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Nueva cuna de la alta relojería

Grandes firmas se han trasladado de Suiza a Alemania para fabricar sus modelos de lujo. Glashütte, una ciudad de 7 mil habitantes, es sede de la mayor concentración de relojeros de nivel mundial fuera de Suiza.

Glashütte, una ciudad de Alemania oriental, no parece gran cosa: sólo un puñado de calles que corren a lo largo de un estrecho valle a partir de la solitaria plataforma de una estación de ferrocarril, donde los trenes parten una vez por hora para realizar el viaje de 45 minutos a Dresden.

Pero si profundizamos un poco más, descubrimos que la ciudad de 7 mil habitantes es sede de la mayor concentración de relojeros de nivel mundial fuera de Suiza, con un negocio que sigue creciendo mientras los fabricantes suizos se repliegan.

Glashütte produjo más de 32 mil relojes el año pasado, con un valor total de al menos 500 millones de euros, según estimaciones de analistas. Estos no son relojes Swatch: los 10 fabricantes del pueblo tienden al lujo, y el más caro de los productores locales, A. Lange & Soehne, ha construido una reputación que rivaliza con la de gigantes como Patek Philippe y Audemars Piguet. Algunos de sus relojes superan los 1.9 millones de euros (2.1 mdd), y su precio promedio es aproximadamente de 50 mil euros.

"A nuestros clientes les gusta que no todo el mundo sepa qué tienen en la muñeca", dice Wilhelm Schmid, máximo responsable ejecutivo de A. Lange & Soehne. "Somos un secreto bien guardado, casi como el lujo disimulado".

DEUDA CON SUIZA
Glashütte
le debe mucho de su prosperidad a los suizos. Lange ha enviado empleados a la ciudad suiza de Schaffhausen, hogar de la marca hermana IWC, para su capacitación. Y algunos fabricantes de Glashütte importan componentes como manecillas y cuadrantes de proveedores suizos. En el 2000, Richemont compró Lange, y Swatch Group adquirió Glashütte Original y Union Glashütte.

El éxito de la ciudad alemana resulta más notable todavía porque el sector local casi pereció más de una vez. Lange fue el primer fabricante de relojes del pueblo, fue fundada en 1845 por Ferdinand Adolf Lange, un nativo de Dresden que estudió el oficio en Suiza y París. Se lo enseñó a jóvenes de la localidad para que produjeran relojes de bolsillo, y conforme ellos ganaban experiencia algunos se abrieron por su cuenta. A comienzos del siglo pasado, Glashütte contaba con 20 compañías que fabricaban relojes, cronómetros marinos y relojes de pie.

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