetbol y en sus mejores momentos maravilló a todos, pero al apagarse su luz, a los aficionados no les queda otra que remontarse a esas temporadas en que su equipo era poderoso y casi invencible.
Los recuerdos llevan a la época dorada de los años 80, cuando un espigado centro de 2.18 metros dominaba la pintura con un imbatible tiro de gancho que nadie ha podido siquiera imitar hasta ahora. Se trataba de la era de Kareem Abdul-Jabbar.
Pero esta legendaria figura que hizo historia al permanecer en las duelas por 20 temporadas no fue sólo uno de los mejores jugadores en la historia de la NBA, sino que se ganó el cariño y admiración de las multitudes por su activismo en pro de los derechos civiles y su protesta permanente contra el racismo.
Era el 4 de junio de 1967, una tarde de domingo, cuando Estados Unidos recibía por primera ocasión la más dura crítica a la guerra que había declarado a Vietnam y, al mismo tiempo, cuando el deporte se unió de manera formal para apoyar la defensa de la raza negra en una sociedad discriminatoria y polarizada.
Muchos eran los que no estaban de acuerdo con la invasión estadounidense a la nación asiática, pero el mundo deportivo y el pueblo en general convulsionó cuando una de sus máximas figuras, Muhammad Alí, se negó a formar parte del ejército para pelear contra los vietnamitas.
Para entonces, el recientemente retirado Jim Brown, campeón del Super Bowl con Cafés de Cleveland en 1964, había fundado la organización Negro Industrial Economic para impulsar el desarrollo de los afroamericanos en la sociedad y economía nacionales.
De inmediato brindó su apoyo a Alí y en sólo unas semanas varios deportistas profesionales y amateurs, entre quienes destacaba el centro estelar de Celtics de Boston, Bill Russell, se unieron a ellos para formar la Black Economic Union, que se convirtió en uno de los organismos más activos en sus protestas contra la guerra y la discriminación.
El más joven de este grupo fue Ferdinand Lewis Alcindor Jr., un basquetbolista de 20 años de la UCLA admirador de Alí, quien había cimbrado las canchas y de quien se esperaba con ansia su llegada a la NBA.
Conocido en aquel momento como Lou Alcindor, se convirtió en el activista más rudo de las duelas de la NCAA y, en 1968, su protesta contra el racismo llegó hasta los Juegos Olímpicos de México, al negarse a formar parte de la Selección estadounidense.
Un año más tarde, justo cuando Russell se retiraba, Alcindor fue reclutado por los Bucks de Milwaukee. Fue nombrado Novato del Año y en 1971, un día después de ganar su primer anillo de campeonato, adquirió la religión musulmana y cambió su nombre a Kareem Abdul-Jabbar, que en árabe significa "noble sirviente del Poderoso" (en alusión a Dios).
Su historia de éxitos en los Lakers inició en 1975 y formó parte del equipo que se adjudicó cinco campeonatos entre 1980 y 1988, siempre acompañado por sus actividades en pro de la raza negra, lo cual incluye ocho libros y un audio libro.
Pero es hoy, más que nunca, que el basquetbol de Los Ángeles extraña a un personaje de las dimensiones de este histórico gigante.