Bloomberg Businessweek

El arma secreta de OpenAI

Brad Lightcap, el brazo derecho del CEO, Sam Altman, ayudó a cerrar el acuerdo de la startup con el grupo editorial Axel Springer. Ahora está experimentando con el modelo de negocio de OpenAI.

Brad Lightcap, director de operaciones de OpenAI.

A fines de 2022, apenas unas semanas después de que OpenAI lanzara ChatGPT, la empresa fue contactada por Axel Springer SE, el grupo editorial alemán propietario de Politico y Business Insider. El conglomerado estaba interesado en hablar sobre cómo el chatbot afectaría el futuro de las noticias y si podrían encontrar una manera de trabajar juntos.

La tensión causada por la práctica de OpenAI de tomar material de internet para construir el modelo de lenguaje de gran tamaño que impulsa ChatGPT ya era evidente. La compañía enfrentaba una demanda que alegaba que GitHub Copilot, que utiliza la tecnología de OpenAI para escribir código informático, infringió derechos de autor al usar repositorios de códigos existentes como datos de entrenamiento, una afirmación que OpenAI rebatió. También artistas visuales estaban demandando a otras empresas de inteligencia artificial, como Midjourney y Stability AI Ltd., por violación de derechos de autor. No era difícil prever acciones legales similares provenientes de compañías de medios (cuyos negocios ya habían sido trastocados por internet) preocupadas de que los chatbots de inteligencia artificial, construidos en parte con su propio contenido, pudieran robarles lectores.

Asociarse con Axel Springer era una gran oportunidad para que OpenAI comenzara con una nueva clase de alianzas que podrían convertir a las empresas de medios en aliadas en vez de enemigas. Parecía una misión obvia para el director ejecutivo de OpenAI, Sam Altman, el hombre de 38 años que parecía ser el portavoz oficial de toda la industria de la IA. En cambio, Altman le pidió a Brad Lightcap, director de operaciones de OpenAI, que manejara las negociaciones, dándole control total sobre las conversaciones. “Cuando delego, realmente delego”, dice Altman.

Con 33 años, Lightcap hace que incluso Altman parezca algo viejo. Comenzó su carrera en las finanzas antes de mudarse a San Francisco para trabajar en Dropbox Inc. en 2013. Lightcap trabajó para Altman como inversor en la incubadora de startups Y Combinator, luego lo siguió a OpenAI en 2018, cuando ésta era un pequeño laboratorio de investigación sin fines de lucro y sin un plan de negocios. Lightcap, que a lo largo de los años se ha convertido en uno de los colaboradores más confiables de Altman, ahora tiene la tarea de transformar la startup más intrigante de los últimos tiempos en una potencia comercial que pueda competir con Google y Meta Platforms Inc.


Las personas que trabajan con Lightcap lo describen como alguien que sabe escuchar, alguien que está obsesionado con las necesidades de los clientes de OpenAI (pasó tres horas en Nochebuena almorzando con un cliente potencial) y que ayudó a crear una estructura al interior de una organización que cambia rápidamente. “No habla mucho, pero cuando habla dice cosas muy incisivas”, apunta Altman.

Tras meses de conversaciones con el director de información de Axel Springer, Samir Fadlallah, Lightcap invitó a un puñado de ejecutivos a visitar la sede de OpenAI en mayo.

Lightcap refiere que se sintió “un poco intimidado” a la hora de diseñar acuerdos con los medios. “Pensaba que yo no conocía muy bien ese mundo. No provengo de él. No tengo una red de contactos en ese mundillo”, relata.

La gente de los medios a menudo concibe a la industria tecnológica como arrogante y poco consciente de la importancia de las empresas establecidas y de larga tradición, pero los invitados de Lightcap quedaron encantados.

Fadlallah narra que Lightcap le dijo que OpenAI “se preocupa por el periodismo” y la “importancia de fomentar la democracia”. Lightcap “realmente estaba escuchando nuestra perspectiva y nuestras preocupaciones”, dice Fadlallah, y agrega que “la preocupación era que estaban desarrollando una máquina de creación de contenido que realmente amenaza nuestro modelo de negocio”.

En diciembre, las dos compañías llegaron a un acuerdo, los términos incluyen que OpenAI pague a Axel Springer decenas de millones de dólares durante tres años para licenciar contenido que pueda utilizar para entrenar sus modelos de IA. OpenAI también incluirá resúmenes de los artículos de noticias de Axel Springer directamente en ChatGPT, junto con el debido reconocimiento de la fuente y enlaces a los artículos completos.

