Hasta 2020 no existía una sola empresa tecnológica mexicana que valiera más de mil millones de dólares. Solamente durante 2021 emergieron seis: Kavak, Bitso, Clip, Konfío, Incode y Clara. Coches, criptomonedas, pagos, préstamos, seguridad y administración.
Esos surgimientos no pudieron darse sin la combinación del talento de los fundadores y la abundancia de dólares en el mercado internacional.
Aunque algunos inicialmente recibieron inversión de fondos nacionales como ALLVP, no fue el dinero de millonarios mexicanos el que financió su repentino ascenso, tampoco el de los trabajadores administrados por Afore que aún teniendo recursos y permiso para hacerlo, tardan en involucrarse en lo que hasta este momento es una revolución.
Los líderes de las startups representan una sustitución de enormes dimensiones. Sus compañías suplen a otras empresas que en el pasado dominaban actividades específicas.
Citi ofrece a la venta su negocio de consumo en Citibanamex ante la llegada masiva de propuestas de tecnología financiera o fintech como la del brasileño Nubank, que sin sucursales, avanza en la entrega de tarjetas de crédito en Latinoamérica. Citigroup se repliega hacia la banca mayorista que de cualquier manera le entrega enormes ganancias. Citibanamex podría ser vendido en unos 15 mil millones de dólares, estiman analistas. Nubank, hasta la segunda semana de enero de 2022, valía 37 mil millones.
Fueron 3 mil 400 millones de dólares los invertidos en emprendimientos disruptivos en México durante el año pasado, una cifra sin precedentes de acuerdo con una contabilización efectuada por la aceleradora Endeavor y los inversionistas de Kaszek, fundada por Hernan Kazah y Nicolas Szekasy.
¿Qué puede esperarse? Inversionistas advierten que 2022 podría marcar un nuevo récord de capital de riesgo, pero los más nacionalistas anticipan cierta desventaja: el dinero está llegando de afuera y, por tanto, la propiedad de innovaciones mexicanas se dispersa internacionalmente.
La llegada a México del gigante Softbank, originario de Japón, y su fondo Vision Fund que invirtió entre otras en la plataforma de identidad Incode, de Ricardo Amper, llamó la atención de otros poderosos grupos de inversión globales hacia toda la región.
La consultora neoyorquina CB Insights contabilizó el nacimiento de 86 unicornios en Latinoamérica en 2021, una cifra superior a la de 51 del año previo y a la de 2019, cuando sumaron 31.
Amén de Softbank, Tiger Global Management arribó al país proveniente de Nueva York para apostar, por ejemplo, en Kavak, de Carlos García Ottati. Su aportación contribuyó a la valuación de 8 mil 700 millones de dólares de esa vendedora de coches usados.
Coatue Management, Sequoia Capital y otras, ubicadas en la lista de las 10 más grandes firmas de capital de riesgo en el mundo, ya sembraron en países latinoamericanos. Eso pronostica un incremento en su actividad.
Apostarán a empresas que hagan eficiente el funcionamiento de economías muy rezagadas que prevalecen en este subcontinente, en comparación con las de Asia, Europa y Norteamérica y eso podría permitirles recoger los beneficios provenientes de la disrupción.
Varios emprendimientos nacionales esperan en fila para convertirse en unicornios. Entre los más visibles está la vendedora de despensas Jüsto, de Ricardo Weder, el ex presidente de Cabify.
La compañía cuenta con una excepcional aportación de fondos de inversión de los grupos Femsa y Bimbo, que tímidamente apuestan por la innovación nacional. Pero fuentes del sector advierten que los “family offices” de millonarios mexicanos y las Afore continúan en un modelo de bajo riesgo que si bien les brinda seguridad, alejará sus capitales de las oportunidades de detonar, que sí asumen otros desde Asia y Norteamérica. Eso está por comprobarse durante este año.
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