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¿Quién es el responsable de la 'complicada' salida a bolsa de Uber?

El pleito sobre una salida a bolsa controvertida sigue en el aire.

Morgan Stanley coordinó la mayor oferta pública inicial de los últimos cinco años en Estados Unidos. Y como principal suscriptor de la salida a bolsa de Uber, ahora le toca torear los cuestionamientos luego de que la acción cayera 18 por ciento en sus primeros dos días de cotización.

Por todo Wall Street llueven las preguntas: ¿Por qué los bancos, incluyendo Morgan Stanley, sugirieron el año pasado una valoración de 120 mil millones de dólares que Uber no pudo alcanzar? ¿Acaso el sindicato de suscriptores liderado por la firma fijó el precio de la oferta pública inicial (OPI) de manera demasiado agresiva? ¿Asignaron demasiadas acciones a grandes inversores que hicieron promesas vacías de conservarlas a largo plazo?

"En retrospectiva, los suscriptores debieron haber hecho un mejor trabajo al calcular qué tan fuerte era la verdadera demanda", dijo Jay Ritter, profesor del Warrington College of Business de la Universidad de Florida, especializado en OPI. "Pero los suscriptores en general tienen dificultades para saber cuánta demanda hay para comprar y mantener, frente a la que solo compra para revender apenas comienzan a cotizar las acciones, los llamados flippers".

Al debate sobre la manera en que Morgan Stanley y otros bancos de inversión manejaron la colocación hay que agregarle la mala suerte, incluido el desencuentro en las negociaciones comerciales entre EU y China que golpeó a los mercados de todo el mundo, así como el pésimo desempeño de Lyft, el principal rival de Uber. Asimismo existe una amplia y persistente preocupación por la inclinación de Silicon Valley por retrasar los debuts bursátiles hasta que las startups alcancen el tamaño perfecto.

Muchos inversionistas preferentes ya tenían acciones de Uber antes de su debut en bolsa, lo que acaso pudo reducir cierto apetito por los 8 mil 100 millones de dólares en acciones vendidas el día de su salida oficial al mercado.

Entre esos tempranos tenedores había clientes de la división de gestión de patrimonio de Morgan Stanley, quienes tuvieron la oportunidad de comprar en forma privada, afirmó una persona familiarizada con el tema. Incluso algunos dentro de la propia cúpula de Uber comenzaron a ver la ronda más como una "inversión de seguimiento" que como una auténtica primera emisión pública de acciones, señalaron dos personas involucradas en la operación.

Sin embargo, personas con conocimiento de la situación han dicho que el libro de pedidos (el que registra el interés de compradores y vendedores para la OPI) presentaba una sobresuscripción o demanda de al menos el triple de la oferta antes de la colocación.

Morgan Stanley, que se embolsará unos 41 millones de dólares en comisiones por coordinar la salida a bolsa, lideró la oferta con Goldman Sachs y Bank of America, que compartirán un total de 32 millones de dólares en comisiones.

Un portavoz de Morgan Stanley declinó hacer comentarios para este artículo.

En tanto, un importante inversionista refiere las dudas que tuvo en vísperas de la OPI. Receló días antes porque el sindicato de bancos suscriptores insistía en asegurarse de que su firma no buscaba revender las acciones a muy corto plazo (flip, en la jerga bursátil).

No obstante, los bancos también seguían sugiriendo que había una gran cantidad de inversionistas minoristas a la espera de comprar después del debut, lo que podría causar que el precio "saltara" al menos brevemente, ofreciendo una oportunidad para practicar el flip, revender y obtener ganancias rápidas y fáciles, dijo el inversionista. Ante esos mensajes contradictorios, su firma terminó recortando su orden final.

Morgan Stanley ha estado tratando de estabilizar el precio de Uber, según personas con conocimiento del tema. El miércoles 5 de junio la acción finalmente cerró en 45 dólares. Como el principal colocador o suscriptor y agente estabilizador, Morgan Stanley tiene derecho a vender acciones adicionales a través de la llamada opción "greenshoe".

Por lo general, los bancos pueden obtener esas acciones comprándolas a los vendedores en la OPI, o comprándolas en el mercado abierto, lo que ayuda a apuntalar el precio cuando comienza a cotizar. Pero no está claro hasta qué punto Morgan Stanley ha recurrido a esa opción.

Al menos uno de los mayores inversionistas de Uber, ahora en números rojos y que habla bajo la condición de anonimato, expresó su frustración, sugiriendo que el banco debería haber apuntalado el precio desde el principio. Sin embargo, eso podría haber dejado al banco de inversión con menos margen para apuntalar la acción si seguía bajando en los días siguientes.

Morgan Stanley tiene la reputación de arrebatar OPI tecnológicas de sus principales rivales, incluido Goldman Sachs, que figuraba como el segundo colocador en los documentos de la OPI de Uber. Algunos reconocen la tenacidad de Michael Grimes, el banquero de Morgan Stanley para el sector tecnológico, y de Colin Stewart, su contraparte para los mercados de capitales. Ambos son veteranos de la industria, capaces de tranquilizar a los clientes.

Uber, quizás el protagonista cuya opinión más importa, no ha culpado al banco. En una carta a los empleados, el CEO Dara Khosrowshahi culpó a los mercados del deslucido debut en bolsa: "Obviamente nuestras acciones no cotizaron tan bien como esperábamos después de la OPI. Hoy es otro día difícil en el mercado, y preveo lo mismo en lo que atañe a nuestras acciones".

El precio de Uber de 45 dólares por acción en la OPI le dio a la compañía una valoración de 75 mil 500 millones de dólares. De haber alcanzado una valuación de mercado de 120 mil millones de dólares, Khosrowshahi y otros ejecutivos habrían recibido premios en acciones.

Es posible que las primeras aflicciones de Uber en la bolsa no duren. Morgan Stanley ha manejado algunas de las OPI del sector tecnológico más famosas (Facebook, por ejemplo) que inicialmente cayeron antes de emerger como compañías que solo aparecen una vez en cada generación.

Lo que le pasó a Uber "se parece a lo que le sucedió a Facebook", opina David Erickson, profesor de finanzas en la Escuela Wharton de la Universidad de Pennsylvania. "El globo se desinfló el primer día".

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