A pesar de que el precio de las criptomonedas se ha disparado, siempre ha existido la pregunta de para qué se pueden usar realmente. Uno de los mejores ejemplos son las remesas, las transferencias transfronterizas de dinero que durante mucho tiempo han estado dominadas por empresas como Western Union Co. y MoneyGram International Inc. Intuitivamente, una tecnología que permite que una persona envíe dinero a otra sin intermediarios podría hacer que las remesas sean rápidas y baratas.
Pero todavía hay enormes barreras, desde la gran volatilidad de muchas criptomonedas hasta la complejidad de comprarlas en un país y luego convertirlas de nuevo en efectivo tradicional en otro. Bitso, una plataforma digital de intercambio de criptos con sede en la Ciudad de México, asegura que está reduciendo esos obstáculos. Estima que está ayudando a los remesadores a mover alrededor del 2.5 por ciento de los más de 40 mil millones de dólares en remesas que fluyen a través de la frontera de Estados Unidos a México anualmente.
Bitso no ofrece transferencias de dinero directamente en su aplicación de intercambio, que tiene más de 2 millones de usuarios en América Latina. Pero ha estado trabajando entre bastidores para los servicios de transferencia de dinero, que pueden usar la API de Bitso, una tecnología que comparte datos entre aplicaciones o servicios. Una de esas empresas es bridge21, un servicio estadounidense que dice que ha estado usando criptomonedas para las remesas con destino a México desde 2016. “Dependiendo de la criptomoneda que uses, transferir el dinero puede tomar minutos o incluso segundos en vez de días”, dice Will Madden, director ejecutivo de bridge21. Estas empresas pueden recibir dólares en EU y luego convertirlos en criptomonedas, que luego se pueden cambiar por pesos para pagarse en México. Los clientes de Bitso para remesas pueden usar diferentes tokens, pero una opción es cambiar sus divisas por la moneda estable USDC, una criptomoneda que está vinculada al dólar estadounidense, lo que significa que, supuestamente, su precio se mantendrá en un dólar en todo momento. En una buena parte de estas transacciones, los usuarios ni siquiera saben que su dinero se convierte en una moneda digital en el camino, dice el cofundador y CEO de Bitso, Daniel Vogel.
En otras palabras, Bitso aún no ha eliminado todas las capas de intermediarios, aunque dice que puede hacer las cosas más eficientes. “El 70 por ciento de todos los envíos de remesas son de efectivo a efectivo”, explica Santiago Alvarado, director de negocios de Bitso. “A menos que la primera milla y la última milla comiencen con un monedero digital o una cuenta bancaria digital, aún debes tener ese socio que pueda recibir efectivo y permita el retiro en efectivo en el destino. Todo lo demás se puede hacer dentro de Bitso”.
Las remesas siguen siendo una gigantesca fuente de ingresos para la economía mexicana en su conjunto, representando casi el 4 por ciento de su producto interno bruto. Se estima que el 95 por ciento proviene de migrantes en Estados Unidos, quienes durante mucho tiempo han dependido de servicios de remesas relativamente costosos. Según datos del Banco Mundial, el costo promedio de enviar 200 dólares desde Estados Unidos a México en el primer trimestre de 2021 fue de 7 dólares 29 centavos, o 3.65 por ciento del monto enviado.
Douglas King, experto en riesgos de pagos del Banco de la Reserva Federal de Atlanta, dice que las criptomonedas pueden aportar una competencia necesaria a la industria. “Existe el potencial de que se dé una presión constante para reducir los costos”, dice. El negocio de las transferencias es costoso porque implica tener agentes en ambos lados de la frontera, además de los costos cambiarios, las relaciones bancarias y garantizar un fácil acceso al dinero en múltiples divisas y países. Las comisiones pueden acumularse a lo largo de la transacción. Bitso afirma que puede reducir uno de los costos más grandes, el cambio de divisas, hasta unas pocas décimas de un punto porcentual, en comparación con cerca del 2 por ciento en algunos proveedores.
Bitso no es la primera empresa que intenta enviar remesas a través de criptomonedas, un jugador de peso ya lo intentó. MoneyGram, uno de los principales servicios de transferencia de dinero de Estados Unidos, trabajó con Ripple Labs Inc. en 2019 para probar un enfoque parecido. Envió algunas transacciones de divisas a través de la red de Ripple, utilizando un token llamado XRP como puente entre las monedas tradicionales.
