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Pérdida de peso: ¿sin receta y a domicilio?

Las nuevas inyecciones contra la obesidad son de fácil acceso en México ya que no requieren receta ni indicaciones médicas. Su fama ha creado desabasto del medicamento en algunas farmacias, lo que genera que pacientes diabéticos tengan que cambiar de tratamiento.

Hablando de propósitos en la cena de Año Nuevo en diciembre pasado, no faltó quien estuviera decidido a perder unos cuantos kilos en el 2024. Un amigo, a quien llamaremos Pedro, ya tenía su plan. El 2 de enero pediría una pluma de Ozempic en Rappi y comenzaría a inyectarse una dosis de 0.25 mg por semana por alrededor de tres o cuatro meses.

No necesitó receta ni indicaciones de un médico. Fue tan fácil como pedir tacos en la aplicación. La pluma con cuatro dosis de 0.25 mg le llegó directamente a su casa, le costó 3 mil 094 pesos y le duraría aproximadamente un mes. Dependiendo de los resultados, dijo que consideraría aumentar la dosis después de ese tiempo.

Ozempic, una medicina del laboratorio danés Novo Nordisk A/S, fue concebida originalmente como tratamiento para personas con diabetes tipo 2. Funciona imitando una hormona en el cuerpo que se libera después de comer y trabaja estimulando la producción de más insulina, que a su vez ayuda a reducir los niveles de glucosa en la sangre. También retrasa el movimiento de la comida desde el estómago hacia el intestino, prolongando el sentimiento de saciedad.

La Administración de Alimentos y Fármacos de Estados Unidos (FDA) la aprobó en 2017 para pacientes diabéticos y fue hasta el 2022 que su uso se popularizó entre celebridades hollywoodenses e influencers en redes sociales que dan su testimonio sobre cómo bajaron decenas de kilos con Ozempic y otros medicamentos similares, como Wegovy. Hasta Elon Musk, cuando le preguntaron qué hacía para mantener su figura, dijo que había bajado casi 14 kilos gracias al uso de estos y al ayuno intermitente.

“Hace como año y medio o dos vimos que el uso de Ozempic como medicamento para la pérdida de peso se catapultó en Estados Unidos y luego en México”, dijo Jesica Naanous, médico internista en el Hospital ABC, de Santa Fe. A diferencia de Estados Unidos, el medicamento es más accesible en cuanto a precio y a la facilidad para adquirirlo. El problema es encontrarlo. “Aquí en general llevamos muchos meses en los que es difícil de conseguir”, dijo Naanous.

El éxito de Ozempic en Estados Unidos y de otros medicamentos similares como Wegovy y Saxenda, todas de Novo Nordisk, o Mounjaro, del laboratorio estadounidense Eli Lilly & Co., ha sido rotundo. Las acciones de estas compañías se han visto impulsadas al grado de duplicar su valor en pocos años y volverse de las empresas más valiosas en el mercado.


Pero como bien dicen… nada es gratis en esta vida. Además del alto costo que se puede prolongar por meses o años, el uso de estos medicamentos puede representar efectos secundarios que van desde los incómodos hasta los graves.

La ‘magia’ de la semaglutida

El componente activo de Ozempic se llama semaglutida y su función es imitar la hormona conocida como GLP-1 en inglés, o péptido similar al glucagón-1. Hoy en día en Estados Unidos existen tres inyecciones de GLP-1 aprobadas para tratar la obesidad: Saxenda, Wegovy (ambas de Novo Nordisk) y Zepbound, de Eli Lilly.

Algunos médicos también están prescribiendo Ozempic y Mounjaro, que están únicamente aprobados (hasta ahora) para la diabetes y para bajar de peso.

Las primeras versiones de los medicamentos GLP-1 producían una pérdida de peso moderada en personas diabéticas, pero las nuevas versiones han mejorado. Un estudio de Saxenda encontró que podía resultar en la pérdida del 5 por ciento del peso.

Los dos medicamentos actualmente considerados más efectivos son Wegovy y Zepbound. En un estudio conocido como STEP5, Wegovy ayudó a pacientes a perder 15 por ciento de su peso corporal.

En otro estudio publicado en el Journal of the American Medical Association, los pacientes usando Zepbound perdieron 21 por ciento. En los estudios se demostró que también los ayudaron a mejorar su presión arterial y niveles de colesterol.

En noviembre, Novo dijo que, comparado con un placebo, Wegovy redujo el riesgo de eventos cardiovasculares en un 20 por ciento en pacientes obesos o con sobrepeso y un historial de problemas cardiacos.

Diferentes mercados

Los medicamentos no son baratos. En Estados Unidos, un mes de tratamiento de Wegovy cuesta en promedio mil 350 dólares (alrededor de 23 mil 300 pesos). Por el complejo sistema de salud en ese país, esto significa que sólo entre el 20 y 30 por ciento de los pacientes logran cubrir el costo con su seguro de gastos médicos.

Por ahora, en México solamente están disponibles a la venta los medicamentos Ozempic y Saxenda. El primero se vende en dos presentaciones: con dosis de 0.25 mg o de 1 mg, y su precio promedio es de 3 mil 800 pesos por un paquete de dos plumas de cuatro dosis de 0.25 mg cada una, y 5 mil 100 pesos por una pluma de 1 mg.

La diferencia de precios corresponde a la naturaleza de cada mercado, dijo un portavoz de Novo Nordisk a Businessweek México. “El sistema de salud de Estados Unidos es complejo y consiste en varios factores –reembolsos, descuentos, tarifas administrativas, copagos y deducibles–, que juegan un papel relevante en lo que una persona termina pagando por el medicamento”, según la compañía.

