Tras los despidos masivos al comienzo de la pandemia, las empresas estadounidenses incrementaron sus plantillas a un ritmo acelerado. Hoy están frenando el reclutamiento, retirando las ofertas de trabajo y reduciendo los planes de contratación mientras la Reserva Federal aumenta agresivamente las tasas de interés para contener la inflación.
Esa es una ‘nube’ para la economía, pero es especialmente problemático para las industrias de ‘cuello blanco’, incluidos los servicios empresariales, inmobiliarios, tecnológicos y bancarios, donde la planta laboral está muy por encima de los niveles prepandemia.
Los despidos ya han comenzado: Netflix, la agencia de bienes raíces Re/Max Holdings y la plataforma de redes sociales Snap ya anunciaron recortes de personal.
“Los sectores probablemente más vulnerables son los que contrataron más rápido”, explica William Lee, economista jefe del Milken Institute, señalando en particular a las industrias de ‘cuello blanco’. Las empresas “reclutaron a tantas personas como pudieron porque pensaron que la demanda era muy fuerte”, dice, y calcularon mal cuánto duraría ese auge.
¿Qué es ser un trabajador de ‘cuello blanco’?
El término se atribuye al escritor estadounidense Upton Sinclair en la década de los treinta del siglo pasado. Son aquellos profesionales que realizan actividades en una oficina como coordinación, gestión de proyectos, administración, entre otros. Para desempeñarse en su rubro, requiere de un mínimo de estudios profesionales.
Durante la crisis de la pandemia, los trabajadores con salarios más bajos, sobre todo en industrias del sector servicios como el comercio minorista, los restaurantes y los hoteles, fueron quienes sufrieron la peor parte de los despidos. Es una perspectiva que recuerda más a la recesión de principios de la década de los noventa, cuando los empleados de oficina corrían un mayor riesgo de terminar en las filas del desempleo.
Estados Unidos, desde luego, puede escapar por completo de una recesión. Si bien un indicador gubernamental de la actividad económica mostró que la economía se contrajo en la primera mitad de 2022, otro señaló un crecimiento sostenido. Los empleadores agregaron 315 mil puestos de trabajo en agosto, y las vacantes se han recuperado a niveles casi récord, algo que uno no esperaría de una economía que se está quedando sin ‘gas’.
Sin embargo, alrededor de dos tercios de los empleadores ven venir una recesión, según una encuesta de Principal Financial Group. La tasa de personas que renuncian a su empleo, generalmente una señal de confianza de que pueden encontrar otro, ha alcanzado su nivel más bajo en más de un año. El crecimiento de las nuevas vacantes laborales se ha desacelerado en los últimos seis meses, más marcadamente para el teletrabajo (que suelen ser perfiles de cuello blanco), según el sitio web de ofertas de trabajos Indeed.
En términos más generales, las empresas están reduciendo sus costos de personal proyectados para el próximo año; eliminan ofertas de trabajo en áreas como contabilidad y atención al cliente, y prevén contratar menos personas o espaciar la contratación durante más tiempo, explicó Dave Gilbertson de la agencia de colocación UKG.
“Hay sectores que se dirigen hacia lo que podría ser una recesión”, apunta, “están minimizando los riesgos un poco en la cantidad de contrataciones que van a hacer”.
Muchos empleadores de ‘cuello blanco’ llenaron en exceso los vacíos de personal derivados del COVID-19. Es por eso que la fuerza laboral estadounidense, aunque en conjunto ha vuelto a su tamaño anterior a la pandemia, ahora tiene una composición muy diferente. El ocio y la hostelería, por ejemplo, emplean a alrededor de 1.2 millones de personas menos que en febrero de 2020, en tanto que los puestos de trabajo en servicios profesionales y empresariales están un millón por arriba.
En algunas de esas últimas áreas, los empleadores están cambiando a personal temporal, y esos puestos suelen ser los primeros en desaparecer en una recesión, advierte Stephanie Miller, directora de adquisición y retención de talento en Express Employment Professionals, quien ha notado un aumento en las ofertas laborales con contratos de 30 a 90 días, mientras que las ofertas para empleos permanentes se han estabilizado.
Ahí es donde las empresas tienen espacio para “dejar ir a las personas que no están rindiendo bien, para ahorrar dinero y prepararse para esta recesión”, apunta Miller.
Las nóminas en servicios profesionales y empresariales disminuyeron alrededor de 14 mil dólares de julio a agosto, la primera caída mensual desde 2020, según datos elaborados por ADP Research Institute en colaboración con Stanford Digital Economy Lab. Los números también bajaron en servicios financieros e información.
“Creo que la pregunta es si ha habido sobrecontratación en ciertas industrias”, plantea Michael Gapen, jefe de economía estadounidense en Bank of America Corp. “Y los datos dirían, si ocurrió, probablemente fue en áreas como servicios profesionales y empresariales, más que en los campos de la hostelería y el ocio”.
Gapen reconoce, sin embargo, que no todo está escrito. La economía se ha comportado de formas inesperadas en los últimos años. Después de que las empresas eliminaron millones de puestos durante los cierres por la pandemia, tuvieron problemas para llenarlos con la suficiente rapidez para satisfacer la demanda durante la reapertura. “No sabemos, nunca hemos estado en esta situación antes”.