El acuerdo constituye una hoja de ruta para promover convenios adicionales con otros medios. OpenAI dice que está en conversaciones con decenas de editores, entre ellos CNN, Fox y Time. OpenAI también indica que cambiará la interfaz de usuario de su actual aplicación ChatGPT.

Lightcap no ha convencido a todos. The New York Times había sostenido con OpenAI conversaciones “productivas” el año pasado, según afirmaba la startup, pero el 27 de diciembre el periódico demandó a OpenAI y Microsoft Corp., el mayor inversor de OpenAI, arguyendo que su violación del copyright le estaba causando miles de millones de dólares en daños legales y reales; Lightcap describe la querella del Times como una rareza y dice que el resto de las conversaciones de OpenAI con las agencias editoriales van bien.

Los acuerdos con los medios y los litigios por derechos de autor seguramente serán parte de los desafíos que afronte el negocio de OpenAI, pero no son los únicos.

Altman ha dicho que su empresa es “la startup que requiere las inversiones más fuertes de capital en la historia de Silicon Valley”. Los costos de hardware informático para mantener operando a ChatGPT podrían superar los 500 millones de dólares anuales, según una estimación de Dylan Patel, analista de la consultora SemiAnalysis. Patel estima que los costos anuales de OpenAI para entrenar su próximo modelo son de “varios miles de millones de dólares”. OpenAI tiene unos ingresos anuales estimados de 1,600 millones de dólares, según un informe de diciembre de The Information. La compañía se negó a comentar sobre sus ingresos y costos.

Patel advierte que si OpenAI busca construir modelos más grandes y con más datos, sus costos informáticos no harán más que aumentar. “Si su misión no fuera literalmente hacer el Dios máquina, (es decir, crear superinteligencia artificial que sea más inteligente que la humana), entonces creo que podrían alcanzar antes la rentabilidad”, afirma. “Pero ellos quieren hacer algo más inteligente que los humanos en todos los sentidos posibles y luego implementarlo rápidamente en todos los sentidos posibles, y eso requiere mucho dinero”.

El plan de negocio de OpenAI se centra en cobrar a los clientes por versiones especiales de sus productos. En los últimos seis meses, Lightcap ha ayudado a supervisar la expansión de nuevas líneas de ingresos, incluida una versión empresarial de su aplicación: ChatGPT Enterprise, que ahora cuenta con más de 260 clientes abonados y 100 mil usuarios registrados. También creó una tienda en línea, similar a la App Store de Apple, a través de la cual los desarrolladores pueden distribuir aplicaciones personalizadas, o “GPTs”, que utilizan el software de OpenAI.

Pero la competencia es dura y quizás se ponga peor. Google, por ejemplo, tiene su propio modelo de lenguaje de gran tamaño, una red de computación en la nube que lo respalda y un nutrido equipo con años de experiencia en ventas empresariales. Lightcap asegura que la principal ventaja de OpenAI es su capacidad para llevar productos al mercado e incorporar rápidamente las sugerencias.

Como muchas startups, OpenAI dice que desarrollar su tecnología es más importante que los ingresos a corto plazo. Pero el resultado de la carrera por la inteligencia artificial también depende de cómo la empresa y sus competidores desarrollen los negocios en torno a sus tecnologías. Lightcap reconoce que “hay muchas áreas donde hay grandes oportunidades, pero todavía no sabemos muy bien cómo será el modelo de implementación. Nada es súper predecible para nosotros en este momento. Y sospecho que eso será así por un tiempo”.

Una de las áreas de interés más nuevas de OpenAI son los semiconductores. Bloomberg informó que Altman viajó a Corea del Sur para recorrer fábricas mientras la compañía sopesa expandir sus asociaciones en el negocio de los chips, incluida la posibilidad de establecer una red de fábricas de semiconductores. Esto podría llevar años y podría ser un desafío aún más complicado para Lightcap que sus recientes acercamientos con la industria de los medios.

Aunque Lightcap guarda silencio sobre los planes de hardware de OpenAI, explicando que son secretos comerciales, admite que hacer malabares con tantos proyectos le da “diversión al trabajo”. Luego añade: “Algunas son cosas que tenemos que hacer hoy. Algunas son cosas de un año, otras de cinco o seis años. Y me gustaría pensar que soy bueno para traducir eso en acciones concretas”.

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