Además, “fuera de Estados Unidos, los países tienen diferentes requerimientos regulatorios respecto al precio de medicamentos que incluye negociaciones con entidades gubernamentales. En Estados Unidos, el proceso es diferente y no es regulado por el gobierno”, agregó la farmacéutica.

En el país vecino, además, es un medicamento controlado que se puede adquirir únicamente con receta de un doctor. En México, existe información contradictoria sobre si es necesaria una receta. Por ejemplo, la página de internet de Farmacias San Pablo dice que sí es necesaria, pero cuando se pregunta por teléfono dicen que no lo es. Otras farmacias dijeron que no se necesita. La Comisión Federal para la Protección Contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) no contestó a las preguntas enviadas sobre el tema.

Pero la realidad es que se puede conseguir en Rappi, en las aplicaciones de Farmacias Benavides o Farmacias San Pablo –si es que tienen disponibilidad–. Es decir, estos medicamentos caen en la categoría común en México, cuyas cajas afirman que requieren receta, pero en la práctica no es exigida. Esto abre la puerta a que la operación ya no sea un asunto médico sino una fórmula del instinto capitalista más puro: oferta y demanda, con todo lo que ello implica: arbitraje de precios o desabasto.

Naanous dice que comenzó a notar la popularización de Ozempic en México para bajar de peso hace año y medio. Y la fama ha creado un notorio desabasto del medicamento, al grado de que esta doctora ha tenido que cambiar a pacientes diabéticos de medicamentos que, aunque son menos efectivos, se pueden encontrar de manera más fácil.

Cansados de no encontrar el medicamento en farmacias, algunos postean en grupos de Facebook preguntando por tips de dónde encontrar plumas o cómo espaciar de manera adecuada las dosis. Naanous está en algunos de estos grupos y no se limita en contestar a la gente. Les dice que deben pensar dos veces en si realmente hace sentido utilizar Ozempic sin estar bajo el cuidado de un doctor.

“Ahí es cuando los pierdo, me dejan de responder”, señala. “A lo mejor soy muy estricta pero la gente que quiere bajar de peso rápido a veces no le da importancia a los efectos adversos y siempre hay que medir el riesgo-beneficio”.

Los riesgos

Los medicamentos GLP-1 se han usado por casi 20 años para tratar a pacientes con diabetes y se consideran relativamente seguros. La mayoría de los efectos secundarios conocidos no son serios pero pueden ser incómodos: entre 25 y 45 por ciento de los pacientes han reportado experimentar náusea, diarrea, vómito o estreñimiento con Wegovy.

En septiembre, la FDA agregó una etiqueta en EU a la caja de Ozempic con el fin de alertar sobre reportes de intestinos bloqueados en algunos pacientes. La misma advertencia aparece en las cajas de Wegovy y Mounjaro.

Además, estos nuevos tratamientos no han sido estudiados a largo plazo en los pacientes que los usan para bajar de peso, pero algunos sondeos preliminares han encontrado que los pacientes que dejan de usarlos recuperan la mayoría del peso perdido.

“Hoy en día buscamos la forma de vivir más fácil y más rápido –no cocinar, buscar comidas preparadas, comer en restaurantes– y somos muy sedentarios”, dijo Naanous. “Finalmente, para mantener el resultado de cualquier paciente, ya sea con cirugía de bypass o con Ozempic, se necesita mantener un buen estilo de vida y una buena alimentación”.

El futuro

Gracias al éxito de Wegovy y Ozempic, el año pasado Novo Nordisk superó a Nestlé SA y al conglomerado de bienes de lujo LVMH Moët Hennessy Louis Vuitton SE para convertirse en la compañía más valiosa en Europa por capitalización de mercado. En enero, el productor de semiconductores especializados ASML Holding NV superó a Novo después de anunciar que sus órdenes de venta se triplicaron.

En 2023, la venta de este tipo de medicamentos llegó a 6 mil millones de dólares y se espera que supere los 100 mil millones de dólares para el 2030, según un reporte de Goldman Sachs Group Inc.

Los medicamentos han desatado un boom en investigación. Actualmente son estudiados más de 100 medicamentos para tratar la obesidad de alrededor de 70 compañías, según un reporte de Bloomberg Intelligence.

Y algunas farmacéuticas están estudiando ofrecer el compuesto en pastillas que pudieran ser más baratas y usadas por pacientes que buscan perder menor cantidad de peso.

Por ahora, la diferencia en precios y el fácil acceso al medicamento entre Estados Unidos y México está llevando a algunos estadounidenses en redes sociales a buscar Ozempic del otro lado de la frontera.

En un grupo de Facebook en el que los integrantes son estadounidenses se puede encontrar fácilmente el teléfono de una farmacia llamada “Tourist Pharmacy”, ubicada en Nuevo Progreso, Tamaulipas, que tiene disponible el medicamento.

La persona que contestó el teléfono dijo que sus precios están en dólares –300 dólares por la pluma de 0.25 mg y 420 dólares por la de 1 mg–.

Pedro va en su cuarta inyección de Ozempic, y sigue su tratamiento auto-prescrito sin guía de algún doctor. Las primeras semanas no sintió gran cambio y no estaba seguro si estaba haciendo efecto. “Yo sabía que había gente que se sentía mal y yo no sentía nada”, señala.

A las dos semanas notó que durante un viaje a Nueva York, de todo lo que hubiera comido antes, estaba comiendo la mitad.

“Era como si mi cabeza me dijera ‘ya no quiero comer más’”.

En días recientes ha empezado a notar cambios, principalmente en la cintura. Y ahora se siente un poco mal después de comer o tomar alcohol, aunque sea poco. “La verdad, está raro”, afirma, pero él planea seguir el tratamiento por unos meses más.

Con la colaboración de Emma Court, Naomi Kresge, Jonas Ekblom y Suzi Ring

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