Bloomberg Businessweek

‘Alcohol’ para sobrios

Las ventas de bebidas espirituosas sin alcohol están preparadas para crecer a un ritmo cinco veces mayor que las de las convencionales.

En un laboratorio a una hora de distancia en auto al noroeste de Londres, el químico Matthew Coulshed vierte un líquido de color borgoña intenso en una jarra de plástico. Ahí también se alcanzan a ver frascos de mini capullos de rosa, tulsí y otras hierbas, listos para ser procesados. Está experimentando con los ingredientes de Sentia, un licor de origen vegetal y sin alcohol. Promete brindar “esa sensación de dos tragos”, levantando el ánimo de una persona y quitándole inhibiciones, sin las desagradables espirales de ansiedad, dolores de cabeza y náuseas que el alcohol puede provocar. Y contiene sólo 9 calorías por porción, además de vitaminas.

Gaba Labs es una nueva empresa que surgió en respuesta a una mayor conciencia de los daños que plantea el consumo de alcohol: los jóvenes preocupados por su salud beben menos que los millennials o los baby boomers cuando tenían la misma edad. Con un valor de menos de mil millones de dólares en ventas a nivel mundial, las bebidas espirituosas no alcohólicas representan sólo una pequeña parte del mercado de este segmento que equivale a 650 mil millones de dólares, pero están en auge. Según la empresa de investigación de mercado Euromonitor, se espera que crezcan alrededor del 30 por ciento anual en los próximos años, frente al 6 por ciento de las bebidas espirituosas convencionales. Por lo tanto, no debería sorprender que la categoría esté atrayendo el interés de compañías multinacionales de licores como Diageo Plc y Pernod Ricard SA.

Ya sean grandes o pequeñas, todas estas empresas persiguen clientes más jóvenes. Entre los jóvenes de 18 a 26 años en Estados Unidos y Japón, más de la mitad afirmó no haber consumido alcohol en los seis meses anteriores, según el proveedor de datos IWSR. En una encuesta separada de Gallup Poll, el 62 por ciento de los adultos estadounidenses menores de 35 años dijeron que beben, frente al 72 por ciento hace una década.

“El rápido cambio está impulsado por una generación que realmente lo cuestiona todo”, dice David Orren, director ejecutivo de Gaba Labs. “Leen todo, comprueban todo y quieren saber qué contiene todo”.

Como dice Orren, Sentia no es el único en Gaba Lab. Su cofundador, el científico David Nutt, ha pasado décadas desarrollando un sustituto del alcohol totalmente sintético llamado Alcarelle. Su objetivo final es vender el compuesto a otros fabricantes de bebidas espirituosas. Pero antes de que eso suceda, necesitan recaudar aproximadamente 19 millones de dólares para que Alcarelle pase por el proceso de aprobación de la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos.

La formulación de Alcarelle está rodeada de secreto, pero los ingredientes activos de Sentia figuran en el frasco e incluyen extractos botánicos, como magnolia y tilo, muchos de los cuales ya se sabe que tienen propiedades relajantes. Leilo, una startup de Nueva York, utiliza extracto de una planta conocida como kava, que se utiliza desde hace cientos de años en el Pacífico Sur por sus propiedades psicoactivas, para preparar cócteles sin alcohol listos para beber con piña colada, naranja y otros sabores.

Los adaptógenos (el nombre de las hierbas que pueden aliviar el estrés o la ansiedad) todavía constituyen una pequeña porción del mercado de bebidas espirituosas sin alcohol. Y no están exentos de controversia. Kratom, derivado de una planta encontrada en el Sudeste Asiático, ha generado preocupación sobre sus propiedades adictivas.

Diageo, Pernod Ricard y otras empresas hasta ahora se han mantenido alejadas de las sustancias psicoactivas no alcohólicas, confiando en cambio en especias y plantas que dan sabor.

Los datos compilados por Euromonitor muestran que el precio promedio por litro de bebidas espirituosas sin alcohol, de 38 dólares, ahora excede el de las opciones alcohólicas, lo que sugiere que podrían ser más rentables para las empresas. Lyre’s, una empresa británica fundada hace cuatro años y medio, cobra alrededor de 35 dólares por una botella de 700 mililitros de su ginebra sin alcohol en EU, lo que supone unos 13 dólares más que una botella de Tanqueray, que también incluye impuestos sobre el alcohol.

El cofundador de Lyre, Carl Hartmann, dice que el 90 por ciento de sus clientes quieren moderar el alcohol o las calorías en lugar de eliminarlos por completo.

Los medicamentos para bajar de peso Ozempic y Wegovy son un desafío para los fabricantes de bebidas espirituosas, ya que parecen disminuir la atracción de sustancias adictivas, incluido el alcohol. Pero según Hartmann, el etiquetado de calorías ya está despertando y desanimando a los bebedores.

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