Valentín Díez Morodo fue uno de los artífices de la mayor venta de una empresa mexicana a una extranjera: la de Grupo Modelo a AB InBev, por 20 mil 100 millones de dólares, en el 2013, y ahora forma parte del consejo que negoció lo que será la tercera adquisición más grande de todos los tiempos: la de SAB Miller por parte de ABI, operación que podría significar más de 110 mil millones de dólares.
Este empresario mexicano, descendiente de españoles, es el consejero por excelencia de la clase empresarial del país. Su nombre figura en más de 30 consejos de administración de grandes corporativos, instituciones y museos. Pese a que es políticamente correcto, pues también juega el rol de cabildero, es común verlo hacer bromas con sus conocidos y hablar sin tapujos sobre cómo logró que "en México y 180 países la cerveza fuera Corona".
Un día, en la presentación de un libro en la Universidad Iberoamericana –su alma máter–, contó la historia de la publicitada imagen en la que aparece una rodaja de limón en la boquilla de la cerveza Corona: "La idea se les ocurrió a dos estudiantes de Austin y San Diego y luego les plagiamos esa fórmula que tan buen resultado nos dio, pues fue el medio de introducción en prácticamente todos los mercados del mundo".
Valentín Díez Morodo y María Asunción Aramburuzabala, principales herederos de Grupo Modelo (y posteriores forjadores de su crecimiento), hicieron el negocio de su vida con la venta de la compañía cervecera. Sin embargo, era una decisión inexorable ante la consolidación del sector a escala global y la jugosa oferta de la familia Leman –accionistas principales de AB InBev– la cual no pudieron rechazar.
No obstante, su segundo gran negocio lo hicieron al firmar un acuerdo para quedarse con 23.1 millones de acciones de AB InBev, equivalentes a mil 500 millones de dólares –inversión que se materializó el 5 de junio del 2013–, y ocupar dos asientos en el Consejo de Administración del gigante cervecero. Desde entonces a la fecha, los títulos de AB InBev se han apreciado casi 70 por ciento, es decir que han obtenido una ganancia de más de mil millones de dólares en casi dos años y medio.
A diferencia de Mariasun, quien opera un negocio inmobiliario (Abilia) y otro tecnológico (KIO Networks), Diez Morodo se ha dedicado a invertir sus miles de millones en empresas mexicanas y extranjeras, a administrar sus hobbies (es el dueño del Club de Futbol Toluca) y, sobre todo, a aconsejar a los ultraricos, lo que también ha resultado en un gran negocio, aunque más difícil de cuantificar. Quizá esa sea la razón por la que este influyente hombre de negocios no aparece aún en las listas de Forbes.
Pero eso no le quita el sueño a este empresario de 75 años, quien permanecerá en el Consejo de Administración de AB InBev al menos hasta el 2017, pues actualmente tiene asientos o ha sido consejero de los mayores corporativos con presencia en México, principalmente los de capital español o los que buscan internacionalizarse.
Por ejemplo, Díez Morodo ha sido pieza clave en la expansión de las españolas Telefónica, el segundo mayor operador celular de México; ZARA, el retailer de ropa más extenso del país, propiedad del multimillonario Amancio Ortega; y OHL México, la constructora más prominente de la última década, caída en desgracia este año por presunta corrupción, fraudes y malos manejos al interior de la empresa.
El 15 de octubre pasado, Díez Morodo, también presidente del Consejo Empresarial Mexicano de Comercio Exterior, renunció al consejo de OHL México.
Otras empresas que se han hecho de sus servicios como consejero son el Grupo Financiero Banamex, donde ha permanecido por más de 28 años y cuya venta a Citigroup, en el 2001 por 12 mil 500 millones de dólares, fue la mayor cantidad pagada por una extranjera para quedarse con una firma mexicana, ahora sólo superada por la venta de Modelo.
En Kimberly-Clark México, Díez Morodo lleva 32 años como consejero, al lado de Claudio X. González, quizá el mayor cabildero político y líder visible de la iniciativa privada mexicana.
Díez Morodo también figura en el consejo de la petroquímica Mexichem, del multimillonario Antonio del Valle, que se ha convertido en la empresa mexicana más internacional, con operaciones en Europa, Asia, Estados Unidos y América Latina. Otra firma es Aeroméxico, que está en negociaciones con la estadounidense Delta, para venderle hasta 49 por ciento de sus acciones.
Así es como Valentín Díez Morodo se ha ganado su reputación: aconsejando a los ultrarricos; asesorando operaciones multimillonarias y estando siempre cerca del poder.
POSDATA
Además de socio, Díez Morodo es amigo de los principales empresarios de México. Imperdibles suelen ser las cenas convocadas por él: acude lo más granado del 1 por ciento de los mexicanos que controlan 49 por ciento de la riqueza del país.
Escríbeme a mmaldonado@elfinanciero.com.mx y a @MarioMal
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