Tom Westley dirige una de las principales fundiciones de Europa en Cradley Heath, una pequeña ciudad cerca de Birmingham en la región de West Midlands, Inglaterra. Produce piezas de moldes de precisión para constructores de barcos y fabricantes de automóviles en el resto de Europa. Pero está perdiendo ventas, ¿el motivo? Brexit.
Westley Group tuvo ingresos por alrededor de 30 millones de libras en 2018. En el mismo periodo, explica, el voto para renunciar a la Unión Europea le costó a la compañía alrededor de 2 millones después de que varios compradores alemanes cancelaron los pedidos de Spunalloys, uno de las divisiones de Westley.
Los clientes europeos realizan compras fuera de Reino Unido, pues temen que las exportaciones británicas al continente enfrenten controles aduaneros y aranceles, es decir, retrasos y costos adicionales, una vez que el país abandone la UE. En el caso de Westley Group, eso aumentará lo que los clientes pagan por las piezas de fundición de aleación de cobre que Spunalloys vende. "Es muy decepcionante, pero ¿qué puede hacer?", dice Westley, quien en el referéndum de 2016 votó para seguir en la UE.
Sin embargo, fue superado. West Midlands votó a favor de Brexit en casi 60 por ciento, una proporción mayor que la de Reino Unido en general. "Brexit está costando a las empresas por adelantado", apunta.
Reino Unido sufre incluso antes de que el país se separe oficialmente de la UE, destino de 44 por ciento de sus exportaciones y un mercado de 500 millones de consumidores. Las empresas multinacionales en todas las industrias se están retirando de la quinta economía más grande del mundo, que en las últimas cuatro décadas se convirtió en la principal puerta de entrada corporativa a Europa. Según un informe de Goldman Sachs Group, tres años de incertidumbre política le han costado a Reino Unido alrededor de 600 millones de libras por semana y han dejado a la economía un 2.4 por ciento más pequeña.
El Parlamento rechazó varias veces el acuerdo de salida de la primer ministra Theresa May. Las fechas límite para irse llegaron y se fueron en marzo y abril, y la próxima es el 31 de octubre, aunque la UE podría extender el plazo. "Otra demora sería una pesadilla, una incertidumbre constante", dice Anand Menon, profesor de política europea y asuntos exteriores en el King's College de Londres.
Los fabricantes con sede en Reino Unido han liderado la reacción al Brexit. El fabricante japonés de automóviles Nissan Motor abandonó los planes para armar un nuevo modelo en su fábrica en el noreste de Inglaterra, preocupado de que el Brexit interrumpirá el flujo de componentes y vehículos terminados. Nissan, que se instaló en la región a mediados de la década de 1980 para utilizar sus puertos del Mar del Norte en los envíos a Europa, emplea 7 mil personas en Sunderland, que votó por el Brexit. Las automotrices rivales BMW AG y Toyota Motor Corp. también manejan la posibilidad de mudarse del país.
Airbus SE ha dado una advertencia más dura todavía. La compañía, que fabrica alas en sitios en Gales y en el suroeste de Inglaterra, emplea a 14 mil personas en Reino Unido directamente, y su cadena de suministro suma 110 mil empleos adicionales. La empresa llevará las inversiones futuras fuera de Reino Unido si hay un divorcio sin acuerdo con la UE, dijo en enero el entonces director ejecutivo de Airbus, Tom Enders.
"La incertidumbre relacionada con el Brexit ha golpeado duramente la confianza y la inversión", comenta Adam Marshall, director general de la Cámara de Comercio Británica. "Anticipamos que la economía de Reino Unido continuará en una trayectoria de crecimiento débil".
El sector financiero del país, el City de Londres, es la otra gran víctima del Brexit. Bancos como HSBC Holdings Plc y Royal Bank of Scotland han gastado cientos de millones de libras para blindar operaciones, mientras que empresas como Deutsche Bank AG y Citigroup. están moviendo miles de millones en activos fuera de Reino Unido. Los mercados cambiarios y de deuda se han mudado a Ámsterdam. La gente también está en movimiento: miles de empleados de JPMorgan Chase, Morgan Stanley y otros bancos se han ido a Frankfurt y París.
Sony y Panasonic, la aseguradora Chubb y la empresa de cambio de divisas TransferWise se encuentran entre las compañías que cambiaron sus oficinas centrales fuera de Reino Unido o establecieron nuevas filiales. Y es poco probable que regresen, incluso si de alguna manera el país decide no irse.
