Algarabía

¿Qué tienen en común Cleopatra, Oscar Wilde y Jorge Negrete?

Te compartimos cómo y por qué estos siete personajes de la historia son considerados íconos del estilo.

Hay personajes que dejaron huella no solo por hacerse un lugar en la historia de la humanidad, sino porque también supieron crearse una imagen inolvidable. Aquí mostramos algunos detalles que conformaban su carismática personalidad, así como parte de sus secretos de belleza.

Reina Cleopatra VII (Egipto, 69 a.C.-30 a.C.)

Personaje: Una reina de carácter fuerte y mucho carisma; audaz, ambiciosa, con un enorme apetito sexual —sobre todo hacia los militares, como los generales Marco Antonio y Julio César—. Se dice que no era tan bella como lo registra la historia oficial —incluso se habla de una nariz prominente en exceso—, pero a una soberana lujuriosa, dominante y poderosa, ¿quién se le puede resistir?

Su secreto: Además de los baños con leche de burra —o de cabra, según las fuentes—, se dice que Cleopatra tenía un «recurso secreto» para mantener un cutis suave y libre de impurezas: el semen que le proporcionaba un esclavo y que se untaba todas las noches mezclado con aceites.

Estilo: En este óleo del artista Jean-Léon Gérôme (1866) se recrea el instante en el que la atrevida Cleopatra se presenta de improviso ante un sorprendido Julio César. La reina luce «vestida para matar», con un elaborado peinado, un opulento collar pectoral —muy característico en la época—, brazaletes y cintas de oro macizo —que dan realce a su torso desnudo—, un faldellín de finísimo lino y sandalias.


Diana de Poitiers (Francia, 1499-1566)

Personaje: Esta bella mujer fue la amante oficial del rey Enrique II de Francia durante más de 20 años, en los cuales ejerció tal influencia que muchas decisiones de Estado fueron tomadas por ella. Poitiers era 19 años mayor que Enrique y cuentan las crónicas que él se enamoró de ella desde que a los 7 años le dio un «maternal» abrazo.

Su secreto: De entre todos los potingues que se administraba la amante real para mantener su lozanía a pesar del paso de los años, destaca una secreta poción antiedad que, se rumora, estaba complementada con oro en polvo.

Estilo: Poitiers fue retratada muchas veces como la diosa Diana cazadora, pues se sentía identificada con ella debido a su nombre y carácter. En esta obra —de un maestro de la escuela de Fountainbleu (ca. 1550)— esta cortesana del siglo XVI tenía unos 50 años y lucía una diadema de media luna adornando su rubia cabellera, un lujoso carcaj —funda para guardar las flechas—, capa a juego y un finísimo paño para cubrir sus partes pudendas. Se dice que le gustaba posar desnuda.

Luis XIV de Francia (Francia, 1638-1715)

Personaje: Con el sobrenombre de «el rey Sol», este monarca gobernó durante 72 años. Encantador, voluble y de arrolladora personalidad, estableció su residencia en el Palacio de Versalles, donde instauró un estricto protocolo y se rodeó de una opulencia digna de un semidios.

Su secreto: Este gobernante tenía mucho dinero y poder, lo que ya basta para ser atractivo. Pero procuró siempre verse a la moda y vestir las prendas más exclusivas para que a nadie le quedara duda que se trataba del rey. Enormes pelucas y ser un notable bailarín formaron parte de su encanto.

Estilo: Hyacinthe Rigaud fue comisionado para pintar este retrato del rey en 1701. El monarca posó en traje de coronación, con una peluca rizada de pelo natural; capa de terciopelo y armiño con regias aplicaciones de flor de lis, cetro de oro, gran espada, impoluta combinación de medias y calzones, así como elegantes zapatillas de tacón carmesí. Aquí todo lo que brilla es oro.

Madame de Pompadour (Francia, 1721-1764)

Personaje: Una mujer de belleza sin igual y poseedora de muchos talentos que la llevaron a ser la cortesana oficial y amiga íntima del rey Luis XV de Francia, a pesar de ser plebeya. Sedienta de poder y admiración, Jeanne-Antoinette, marquesa de Pompadour, se aprendió de memoria todo el protocolo que se exigía en la Corte de Francia —que no era poco—; fue mecenas de diversos artistas e intelectuales y una excelente actriz.

Su secreto: La buena comida, aderezada con una sugestiva conversación. Su platillo favorito era la sopa de trufas; su bebida predilecta, el champán; el chocolate, el postre de su devoción.

Estilo: Los vestidos de brocado barrocos adornados con profusión de lazos y encajes. El uso de corsé y las zapatillas de raso son el complemento ideal de este modelo —con el cual posó para el artista François Boucher en 1756— elaborado en el color preferido de la marquesa: el rosa de Sévres, que en su honor fue rebautizado como «rosa Pompadour».

Emperatriz Isabel de Austria (Suiza, 1837-1898)

Personaje: El emperador Francisco José se enamoró de ella a primera vista. La emperatriz Sissi —así le decían de cariño— era un espíritu libre y no le gustaba estar en su palacio de Austria, por lo que pasó su vida recorriendo Europa. Son bien conocidas su adicción por el ejercicio y su anorexia.

Su secreto: Para mantener su cintura de menos de 50 centímetros, Sissi se sometía a una rutina diaria de ejercicios que incluía ocho horas de cardio y dos más de sentadillas y abdominales. Comer tres hojas de lechuga al día era «un exceso» para ella.

Estilo: El pintor Franz Xaver Winterhalter (1865) retrató a Sissi con un traje de gala del célebre modisto Worth. Observe el tocado de flores y la caída de la falda, adornada con estrellas de diamante; el corte de hombros descubiertos muestra la nívea espalda de la emperatriz. Los accesorios son discretos y elegantes: collar de diamantes, abanico y una etérea chalina.

Oscar Wilde (Reino Unido, 1854-1900)

Personaje: Autor de brillantes ensayos, cartas, poesías, obras de teatro, novelas y relatos, Wilde fue una de las mentes más preclaras de su generación, pero también se destacó por vestir al último grito de la moda, coleccionar objetos de diseño y tener una casa decorada espléndidamente.

Su secreto: En definitiva, su sentido del humor ácido e irreverente le permitió a este escritor conquistar a muchos jovencitos. No cabe duda de que la inteligencia es el mayor atractivo y la de Wilde: era extrema.

Estilo: En esta fotografía de Napoleon Sarony —tomada en 1882—, Wilde desplegaba nostalgia durante la promoción de su primer libro —Poemas (1881) — en los EE. UU. Se le puede ver reclinado delicadamente sobre una capa de pieles, que deja al descubierto una elegante chaqueta con solapa y puños de cuero acolchado, corbata a la moda, pantalón ceñido, medias y zapatos de charol con moños.

Jorge Negrete (México, 1911-1953)

Personaje: Las mujeres suspiraban por él y los caballeros anhelaban ser como el «Charro cantor» de la Época de Oro del cine mexicano, quien lució con dignidad el viril traje típico mexicano. Fue conocido internacionalmente tanto por su carrera cinematográfica como por su matrimonio con la diva María Félix.

Su secreto: Su porte varonil, una profunda voz de barítono, el bigote finamente recortado y la mirada profunda. Las serenatas que les llevaba a sus damas en las películas lo volvieron un ícono.

Estilo: Negrete posa con bravura en este traje de charro de gala, con sombrero bordado en hilos de plata. El moño de seda está hecho con el nudo tradicional y el saco, bordado detalladamente con herraduras y aves. Todo se complementa con un bigote bien delineado, una mirada entre pícara y retadora, y una sutil, apenas dibujada, sonrisa.

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