Sydney Russakov ha vivido un año de transiciones. En marzo de 2023 perdió su trabajo en una startup llamada Universe (dedicada al software de diseño) cuando eliminaron su puesto de gerente de producto. Se tomó un tiempo antes de comenzar, en junio, un nuevo empleo en Nextdoor Holdings Inc. (un servicio hiperlocal de redes sociales para vecindarios). La despidieron en noviembre, cuando Nextdoor aplicó también un recorte de personal.
Russakov está acostumbrándose a la experiencia de perder un empleo. Hubo “una sensación de desasosiego y sorpresa esa primera vez”, explica la joven de 31 años, “la segunda vez, creo que estaba en una mejor posición para afrontarlo”.
La industria tecnológica también se está acostumbrando a los recortes de empleos. Desde finales de 2022, las empresas de tecnología comenzaron a realizar rondas de despidos de una magnitud sin precedentes en la memoria reciente. En lo que va de 2024, más de 32 mil trabajadores tecnológicos han perdido sus empleos, según Layoffs.fyi, una startup que ha estado monitorizando la métrica en la industria desde la pandemia. Alphabet, Amazon, Microsoft, Salesforce, Snap y Zoom han anunciado reducciones en su plantilla en las últimas semanas. El 7 de febrero, Bloomberg informó que el personal de Tesla se está preparando para posibles despidos.
Los despidos han sembrado la inquietud en todo el ramo tecnológico, que durante mucho tiempo ha sido una parte de la economía donde el trabajo se consigue con facilidad, está bien remunerado y es seguro. Los afectados han compartido en las redes sociales las conversaciones que precedieron a su salida, y algunos de los videos de despidos se han vuelto virales. En un video publicado en TikTok, una especialista en marketing llamada Joni Bonnemort asiente mientras un ejecutivo habla, en una llamada de Zoom, sobre “algunos cambios bastante drásticos en la empresa”. Después de la llamada, Bonnemort se vuelve hacia la cámara y rompe a llorar.
Como suele ocurrir con las redes sociales, estas crisis personales no reflejan necesariamente una tendencia nacional. En Estados Unidos el desempleo está por debajo del 4 por ciento y la economía continúa generando empleos. Las empresas del país acrecentaron sus nóminas en 353 mil puestos en enero, la cifra más alta en un año, superando las previsiones. Los últimos datos de la Oficina de Estadísticas Laborales de Estados Unidos muestran que los despidos se encuentran en los mismos niveles bajos registrados en gran parte de 2023.
La Oficina de Estadísticas Laborales incluye a la tecnología, los medios y la actividad editorial dentro de la industria de la información, y a esta industria le ha ido mejor que a muchas otras. Las mismas empresas tecnológicas han seguido contratando a pesar de algunos despidos, y el sector tecnológico finalizó enero con 18 mil empleados más que el mes anterior, según un informe publicado por CompTIA, que rastrea las tendencias del ramo tecnológico. CompTIA estima que hay en total 9.6 millones de personas en la fuerza laboral tecnológica estadounidense, incluidas personas que trabajan para empresas de tecnología y aquellas que trabajan en roles relacionados con la tecnología en otras industrias.
Con todo, la última ola de recortes sugiere que algo ha cambiado. Durante mucho tiempo ha existido un tabú cultural en torno a los despidos en Silicon Valley, donde los empleadores se esforzaban por cortejar y cuidar al talento. Para atraerlo, ofrecían seguridad laboral, opciones sobre acciones, buffets, transporte gratuito y hasta tintorería; así competían para contratar ingenieros de software cualificados. Ese tabú ya se ha roto.
“El brillo de los empleos tecnológicos se está desvaneciendo un poco con estos despidos”, escribió en un correo electrónico Jeff Shulman, profesor de la Escuela de Negocios Foster de la Universidad de Washington. Algunos directivos de la industria han descrito el cambio como un regreso a un estilo más puro de empresa tecnológica.
En palabras del CEO de Meta Platforms Inc., Mark Zuckerberg, citado en el boletín Command Line, el no quiere tener “jefes que dirijan a otros jefes, que a su vez dirijan a otros jefes que supervisan a los jefes de las personas que son las que hacen el trabajo”. Quiere a más personas programando y a menos personas “monitorizando” a sus colegas y convocando reuniones en Zoom.
Sin embargo, hay otra interpretación: el sector tecnológico se está pareciendo cada vez más al resto de la economía. Durante la pandemia, ese sector pareció habitar su propia realidad. Mientras otras empresas batallaban con la fragmentación de las cadenas de producción globales y la gente se confinaba en casa, el sector florecía. Las ganancias eran cuantiosas y las empresas contrataban frenéticamente ingenieros, gerentes de proyectos y vendedores de software para tratar de satisfacer la demanda. Los directores ejecutivos del ramo proclamaron que el mundo había entrado en una nueva era, no solo de trabajo remoto, sino también de interacción humana virtual centrada en la tecnología.
En la industria tecnológica, explica Tim Herbert, quien es director de investigación de CompTIA, “históricamente ha habido oscilaciones pendulares periódicas entre ‘concentrarse’ en la innovación y ‘concentrarse’ en los fundamentos comerciales”.
Con planes para cambiar el mundo y fácil acceso a capital barato, las empresas de Silicon Valley tienen fama de gastar mucho para desarrollar tecnologías y captar clientes sin tener en cuenta las ganancias a corto plazo.
Los despidos son una señal de que las cosas ahora están virando en otra dirección. El crecimiento de las compañías tecnológicas se ha desacelerado y las tasas de interés más altas han cerrado el grifo del dinero que durante años sostuvo a las startups, incluso cuando la economía en general continúa expandiéndose a un ritmo saludable. Y así, Silicon Valley se está adaptando a un patrón conocido por muchas industrias: las empresas contratan cuando los tiempos son buenos, despiden cuando los tiempos son malos y, a veces, despiden incluso cuando son tiempos regulares.
Russakov sigue buscando trabajo, pero no ha abandonado la industria. “Todavía quiero ser gerente de producto”, dice. “No ha reducido mis ganas de quedarme en esta industria y construir cosas y trabajar en equipo. Creo que ahora seré mucho más perseverante”.
Herbert, por su parte, cree que “tras la calma que se vive en la actualidad vendrá una nueva ola de startups, inversiones y emprendimientos digitales”. Cuando el péndulo vuelva a oscilar en esa dirección, las empresas tecnológicas podrán contratar con frenesí, sabiendo que si las cosas no funcionan, simplemente pueden despedir a la gente que contrataron.
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