Asustados por un éxodo masivo de capital chino en 2015, los formuladores de políticas del país lanzaron un plan para aliviar las presiones sobre su moneda. Buscarían atraer efectivo extranjero y aumentar la demanda de yuan, abriendo las puertas a los inversores de renta fija. Los grandes fondos extranjeros siempre buscan formas de diversificarse y es probable que deseen cierta exposición al mercado de bonos de China, el tercero más grande del mundo.
El dinero llegó y las entradas se aceleraron después de que el gigante asiático creó un canal llamado Bond Connect, para que los extranjeros realicen transacciones a través de Hong Kong, en julio de 2017. Pero los fondos en el extranjero comenzaron a retirar dinero a fines de 2018.
Se han enfriado en un mercado que está demostrando su valía como un juego de diversificación. Los bonos gubernamentales de China se encontraban entre los de mejor desempeño del mundo en 2018, con un rendimiento del 7.7 por ciento, mientras que los bonos del Tesoro de Estados Unidos obtuvieron un 0.8 por ciento, según datos de Merrill Lynch Bank of America. Sin embargo, esa ganancia está en términos de yuanes y la moneda china cayó un 5.4 por ciento frente al dólar estadounidense.
El mayor acceso a los mercados de China no ha sido suficiente para superar las preocupaciones geopolíticas. La guerra comercial entre EU y China ha afectado al yuan y también puede estar haciendo que los extranjeros hagan una pausa antes de que agreguen a sus tenencias de bonos chinos, aseguran los observadores del mercado. Los inversionistas con sede en EU recortaron su participación en la venta de bonos soberanos en dólares del país en octubre. En ese momento representaron solo el 2 por ciento de los bonos a cinco años emitidos por China, en comparación con el 20 por ciento de 2017. Y el banco más grande de China, el Industrial & Commercial Bank of China Ltd., canceló una venta de bonos en dólares en Estados Unidos en noviembre.
Los responsables políticos de China seguirán intentando atraer inversores en bonos, y Goldman Sachs anticipa una nueva campaña de Beijing para promover su moneda. Parte de esto implica revisar las regulaciones para ganar la inclusión de los bonos chinos en los índices globales de bonos. Un hito clave puede llegar en abril: cuando la deuda de China comience a incluirse en el Índice Global Agregado Barclays de Bloomberg, asumiendo que se cumplan criterios de accesibilidad y transparencia (Bloomberg LP, que administra el índice, es el dueño de la marca Bloomberg Businessweek). Hay espacio para que la demanda crezca: los principales compradores no chinos de los bonos hasta ahora han sido fondos de riqueza soberana y bancos centrales, con "pocos" gerentes de activos no oficiales dispuestos entrar, según Morgan Stanley.
"Las entradas de capital, especialmente aquellas en el mercado de bonos, serán muy importantes para la balanza de pagos de China, ya que la cuenta corriente se deteriorará aún más en medio de la guerra comercial y la reestructuración de la economía", apunta Becky Liu, jefa de la estrategia macro de China en Standard Chartered Plc en Hong Kong. Los excedentes comerciales de China están disminuyendo y algunos economistas incluso esperan que en los próximos años el país incurra en déficits sostenidos de la cuenta corriente. Si el mercado de bonos de China recibe oleadas de efectivo en el extranjero, eso ayudará a financiar los déficits sin acumular una cantidad peligrosa de deuda en moneda extranjera.
Las estimaciones de las entradas de recursos en los próximos años varían ampliamente, desde aproximadamente 760 mil millones de dólares a largo plazo que calcula Morgan Stanley hasta el billón de dólares previsto por Goldman Sachs para fines de 2022, pasando por los 3 billones de dólares en 2020, según UBS Asset Management. Jason Pang, un gerente de cartera de renta fija en JP Morgan Asset Management en Hong Kong, asegura que su compañía ha estado impulsando las inversiones en China en los últimos meses. "Si agregaremos más", dice, "depende de la guerra comercial".