Quizá recuerdas cuando había de dos sopas para ver el futbol mexicano: Televisa o TV Azteca.
Eran tiempos en los que era difícil imaginar un cambio. Pero en la mente de Jesús Martínez Patiño todo siempre ha sido posible. Astuto para encontrar oro donde otros ven piedras, no le resultó disparatado vislumbrar un equipo diferente, que fuera negocio pero también una institución que formara deportistas y, sobre todo, ciudadanos.
En julio de 1995, decidió comprar a los Tuzos del Pachuca al estado de Hidalgo. Nadie anticipó que esa adquisición cambiaría al deporte más popular del país.
Si hoy el futbol mexicano se puede ver en Fox Sports, Clarovideo o Grupo Imagen, se debe en gran medida a la familia Martínez. Una estirpe que tiene una regla básica: trabajo duro. Puede sonar a cliché, pero es lo más difícil para consolidar cualquier empresa, dice en entrevista el dueño de Grupo Pachuca, actual propietario de los Tuzos, el León, los Mineros de Zacatecas, los Coyotes de Tlaxcala, el Everton de Chile y el Talleres de Córdoba de Argentina.
Martínez Patiño comenzó su carrera con un pequeño negocio de palomitas, hot dogs y refrescos en una terminal de autobuses de Papantla, Veracruz. Después trabajó para Comercial Mexicana como gerente de planeación comercial y luego montó un taller para reparar carritos de supermercado y distribuyó bolsas de plástico para esa misma cadena.
El abuelo, Jesús Martínez Cabeza de Vaca, también fue un mil usos. Primero fue gerente de viajes de Colgate Palmolive durante 18 años. Después se independizó, puso una gasolinera y consiguió la distribución de la cerveza Superior en Veracruz. Años más tarde distribuyó llantas Uniroyal y Michelin, negocios que sigue administrando la familia.
El arrojo lo aprendió bien su hijo, Jesús Martínez Murguía, actual presidente del León, quien de niño quería ser futbolista, pero con los años no pudo negar su ADN. Contrario al deporte, en los negocios la ecuación se resuelve al revés: a mayores años de experiencia, mayor éxito.
Cuando en 2013 y 2014 los Panzas Verdes se volvieron bicampeones, los reflectores voltearon hacia ese chico que ni siquiera rebasaba los 30 años.
"Invertir en el futbol significa que cada semana vas a arriesgar tu patrimonio. Dependemos de los resultados", dice Martinez Patiño. "Cada semana nos la jugamos con todo: cuando pierde Mineros, pienso en mi hermano. Cuando pierde Everton, en mi sobrino Pedro. Cuando pierde Talleres, en mi hermano Andrés (Fassi)".
Para el directivo, la democratización de la liga es clave para mejorar el nivel del futbol mexicano.
"Cada equipo de la Premier League recibe 100 millones de euros como mínimo por año. Siempre he luchado para que todos los clubes tengan mayores ingresos", añade. "No solo debemos vender nuestro futbol a Estados Unidos, sino a todo el mundo, como cuando vino Keisuke Honda (al Pachuca) y se vendieron los derechos exclusivos a Japón y generamos ingresos adicionales a la cadena que nos transmite. Esa es la lucha que debemos seguir".