En 1966 se publicó la patente de la primera prótesis mamaria humana implantable quirúrgicamente. Su inventor, Thomas D. Cronin, la registró asignando los derechos de producción a la corporación Dow Corning.
• Cronin, junto a su colega, el también cirujano plástico Frank Gerow, había creado los primeros implantes contemporáneos de silicón en 1961, mismos que probaron en 1962 en la paciente Timmie Jean Lindsey, quien se ofreció como voluntaria. La operación fue un éxito y ella manifestó que el aumento de senos había incrementado su autoestima.
• Los implantes propuestos por Cronin y Gerow se componían de una cubierta porosa de caucho de silicón rellena de gel del mismo material, que se obtenía —a grandes rasgos— calentando el silicón —átomos de silicio y oxígeno— a unos 150º C durante cuatro horas, hasta conseguir la consistencia líquida. De esta forma, la prótesis en forma de lágrima resultaba flexible y similar al pecho femenino.
• Desde entonces, la tecnología en fabricación de implantes de silicón se ha ido perfeccionando, a fin de obtener un gel cohesivo que permite que el seno se vea y se sienta más natural y exista un menor riesgo de ruptura.
• El precio de unos implantes de silicón de buena calidad es de un promedio de 10 mil pesos el par. Es variable dependiendo del tamaño y la forma —no incluye el costo del proceso quirúrgico.
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