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El accesorio de Apple que ilógicamente desata la locura

Las gafas de realidad mixta son un pequeño mercado para los estándares de Apple, pero la compañía ya sabe cómo explotar un producto nicho, lo hizo con sus audífonos.

En la imagen, Timothy Donald Cook, más conocido como Tim Cook, gerente general de Apple
En la imagen, Timothy Donald Cook, más conocido como Tim Cook, gerente general de Apple

En algún momento de 2023 Apple Inc. presentará su próxima gran plataforma informática, unos visores que combinan la realidad virtual y la realidad aumentada. Su nombre en clave es N301, aunque los documentos para registro de marca insinúan que su nombre real podría ser Apple Reality Pro. Esos documentos, y los primeros reportes, sugieren que los componentes del dispositivo superarán a las gafas de realidad virtual (RV) fabricadas por Facebook, Sony y HTC. Presumiblemente la versión de Apple se verá mejor, funcionará más rápido y ofrecerá gráficos más inmersivos. También está casi garantizado que será una decepción, al menos al principio.

Apple ha estado trabajando en estos visores por siete años, y el proyecto ahora tiene dos mil empleados, incluida la persona que antes dirigía el desarrollo de RV para la NASA. Sin embargo, el mercado actual de RV sigue siendo minúsculo para los estándares de Apple.

Facebook, que se rebautizó como Meta Platforms Inc. para demostrar su compromiso con el metaverso (otra forma de describir la realidad virtual), concentró casi el 80 por ciento de los visores vendidos el año pasado, según la firma de investigación de mercado IDC. La totalidad de ese negocio representa poco más del 0.5 por ciento de los ingresos totales de Apple, una pequeñez que no refleja un cambio estratégico.

Diez años después del fracaso de Google Glass, Apple tendrá que demostrar que sus gafas son buenas y pueden convertirse en un éxito. En ese contexto, Reality Pro es un objetivo tentador para cualquiera que quiera opinar que la compañía de la manzana ha perdido el rumbo. Sabemos esto porque siempre surgen ese tipo de comentarios cada vez que Tim Cook ha presentado algo desde la muerte de Steve Jobs.

Los críticos suelen invocar al fantasma de Jobs para argumentar que el liderazgo de Cook como director ejecutivo ha consistido en gestionar un declive extremadamente lucrativo. El argumento sostiene que el valor de mercado de Apple se ha multiplicado por siete, a más de 2.5 billones de dólares, desde que Cook asumió el mando, pero el iPhone tiene más de 15 años y no puede proporcionar ese tipo de crecimiento para siempre. Apple le ha dado más peso a esta teoría con cada actualización anual de sus teléfonos, que parecen superficiales y pensadas solo para ganar dinero. Además, el iPhone 14 o la decimocuarta versión de lo que sea comienza a sentirse agotada.

Pero mientras todos bostezan con los nuevos teléfonos, Cook ha creado el accesorio callando la que podría ser la mayor historia de éxito de la industria tecnológica en la última década: los AirPods. La última versión de esos pequeños auriculares, un modelo de 249 dólares, salió a la venta este 23 de septiembre. Y más que cualquier otra cosa que Apple venda, ilustran por qué la compañía ha prosperado tanto con Cook y por qué es poco probable que vea verdaderos desafíos en el corto plazo.


Los AirPods son el mayor éxito en la industria de la tecnología.

Los AirPods son frágiles y parecen el resultado de un horrible accidente con hisopos. Se obstruyen fácilmente con cerumen, se pierden en las alcantarillas o en los cojines de los sofás y, al menos en un par de casos, han sido tragados por error. Además, deben reemplazarse cada pocos años porque sus baterías de iones de litio no pueden quitarse una vez que se degradan por el uso. Aunque Apple ha dicho que las versiones más nuevas usan más materiales reciclados, los AirPods siguen siendo costosos tanto para el medio ambiente como para nuestros bolsillos, sobre todo en comparación con los EarPods con cable que venían gratis con los productos de la compañía durante la mayor parte de las últimas dos décadas. Y, sin embargo, como puede confirmar cualquiera que haya salido a la calle últimamente, la gente los ama.

