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Microsoft sale al quite por… ¿Huawei?

Para Brad Smith, presidente de Microsoft, permitir a Huawei vender en EU pero no comprar chips y software, es como dejar que un hotel abra pero no permitirle instalar camas en las habitaciones.

El presidente y director legal de Microsoft, Brad Smith, asegura que la forma en que el gobierno de Estados Unidos trata a Huawei no va acorde a los valores y principios de su país. Hasta donde a él concierne, el fabricante líder de equipos de red y teléfonos móviles de China debería poder comprar tecnología estadounidense, incluido el software de su compañía.

Tales acciones no deberían tomarse sin una "base sólida de hecho, lógica y Estado de derecho", afirma Smith en una entrevista con Bloomberg Businessweek, y agrega que Microsoft ha pedido a los reguladores estadounidenses que se expliquen. "A menudo, lo que obtenemos como respuesta es: "Bueno, si supieras lo que sabemos, estarías de acuerdo con nosotros", afirma.

"Y nuestra respuesta es: 'Genial, muéstranos lo que sabes para que podamos decidir por nosotros mismos. Así es como funciona este país'". El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, aseveró que Huawei, dirigido por un extecnólogo del ejército chino, es una amenaza para la seguridad nacional, y su Departamento de Comercio ha agregado a la compañía a una lista negra de exportaciones programada para tener pleno efecto en noviembre.

Trump debería saberlo mejor, dice Smith, citando la experiencia del mandatario en la industria hotelera. "Decirle a una compañía de tecnología que puede vender productos, pero no comprar un sistema operativo o chips, es como decirle a una empresa hotelera que puede abrir sus puertas, pero no poner camas en sus habitaciones de hotel o comida en su restaurante. De cualquier manera, pones en riesgo la supervivencia de esa compañía".

Sí, Huawei es un cliente clave para el sistema operativo Windows de Microsoft, que viene cargado en sus computadoras portátiles de marca. Hace cuatro años, Smith y el director ejecutivo de Microsoft, Satya Nadella, recibieron al presidente chino Xi Jinping en Microsoft para una sesión de fotos con líderes tecnológicos, incluidos el director general de Apple, Tim Cook, y el director y fundador de Facebook, Mark Zuckerberg. Eso probablemente no vuelva a suceder.

Las tensiones entre Estados Unidos y China ocupan un lugar destacado en el nuevo libro de Smith, 'Tools and Weapons: The Promise and the Peril of the Digital Age'. Si bien Huawei es su propio caso, a Smith le preocupa que pronto puedan producirse restricciones más amplias y estrictas. El Departamento de Comercio está considerando nuevas restricciones a la exportación de tecnologías emergentes en las que Microsoft ha realizado grandes apuestas, incluida la inteligencia artificial y la computación cuántica. "No se puede ser un líder mundial en tecnología si no se le permite llevar su tecnología al mundo", asevera.

Microsoft ha pedido al Departamento de Comercio estadounidense que considere prohibir las ventas a clientes particulares o para usos particulares que puedan presentar riesgos para la seguridad nacional, como universidades con vínculos con el ejército chino. Smith utiliza la analogía del bisturí frente al cuchillo de carnicero. La empresa también quiere asegurarse de que la investigación académica pueda continuar a través de las fronteras, incluso desde Microsoft Research Asia, con sede en Beijing.

Una coalición de democracias debería acordar los estándares de privacidad y recopilación de datos y presionar a China para un mejor comportamiento, menciona Smith. Dichas normas de privacidad, añade, deberían regir el intercambio de datos "apropiado" que pueda ayudar a contribuir al desarrollo de la inteligencia artificial y mantener el ritmo de los esfuerzos chinos. Esa es una idea que probablemente alarmará a algunos defensores de la privacidad.

Smith, quien recaudó dinero para la campaña presidencial de Hillary Clinton en 2016, comenta que la mayor preocupación debería ser el liderazgo de Estados Unidos en el escenario mundial, citando temas como la violencia armada y el cambio climático. "La única manera de administrar la tecnología global es hacer que los gobiernos realmente trabajen entre sí", apunta.

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