“La tecnología funciona, pero era un producto incipiente y le faltaba un largo camino por recorrer”, apunta el director ejecutivo de MoneyGram Alex Holmes. Sin embargo Ripple se encontró con un problema regulatorio que, de acuerdo con Holmes, obligó a MoneyGram a dejar de usarlo. La Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos alegó que el token XRP era esencialmente un valor no registrado que Ripple vendía para generar dinero para la empresa. Ripple ha negado que XRP sea un valor y está combatiendo la demanda de la Comisión.
MoneyGram emprendió otra colaboración criptográfica, esta vez con la organización Stellar Development Foundation, con el objetivo de permitir a sus consumidores usar divisas locales para comprar monedas estables USDC o intercambiar esos tokens por efectivo. Stellar, que mantiene una red de pagos de código abierto, también trabajó con Bitso para integrar el stablecoin USDC en su plataforma.
Pero la experiencia de MoneyGram con Ripple pone de manifiesto un desafío para las remesas por medio de criptomonedas: las regulaciones en torno a las criptomonedas aún se están escribiendo. El primero de noviembre, un grupo de reguladores federales en Estados Unidos, incluido el Departamento del Tesoro y la Reserva Federal, emitió un informe en el que pide reglas más estrictas para las monedas estables o stablecoins, que actualmente están valoradas en alrededor de 130 mil millones de dólares. Debido a que dichas monedas generalmente están diseñadas para estar respaldadas por monedas convencionales y activos mantenidos en reserva, los reguladores instaron al Congreso a legislar para regularlas como bancos a fin de disminuir los riesgos de retiros de pánico como los que se dan en las corridas bancarias.
“Las regulaciones han quedado obsoletas, y es un punto ciego total”, advierte John Court, responsable de asuntos regulatorios en el Bank Policy Institute, una asociación que representa a los principales bancos estadounidenses. Para Court, las empresas que utilizan criptomonedas en las remesas deberían “estar definitivamente preocupadas” de que las autoridades comiencen a vigilarlas y supervisarlas.
En México, la criptografía es vista con escepticismo por las autoridades. Banxico ha dicho en repetidas ocasiones que las criptomonedas no son moneda de curso legal y que las instituciones financieras no pueden permitir que los usuarios compren y vendan bienes utilizando criptomonedas.
Pero las empresas pueden utilizar la tecnología internamente y permitir el acceso al trading de criptoactivos. “México todavía no tiene una regulación sólida en términos de criptomonedas, todavía hay un vacío legal”, sostiene Mario Di Costanzo, extitular de la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros. “Tampoco podemos descartar problemas graves de lavado de dinero y fraudes.
Los consumidores están vulnerables porque si alguna vez hay un problema con una transacción, no está del todo claro quién podría ayudarlos y no veo que la regulación cambie a corto plazo”, añade. Bitso, que en México opera bajo una autorización de institución de tecnología financiera, dice que también cumple con las normas que regulan a las empresas con las que trabaja en Estados Unidos.
Por su parte, la CNBV dijo a Bloomberg Businessweek que, en conjunto con Banco de México, emitió un comunicado en junio que “establece que las instituciones financieras no están autorizadas para realizar y ofrecer al público operaciones con activos virtuales e indica que solo las Instituciones de Crédito y las Instituciones de Tecnología Financiera podrán utilizar estos activos en algunas operaciones internas, sujeto a la autorización indicada en la regulación emitida por el Banco de México.
La citada regulación no contempla a los Transmisores de Dinero, como sería el caso de las empresas remesadoras”.
Además, el organismo advirtió que los modelos de negocio basados en exchanges o plataformas de negociación de criptomonedas están fuera de toda regulación.
“Es importante destacar que se tratan de servicios financieros no regulados por alguna autoridad financiera, por lo que ni la infraestructura tecnológica, procesos operativos, políticas o comisiones son autorizadas y supervisadas por las autoridades. Por ello, es importante que los clientes se informen y evalúen apropiadamente los términos y condiciones de los servicios que ofrecen este tipo de empresas de tecnología financiera o plataformas digitales que se encuentran fuera del perímetro regulatorio”.
El hecho de que las remesas crucen fronteras internacionales significa que un amplio abanico de agencias gubernamentales podrían involucrarse. “Habrá un gran rechazo por parte de los reguladores sobre el uso de criptomonedas” para las remesas regulares, apunta Ahmed Ismail, cofundador de Havyn Global, una plataforma en línea para monedas digitales con sede en Dubái. Él cree que siempre habrá problemas de cumplimiento regulatorio, particularmente en países que se consideran de mayor riesgo en cuanto al lavado de dinero. “Pero veo un cambio en muchas empresas en el sentido de que quieren aprender más sobre las criptomonedas y, naturalmente, veremos más soluciones basadas en ellas”.
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