Apple no revela las ventas de sus auriculares (sus informes trimestrales incluyen a los AirPods con sus relojes, bocinas y otros accesorios), pero los analistas externos dicen que vendió alrededor de 120 millones en 2021. Las estimaciones de IDC y Bloomberg Intelligence sugieren que los AirPods constituyen aproximadamente la mitad de las ventas de lo que Apple llama “Wearables, Home and Accessories, su línea de negocio de más rápido crecimiento. De 2016 a 2021, las ventas en esta categoría aumentaron 245 por ciento, a 38 mil millones de dólares. El banco de inversión Piper Sandler Cos. calcula que tres de cada cuatro adolescentes estadounidenses tienen AirPods. Apple ha establecido así el estándar para los auriculares inalámbricos y ha convertido un accesorio otrora gratuito en una compra obligada de 200 dólares.

Por supuesto, los AirPods no son realmente un producto independiente; son una extensión del proyecto más amplio de Cook: un ecosistema de hardware, software y servicios mutuamente dependientes que hace que los clientes gasten más todo el tiempo. Cuando Apple presentó por primera vez los AirPods hace seis años, la mayoría de los auriculares inalámbricos eran fruto del crowdfunding y tenían fallas. Samsung Electronics Co. había lanzado su propia versión dos meses antes, pero tanto la batería como los controles no eran los ideales. Apple, por el contrario, prometió brujería. Phil Schiller, entonces jefe de marketing de la compañía, dijo en la presentación que los usuarios de los AirPods deberían esperar “una experiencia verdaderamente mágica”.

Quería decir que funcionaban sin configuración. En ese tiempo, otros audífonos inalámbricos requerían presionar un botón durante unos segundos, esperar a que el indicador LED parpadeara en púrpura, lo que indicaba que los auriculares estaban en sincronización, luego abrías la aplicación de configuración en tu teléfono, seleccionabas la señal de bluetooth correcta y, a veces, introducías un PIN. Pero los iPhones reconocían los AirPods de inmediato, y hacían todo eso por ti tan pronto como abrías el estuche de carga cerca de tu teléfono.

Los reseñadores encontraron poco que recomendar sobre los AirPods más allá de su integración vertical. “No creo que estén completamente listos”, dijo al New York Times Lauren Dragan, editora de auriculares de Wirecutter. El primer modelo no era resistente al agua, lo que significaba que no podías hacer ejercicio mientras los usabas porque el sudor los estropeaba, y además los audífonos normales sonaban mejor.

Pero algo más influyó para que los auriculares inalámbricos de Apple fueran más atractivos: Apple le metió el pie a sus propios audífonos con cable. El iPhone 7 fue el primero en eliminar la tradicional entrada para audífonos a favor de una versión propietaria que se conectaba al puerto de carga. Para enchufar los viejos auriculares, necesitabas un adaptador que se acoplaba al teléfono.

Apple busca revolucionar las gafas de realidad mixta como lo hizo con los audífonos

Schiller sugirió que la idea era forzar a los clientes a comprar los AirPods, y también que el equipo de diseño solo estaba pensando en el bien común. “Realmente se reduce a una palabra: valentía”, dijo. “La valentía para avanzar, hacer algo nuevo que nos mejore a todos”. La retórica de Schiller fue blanco instantáneo de burlas, pero él y Cook rieron al último. Sabotear la entrada para los audífonos convencionales y la sencilla configuración de los AirPods resultó suficiente para venderlos a millones de personas, muchas de las cuales compraron más.

Eso me incluye. En los últimos tres años, por razones que no puedo explicar del todo, compré tres pares, aunque realmente no me gustan. Me preocupa que se me caigan de las orejas y se rompan (como mi primer par) o que empiecen a fallar si los mojo (como mi segundo par). Al principio, me sentía antisocial usándolos en público y, por reflejo, los guardaba cuando entraba en una tienda o en la oficina. Ahora me los dejo puestos. ¿Qué sentido tiene ser cortés cuando nadie más lo es? ¿Y por qué molestarme en buscar algo que podría ser mejor cuando sé que estos funcionan?

