Los 'influencers' virtuales ya estaban ganando popularidad mucho antes de que llegara el COVID-19.
El cabello rosado suelto de Seraphine y sus publicaciones de Instagram atrajeron a miles de fanáticos cuando la noticia de que fue creada por Riot Games, el estudio detrás del exitoso juego de e-sports League of Legends, hizo que su cuenta se volviera viral. Ahora, su número de seguidores es de casi 400 mil y está haciendo apariciones en Shanghái para promocionar su música, mientras que la mayoría de las estrellas de las redes sociales de carne y hueso están atrapadas en casa. A pesar de no ser real, a veces usa cubrebocas.
En momentos como el actual, el apetito por los portavoces digitales se está acelerando. Se espera que las marcas gasten hasta 15 mil millones de dólares anuales en marketing de influencers para 2022, frente a los 8 mil millones del año pasado, según Business Insider Intelligence. Una parte cada vez mayor de ese dinero va para esas creaciones virtuales.
"Los influencers virtuales, aunque falsos, tienen un potencial comercial real", dice Christopher Travers, fundador de virtualhumans.org. "Es más barato trabajar con ellos a largo plazo que con los humanos, son 100 por ciento controlables, pueden aparecer en muchos lugares a la vez y, lo más importante, nunca envejecen ni mueren".
Seraphine atrae hasta ocho millones de usuarios diarios y es uno de los 125 influencers virtuales activos, según Travers. Más de 50 de ellos debutaron en redes sociales en los 18 meses hasta junio de 2020. En YouTube, los influencers virtuales suman más de 5 mil.
Con 2.8 millones de seguidores en redes sociales y una tarifa de unos 8 mil 500 dólares por publicación patrocinada, Lil Miquela, una 'modelo' que ha realizado promociones para Calvin Klein, Prada y otras marcas de moda, es la que más ingresos genera en la industria, según OnBuy, un sitio de compras en línea con sede en Reino Unido. La firma estima que Lil Miquela ganará alrededor de 11.7 millones de dólares para sus creadores este año. A medida que el COVID-19 conduce a la cancelación de lanzamientos de productos y viajes, algunos influencers humanos ven agotarse sus fuentes de ingresos. Mientras tanto, Lil Miquela estrenó un video musical en el festival Lollapalooza de este año.
Es posible que la pandemia esté poniendo a los influencers virtuales en primer plano, pero el verdadero impulsor de la tendencia es la Generación Z. Se espera que esa cohorte sea de más de 2 mil 560 millones para fines de este año. Y a medida que sus miembros más grandes comienzan a llegar a la mitad de los veinte años, sus ganancias aumentan, lo que los hace atractivos para los especialistas en marketing de todo el mundo.
Los inversores también están interesados. Superplastic, la empresa de creación de marcas de animación y entretenimiento con sede en Vermont detrás de las influencers Janky y Guggimon, así como una gama de juguetes y ropa de arte, recaudó 10 millones de dólares en fondos iniciales en agosto de 2019 y seis millones adicionales en octubre de 2020. Ventures, SV Angels y Scooter Braun (que administra a Ariana Grande y Justin Bieber, entre otros) invirtieron. Y Aww, una startup japonesa cuyos humanos virtuales incluyen a Imma y Plustic Boy, recaudó un millón en una ronda inicial en septiembre.
Desplazándote rápidamente por tu teléfono, se te puede perdonar que pienses que Imma, de Aww, que tiene el pelo rosa brillante, movimientos de baile tontos y un vestuario elegante, es humana. Más de 300 mil seguidores de Instagram ven sus posts con marcas como Salvatore Ferragamo SpA; ha firmado editoriales en revistas de moda y participa en desafíos virales en TikTok.
Sus publicaciones en redes sociales la muestran visitando galerías de arte y, en una campaña reciente para Ikea, 'viviendo' dentro de la tienda del gigante sueco de artículos para el hogar en el moderno distrito de Harajuku, en Tokio.
Aww emplea a unas 20 personas, la mayoría de las cuales tienen experiencia en producción cinematográfica. La compañía utiliza escaneo 3D, captura de movimiento facial y modelado fotorrealista para desarrollar personajes.
Si bien muchos influencers virtuales tienen apariencia humana, compañías como Superplastic apuestan por creaciones más fantásticas como Janky y Guggimon, que tienen 2.3 millones de seguidores en Instagram entre ambos. Janky es un 'doble de celebridades' que parece un gato cruzado con un oso, mientras que Guggimon se parece a un conejito imponente con dientes de tiburón. En un video, se ve a ambos personajes bailando y a Janky con un hacha en la cabeza. En otra publicación patrocinada, se paran frente a una tienda de Prada que acaban de destruir en su automóvil DeLorean. Ambos visten trajes de la casa de moda.
"Debido a que viven tanto en el mundo físico como en el digital, realmente no hay un límite para su universo", dijo el fundador de Superplastic, Paul Budnitz, en un correo electrónico. "Guggimon puede pasar el rato con The Chainsmokers y Rico Nasty y al día siguiente conducir su DeLorean a través de la ventana de una tienda. Todos nuestros personajes usan etiquetas de ropa reales, comen comida real y conducen autos reales. Así que es una mezcla entre realidad e hiperrealidad".
Esa combinación crea un enorme potencial para atraer miradas y ganar dinero. Existe un potencial infinito para más contenido y el alcance creativo está limitado solo por lo que puede hacer una computadora.
Aun así, la capacidad de viajar a cualquier lugar y en cualquier momento no excluye una afinidad por el hogar. En una publicación reciente de Instagram, Seraphine está en su habitación, abrazando a su gato, y aparece la leyenda: "¡Cuídense juntos!". El post tiene más de 100 mil 'likes'.
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