“La única constante es el cambio” dijo Heráclito hace dos milenios. Más que una idea, esta reflexión puede pasar como una máxima de vida que aplica para todos los aspectos que nos rodean. Lo vivido durante los últimos años a nivel global cambió la consciencia que tenemos de ciertos valores. A nivel de nuestros hábitos de consumo se puede traducir en una nueva interpretación del concepto de lujo y de lo que es valioso para nosotros.
El “nuevo lujo” viene fraguando desde hace años. Hoy se traduce en nuestro gusto por vivir experiencias, por lo que valoramos a nivel de percepción y también en nuestra búsqueda de elementos por encima de la suntuosidad inherente a un nombre. Es un todo que implica lo sensorial y también lo racional.
La industria automotriz no ha permanecido ajena a esto. Es más, se encuentra en el epicentro de esta nueva interpretación. Lo vemos con marcas que ofrecen hoy productos diferenciados y llenos de guiños que apelan a esta idea del buen vivir en detalles tan básicos como el tacto de una superficie o la capacidad de aislarnos de un entorno caótico.
Si vamos al origen mismo de lo que es “premium”, el lujo podría interpretarse como vanguardia, tecnología y facilidad de uso, comodidad y flexibilidad… libertad. Algunas marcas han interpretado esto de diferentes maneras, y es por ello que hoy el consumidor tiene el poder de elegir opciones que cumplan con algunos de sus caprichos, sin tener que desembolsar cifras difíciles de alcanzar.
Un caso que se ha puesto de lleno en esta conversación es la recién llegada Chirey. China de origen, que si algo ha dejado en claro es que se puede dar más al cliente, prácticamente en cualquier sentido, con un precio competitivo. Tomemos como punto de partida al Chirey Tiggo 8 Pro.
Este atractivo modelo se desenvuelve en uno de los segmentos más candente de la industria, el de los SUV, pero su planteamiento tiene elementos clave que lo diferencian y que comienza a ser tema de conversación entre periodistas especializados, clientes y apasionados de los autos.
La propuesta más interesante viene de los acabados y materiales. La ejecución del ensamble y también la selección de superficies, permiten sentirnos en un auto de categoría superior. Así mismo nos encontramos una insonorización muy buena, que nos aísla del exterior al grado suficiente para cambiar nuestro ánimo.
El equipamiento es muy vasto en temas de seguridad y también en cuanto a amenidades para el conductor y acompañantes. La calidad general se percibe superior a su segmento en el tacto, la vista e incluso en el gusto, cuando de manejar se trata.
Las mecánicas turbocargadas dan ese toque especiado que convierte un traslado habitual en un trayecto lleno de sensaciones, como un platillo que gracias a los condimentos pasa de un simple desayuno eficiente a una experiencia culinaria por la mañana. Hay un carácter orientado claramente hacia la eficiencia, al desempeño y una calidad de marcha suave y llena de comodidad. Esta es la definición correcta de un producto premium.
La clave radica en hacer uso de nuestros recursos para lograr el mejor resultado posible. Nuestro lado racional puede quedar tranquilo cuando el costo beneficio es más elevado que la media, y sin embargo el corazón tendrá la dosis suficiente de sonrisas para que el nuevo lujo pase de un concepto a una realidad en el día a día.