Este éxito, que quizás represente a lo sumo el 5 por ciento de los ingresos totales de Apple y podría decirse que simboliza el triunfo de la inercia, resume el éxito de la empresa después de Jobs. Apple introduce un producto que funciona bien con el iPhone, luego hace lo que puede para que los productos de la competencia salgan mal parados en una comparación.

Los 120 dólares anuales que pago por mi suscripción a iCloud son la misma historia. La versión prémium de iCloud no ha sido lo suficientemente útil como para cancelar mi suscripción a Dropbox, pero la necesito para mantener una copia de seguridad de las fotos en mi teléfono. ¿Es esto realmente un beneficio y un negocio separado, o es solo una forma sutil de aumentar los precios para los usuarios del iPhone?

Durante años, los rivales de Apple han argumentado que el ecosistema del iPhone viola la ley antimonopolio. Durante una audiencia en el Senado el año pasado, Kirsten Daru, abogada que representa a Tile Inc., acusó a Apple de “abuso sistémico de su poder de mercado y hegemonía de plataforma”. Tile fabrica un llavero inteligente que adjuntas a tus llaves para que no se pierdan. Poco antes de que Apple lanzara su propia versión, llamada AirTag, dejó de vender los productos de Tile en sus tiendas. Un AirTag es tan fácil de configurar como los AirPods, mientras que competidores como Tile no tienen acceso a ese tipo de fácil activación. En ese momento, Apple dijo que su éxito era producto de la innovación y que, en todo caso, estaba fomentando la competencia.

En otras ocasiones, la compañía ha contravenido este mensaje. Durante más de una década, los mensajes de texto entre iPhones han utilizado un sistema exclusivo de Apple llamado iMessage. Los textos de los usuarios de iPhone aparecen en burbujas azules e incluyen algunas funciones especiales, mientras que los textos de los teléfonos que no son de Apple aparecen en burbujas verdes sin funciones adicionales. Esto es molesto para los usuarios de Android, que pueden quedar excluidos de chats grupales o perderse los mensajes de los usuarios de iPhone, y es una forma sutil (y tonta) de elitismo.

Entre las muchas indignidades de las citas en línea, una burbuja verde puede marcar a una persona como indeseable. Como lo expresó un titular del New York Post: “Lo siento, usuarios de Android: estos snobs del iPhone no aceptarán salir con ustedes”.

Apple podría arreglar esto, pero no quiere. En correos electrónicos internos divulgados en una demanda presentada por Epic Games Inc., los ejecutivos de Apple discutieron la disponibilidad de iMessage para los usuarios de Android, pero rechazaron la idea porque, entre otras razones, les preocupaba que hacerlo facilitaría que los padres que tenían iPhones compraran a sus hijos alternativas más baratas. Un correo que Schiller reenvió a Cook en 2016 señalaba que “iMessage representa un serio amarre (a nuestro ecosistema)”.

Google aprovechó estas revelaciones para quejarse de que Apple está “utilizando la presión de pares y el acoso como una forma de vender productos”, según palabras de un ejecutivo.

El mismo día que se anunciaron los últimos AirPods, Cook apareció en el escenario de una conferencia tecnológica, donde un espectador se quejó de que su madre no podía ver los videos que él le enviaba y sugirió que Cook resolviera el problema adoptando el estándar de mensajería RCS, empleado por Google. Cook ofreció una solución más simple. “Cómprale un iPhone a tu mamá”, dijo.

Si Apple simplemente estuviera tratando de desarrollar los mejores dispositivos, el protocolo RCS sería una obviedad. Pero la compañía de Cook no está interesada en eso hoy día. El iPhone es un teléfono de 800 dólares, pero también es una constelación de suscripciones y accesorios que pueden sumar fácilmente hasta 800 dólares al año o más.

Está el pago mensual de tu teléfono (33 dólares, financiado con tu Apple Card), tu seguro en caso de daño o robo (9 dólares extra al mes para AppleCare+), tu almacenamiento en la nube (a partir de un dólar, pero querrás como mínimo el plan de iCloud de 3 dólares al mes), tu música (10 dólares al mes para Apple Music) y, por supuesto, tus nuevos AirPods Pro (249 dólares).

Cierto, podrías quedarte con los viejos audífonos blancos de cable. Pero desde 2020 Apple también cobra por ellos.

Con la colaboración de Mark Gurman


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