México tiene poco menos de dos mil 500 municipios contando las alcaldías de la capital del país; de este total, 50 entidades generan 2 de cada 3 pesos de la producción manufacturera nacional, es decir, la mayor parte de la transformación industrial del país se concentra en el 2 por ciento del tercer nivel del federalismo.
En el Top 50 se encuentran municipios emblemáticos como Hermosillo, Puebla, Monterrey, entre otros con marca reconocida nacionalmente, en los que también están incluidos una decena de localidades del Bajío.
Los municipios del Bajío que pertenecen al club de los más industrializados aportan 11 por ciento de la producción manufacturera nacional. Destacan San Luis Potosí, Querétaro, León, Silao y Salamanca; junto con entidades vecinas como Irapuato y Celaya en Guanajuato; y El Marqués y San Juan del Río en la entidad queretana.
Todos ellos comparten algo en común, en la coyuntura política actual: son gobernados por el Partido Acción Nacional (PAN) o la coalición que encabeza dichas institución política; no ocurre de esta manera en muchas alcaldías industrializadas de otras latitudes de México.
Salvo por el municipio de Salamanca, que a partir de octubre será administrado por una alcaldesa bajo el estandarte de Morena, el resto serán gobernados bajo los principios políticos del PAN. Incluso en la capital potosina la coalición PAN-MC se adjudicó el triunfo en la reciente elección, lo cual pinta de azul a un enclave industrial importante de la región.
Si bien no es sorpresa, ya que el PAN dominó la geografía política de la región en el trienio que está por terminar, con excepción de San Luis Potosí y El Marqués que estuvieron gobernados por el PRD y el PRI respectivamente; es importante mencionar esta característica regional por dos elementos destacados.
A diferencia de otros municipios industrializados, como por ejemplo Toluca, Estado de México; o Hermosillo, Sonora; que cambiaron la estafeta política hacia Morena, en el Bajío la oleada de este último se detuvo, elemento que resulta interesante para el análisis político nacional.
El segundo factor a subrayar tiene que ver con los principios económicos que emanan de los partidos, los cuales moldean la forma y los incentivos de hacer negocios entre privados.
Por ejemplo, de las autoridades municipales se presentan iniciativas a las legislaturas de los estados para promover el desarrollo y participación público-privada; se autorizan concesiones, licencias y permisos; se faculta para asociarse con otros municipios con el fin de formular planes y programas específicos que impulsen el desarrollo urbano o atiendan una problemática regional; etcétera.
Para el aparato industrial del Bajío y su protagonismo nacional, gobiernos vecinos emanados de principios económicos similares -aunque no es condición necesaria- puede ser una ventaja para un desarrollo regional. Así, como empresario o potencial inversionista es importante tomar en cuenta la realidad política-económica de esta zona de México.
*Director general de Forecastim SC y editor de la revista Triángulo Industrial Bajío.
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