En los últimos tres años, Uber colocó casi 24 millones de dólares en un fideicomiso destinado para modernizar las flotas de taxis rivales y mejorar el tránsito en la caótica y congestionada Ciudad de México.
La pregunta es: ¿y qué ha pasado con ese dinero?
Funcionarios de la Secretaría de Movilidad de la Ciudad de México no lo informan; Uber dice que no sabe, y los miembros del Movimiento Nacional Taxista no han visto un centavo de ese monto.
Lo que está en el fideicomiso puede no ser mucho dinero visto en un plano más grande, pues corresponde al 2 por ciento del presupuesto anual de la capital del país, pero eso no hace que el misterio que rodea el destino de los 24 millones de dólares sea menos desconcertante.
"Como ciudadanos, nos gustaría saber cómo se ha utilizado este dinero", enfatizó Liliana Ruiz, analista de México Evalúa, un grupo de expertos que se enfoca en el uso de los recursos públicos en el país.
Creado en septiembre de 2016, el fideicomiso llamado Fondo para el Taxi, la Movilidad y el Peatón fue anunciado como una fuente de ingresos para mejorar la infraestructura de transporte público y capacitar a los taxistas para mejorar su servicio.
Para Uber, el fondo fue una forma de tratar de 'hacer las paces' con la ciudad, frustrada por la caótica afluencia de vehículos, y con los taxistas, que se quejan amargamente de que las plataformas de transporte les roban su negocio.
Por ello, la compañía acordó depositar 1.5 por ciento de cada viaje iniciado en la Ciudad de México en una cuenta en Banco Interacciones, parte de Grupo Financiero Banorte. Cabify, una plataforma de transporte de propiedad de Maxi Mobility Spain, hace lo mismo.
Ahora esas compañías se están 'rascando la cabeza' sobre lo que se está haciendo con lo que está en el fondo. Semovi no reconocerá que la cuenta tiene más de 23.7 millones de dólares, que es el monto que Uber calcula que ha puesto ahí hasta ahora. Cabify declinó hacer comentarios sobre su contribución.
Hablar libremente sobre el fideicomiso es complicado porque el 1.5 por ciento no es un impuesto pagado a las arcas de la ciudad, sino un peaje que fluye a un fideicomiso privado, destacó Guillermo Ávila, director de regulación de movilidad urbana de Semovi.
La dependencia es el administrador, pero Ávila dijo que está sujeta a reglas de confidencialidad. También señaló que su oficina ha estado analizando cómo superar ese obstáculo y transparentar el asunto.
Uber ve las cosas de manera diferente.
"Aunque el fideicomiso establece ciertos requisitos de confidencialidad relacionados con el fiduciario, estos no se aplican a Semovi porque no tiene carácter fiduciario", remarcó la compañía en un comunicado.
Ruiz, de México Evalúa, dijo que con o sin fideicomiso privado, los fondos están destinados al uso público y que "debido a que Semovi es una entidad pública, tiene la obligación de rendir cuentas".
Además, Uber apunta que Semovi hizo un retiro en agosto de 110 millones de pesos (5.8 millones de dólares).
"Esperamos que esa cantidad, como pretende el fideicomiso, se destine a proyectos de movilidad en la Ciudad de México", puntualizó Maria Eugenia Zurita, portavoz de Uber en México.
Cuando se le preguntó acerca de los 110 millones, Mayra Cabrera, directora de Cultura de la movilidad de la Semovi, señaló en una publicación del 11 de diciembre en Twitter el anuncio de un programa de desguace y sustitución de taxis antiguos. El dinero retirado, dijo, sería utilizado para ese fin, pero no especificó cuando.
Por otra parte, Ignacio Rodríguez, jefe del sindicato de taxis, acusó que, de hecho, es un programa existente que ha sido financiado por otras fuentes durante años.
Lo que más quieren los taxistas del fideicomiso en este momento es transparencia, reclamó Rodríguez, pero preguntar a los funcionarios de Semovi no los ha llevado a ninguna parte.
"Tienen los labios muy apretados", agregó.