Los constantes plazos de salida han llevado a Gran Bretaña a almacenar bienes y materias primas de una manera no vista desde la Segunda Guerra Mundial. Las bodegas en todo el país se llenaron hasta el final de la fecha límite de marzo, cuando los fabricantes guardaron de todo, desde tintas de impresión y empaques hasta piezas de aviones y alimentos enlatados.
LittlePod, un fabricante de pasta y extracto de vainilla en Devon, en el suroeste de Inglaterra, ha gastado 100 mil libras (aproximadamente 20 por ciento de sus ingresos anuales) en la incorporación de productos adicionales. Eso es efectivo que la compañía estaría invirtiendo en una nueva máquina para impulsar la producción. "No se puede crecer el negocio en este momento", menciona Janet Sawyer, directora general de la compañía, que vende sus productos, incluyendo cerveza de vainilla y vainas de vainilla de Madagascar, en tiendas como Whole Foods. "Solo estamos aguantando".
Los exportadores están especialmente afectados por el Brexit. El fabricante de ropa y bolsos de cuero y piel de oveja Owen Barry, en Somerset, ha perdido 190 mil libras en ventas, aproximadamente 10 por ciento de sus ingresos totales, de clientes en Japón que cancelaron pedidos debido a inquietudes sobre interrupciones en las entregas.
El costo de la piel de oveja que Owen Barry importa de España y Turquía ha aumentado un 15 por ciento debido a la libra más débil, reduciendo los márgenes de beneficio y llevando a la empresa a reducir las horas de personal en un trimestre. "Creo que el gobierno nos ha decepcionado", lamenta Jack Allen, gerente de finanzas y producción de la compañía, quien votó por el Brexit ya que quería que Reino Unido tuviera más control sobre sus leyes y aún cree que su país estará mejor una vez que deje la UE. "La falta de un acuerdo es simplemente debilitante".
La agitación del Brexit es una bendición para algunos. Las empresas de logística y los agentes de aduanas se están beneficiando de un fuerte aumento en la demanda de sus servicios. "Mi teléfono ha estado sonando", dice Keith Robe, un asesor de aduanas en el noreste de Inglaterra que ayuda a las empresas a completar sus formularios de exportación y prepararse para el Brexit. Las ventas de Robe han subido un 40 por ciento. Los abogados y consultores son otros grandes beneficiarios, que cobran tarifas constantes a medida que la saga del Brexit se prolonga.
La libra débil también es buena para los exportadores británicos que no tienen que lidiar con los crecientes costos de importación. Mo Bro's, un vendedor de productos de aseo masculino con sede en Leicester, ha visto cómo sus ingresos aumentan un 10 por ciento gracias a la disminución de la moneda y al aumento de las ventas internacionales. Keval Dattani, uno de los tres hermanos que fundaron la empresa, votó en contra del Brexit, aunque es optimista sobre las oportunidades que ofrecen los nuevos acuerdos de libre comercio posteriores. "La perspectiva es prometedora todavía", menciona. "El nivel de interés que hemos tenido de nuevos socios potenciales ha superado con creces nuestras expectativas".
Hay puntos brillantes: la tasa de desempleo está en su nivel más bajo desde 1975 y los salarios están creciendo más rápido que la inflación, lo que respalda el gasto y la confianza del consumidor.
Pero el dinámico mercado laboral destaca la debilidad de la productividad y tendría un vínculo directo con el Brexit, ya que las empresas prefieren contratar empleados que puedan ser despedidos si no hay acuerdo, en lugar de comprometerse con una gran inversión de capital que no se puede revertir tan fácilmente.
May planeaba un enfrentamiento en junio para dar a los legisladores una última oportunidad de votar por su acuerdo. Ahora, la agitación política se intensificará. Es posible que se necesite una combinación de una elección, un cambio de primer ministro o un segundo referéndum para romper el punto muerto. Un partidario del Brexit más duro, como Boris Johnson, podría terminar en el poder y buscar una salida sin acuerdo. El socialista Jeremy Corbyn podría ganar una elección general y buscar estrechos vínculos con la UE. Una votación pública con la opción de anular el Brexit podría detener el proceso.
Nada de eso consuela a Westley. En West Midlands, tiene una empresa de plásticos, Westley Plastics, que fabrica productos utilizados en el mantenimiento de ferrocarriles, la construcción y la industria del acero. Westley planea volver a acumular reservas para octubre, lo que significa juntar más efectivo que no puede usar para la inversión. "Creo que todos hemos sido engañados", asegura.
"Todo lo que puedo ver es que nos cuesta a todos mucho dinero y podría costar aún más".