El tema no es exclusivo de México, pero tras la pandemia por Covid-19 la palabra “nearshoring” comenzó a acaparar las portadas de los diarios nacionales. En foros, cumbres o distintos eventos donde se hablara de economía, la conversación principal era la reconfiguración de las cadenas de suministro a nivel global, y cómo estas empresas veían al país como plataforma de manufactura para exportar al mercado más grande del mundo: Estados Unidos.
Tres años después del “boom” del concepto del nearshoring, los beneficios para la economía mexicana son palpables y el futuro se mira prometedor, de acuerdo con expertos; no obstante hay mucho trabajo por hacer.
El último reporte Nearshoring Tracker realizado por Credit Suisse arroja sobre la llegada de inversiones extranjeras a México que están relacionadas a este fenómeno. Por ejemplo, identificó que durante el 2022 se hicieron 102 anuncios de inversiones que comprometieron 18 mil 144 millones de dólares, es decir, la mitad de los flujos que los analistas encuestados por Banxico anticipan para el cierre de 2022.
Beneficios para este año
Para entender qué beneficios visibles traerá este año el nearshoring a México fue necesario consultar expertos en la materia, como la Dra. Luz María de la Mora, exsubsecretaria de Comercio Exterior de la Secretaría de Economía, quien fue pieza clave para acercarse a aquellos capitales que deseaban instalarse en México.
Para este 2023, la experta ve mayores flujos de Inversión Extranjera Directa (IED) y desarrollo de clústeres de industrias que participan en cadenas de suministro como el automotor, de autopartes y baterías eléctricas, así como la consolidación y fortalecimiento de la planta productiva de México.
“El fortalecimiento de las cadenas de suministro regionales, creación de empleos de calidad y bien remunerados en empresas que participan en estas cadenas de suministro, serán elementos que también veremos”, afirmó de la Mora.
Por su parte, Jorge Molina Larrondo, consultor en comercio exterior, señala que los beneficios dependen del tipo de inversión extranjera que se atraiga, y en gran medida de la certeza jurídica que ofrezca el gobierno mexicano al capital extranjero. En todo caso, y aún con poca certeza jurídica, prevé la llegada de inversión en productos de consumo —alimentos, productos de primera necesidad, etc.— que no conlleva grandes inversiones, la transferencia de tecnología de punta o la creación de una gran cantidad de empleos a largo plazo.
Algunos beneficios tangibles ya se empiezan a ver, como el crecimiento de la capacidad de parques industriales para ampliar empresas ya instaladas y albergar a nuevas empresas que buscan entrar a México. Ello obviamente se traduce en generación de fuentes de empleo formal, concuerda Samantha Atayde Arellano, socia de la firma RRH Consultores.
Argumenta que si México sabe aprovechar el contexto en el que se encuentra, el lugar que ocupa como socio comercial de Estados Unidos y su red de tratados, el nearshoring se presenta como otra herramienta para la atracción de nueva inversión y la reinversión de lo que ya se encuentra en México.
El atractivo
En su experiencia como exsubsecretaria de Comercio Exterior, Luz Maria de la Mora cree que los sectores más beneficiados será el automotor, ya que se encuentra en un proceso de transición hacia la fabricación vehículos eléctricos y ha anunciado importantes inversiones en los últimos meses, como es el caso del complejo de General Motors en Ramos Arizpe, la cual se convertirá en su quinta planta que producirá vehículos eléctricos.
También ve interés creciente para producir baterías eléctricas y sus componentes, así como la oportunidad importante de inversión en el sector de semiconductores y componentes electrónicos que complemente las nuevas inversiones para la fabricación de semiconductores (“fabs”, en inglés) que se realizan en Estados Unidos, derivado de los incentivos fiscales por 52 mil millones de dólares dedicados a esta industria que se incluyen en el CHIPS Act.
“En EU se construyen al menos 3 grandes fabs —TSMC e Intel, en Arizona, y Samsung, en Texas— lo que puede tener efectos multiplicadores para la participación de México en algunos segmentos de la cadena”, afirma.
De la misma forma, Atayde Arellano confía en que el sector automotriz encabezará la lista de los sectores más beneficiados, ya que es un sector estratégico para las economías de la región T-MEC. Le siguen sectores como el de las industrias aeroespacial, eléctrica y electrónica, farmacéutica y de dispositivos médicos, transporte, almacenamiento, agroindustrial, así como industrias que se enfocan al desarrollo de software y otras tecnologías.
Adriana García, coordinadora de análisis económico del think tank México Cómo Vamos, comenta que la oportunidad inmediata del nearshoring para este año se encuentra en 50 categorías de importación que comparte con China, en las que México puede ocupar una mayor proporción de mercado. Dichas categorías se encuentran dentro de las manufacturas de electrónicos, maquinaria, fabricación de muebles y autopartes, lo que sería clave para poder aprovechar el fenómeno en sectores que ya cuentan con ecosistemas integrados en la economía nacional e internacional y que ya tienen el conocimiento de estos negocios.
“Esto podría aprovecharse y traducirse en más inversión y empleos de calidad para México en el corto plazo. Una segunda oportunidad será explorar las industrias donde no tenemos conocimiento, lo cual implicaría una inversión más importante”, comenta.
La tarea de México es…
Carlos Véjar, abogado de Comercio y Arbitraje Internacional de la consultora Holland & Knight, asegura que la tarea de México para beneficiarse del nearshoring es involucrarse de manera coordinada con el sector privado para promover la atracción de las inversiones a través de una mayor certidumbre política y económica para el sector exportador, además de facilitar el incremento de nuevos espacios para construir parques industriales o ampliar los existentes.
“Mejorar la proveeduría y costos de energía renovable y abastecimiento de agua; solventar las dificultades de la cadena de suministro que se vayan presentando, mejorar tiempos en la obtención de programas para las exportaciones (IMMEX), y brindar mayor seguridad en las zonas y rutas comerciales de producción”, señala Véjar, son algunos pendientes que se deben resolver.
En esta misma línea, Molina Larrondo opina que si el gobierno mexicano quiere atraer la producción intensiva en capital, que implica tecnología de punta y la creación de una gran cantidad de empleos a largo plazo (es decir, producir productos en sus primeras etapas de su ciclo de vida), deberá cambiar su discurso de atacar al sector privado constantemente y hacer valer el régimen de protección intelectual y reducir la piratería y el contrabando, pues requiere de periodos largos para recuperar su inversión y tiene un porcentaje elevado de costos hundidos.
“Todo depende del gobierno actual. Estados Unidos está promoviendo la inversión de sus empresas en países que considera “amigos” y “confiables”, lo que se ha denominado “friendshoring”. “Por ello, la actitud del gobierno mexicano resulta clave para atraer nuevas empresas”, indica.
Por otra parte, el experto enfatiza que se debe generar certeza jurídica respetando lo que indican los tratados y acuerdos comerciales que cuenta el país y las leyes que rigen al país, dejar de atacar al sector privado y abandonar la idea de que el Estado debe estar por encima del mercado siempre y en todo momento.
“Hacer cumplir y respetar las leyes de protección a la propiedad intelectual, abaratar la creación de nuevos empleos y mejorarla seguridad”, no deben quedar en el olvido, dice Molina Larrondo.
En temas de inversión, la lista de asignaturas pendientes que tiene México es larga, explica De la Mora, entre las cuales está invertir en infraestructura y logística, particularmente puertos, carreteras, ferrocarriles, aeropuertos, telecomunicaciones y 5G; invertir en generación de energías limpias, pues las empresas requieren cumplir con nuevos requisitos y metas de reducción de emisiones, además de sus necesidades de capacidad energética.
A lo anterior le podemos sumar la inversión en desarrollo de talento, pues se necesitan más ingenieros y técnicos especializados en la manufactura avanzada, la disponibilidad de agua para uso industrial y de consumo humano; y lo más importante, garantizar el Estado de Derecho que dé certidumbre a las inversiones.
Adriana García lo resume de la mejor manera: Para que México pueda aprovechar los beneficios del nearshoring, tanto en mayor inversión como generación de empleos de calidad, se necesita certeza jurídica, y en especial en el sector de energía, pues el país debe ser capaz de proveer la energía suficiente y necesaria pero también que esta sea limpia para que las industrias que vengan cumplan con sus compromisos y metas de ser neutrales en carbono para los próximos años.
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