Pequeños cambios en los hábitos de transporte de los ciudadanos pueden reducir significativamente su huella de carbono, según un estudio en profundidad de datos de transporte de más de 3 mil 800 personas en siete ciudades.
Elegir la bicicleta en lugar del automóvil solo una vez al día reduce las emisiones de carbono de un ciudadano promedio a partir del transporte en un 67 por ciento, según una investigación dirigida por Christian Brand, docente de transporte de la Universidad de Oxford. Los hallazgos significan que incluso si no todos los trayectos en automóvil podrían ser sustituidos por trayectos en bicicleta, el potencial de reducción de las emisiones sigue siendo muy alto.
Si bien las políticas públicas tienden a centrarse en los desplazamientos diarios, el documento halló que las salidas con fines recreativos como compras o visitas sociales se realizan con mayor frecuencia en automóvil. Estos trayectos tienden a ser significativamente más cortos, lo que aumenta el potencial de un cambio hacia caminar o andar en bicicleta, según los investigadores.
Si 10 por ciento de la población reemplazara un viaje en automóvil cada día con un trayecto en bicicleta, se esperaría que las emisiones totales de transporte disminuyeran en aproximadamente 10 por ciento, según el estudio. Si el mismo porcentaje de la población reemplazara un viaje en automóvil con un trayecto en transporte público, las emisiones de transporte individual serían 19 por ciento más bajas.
El documento representa una de las pocas conclusiones integrales sobre el impacto climático de las opciones de transporte a través de diferentes latitudes. Durante dos años, los investigadores rastrearon los hábitos de miles de personas en Amberes, Barcelona, Londres, Roma, Viena, Zúrich y Orebro en Suecia. En total, los participantes completaron casi 10 mil diarios de viaje detallados de un día, con más de 34 mil 200 viajes registrados en total.
Si bien algunos resultados variaron entre las ciudades debido a diferencias en el clima, la geografía, el nivel de urbanización y los ingresos, otros datos fueron consistentes en todos los ámbitos. Las emisiones de los automóviles fueron más del doble que las del transporte público, y el ciclismo fue responsable de menos del 5 por ciento de las emisiones del transporte público en general. Si bien el ciclismo no emite gases de efecto invernadero, los investigadores consideraron como emisiones aquellas derivadas de la fabricación y el deshacerse de bicicletas y los cambios en la dieta por parte de los ciclistas como resultado de una mayor actividad física.
El uso del modo de transporte fue similar entre los géneros. Los hombres solían andar en bicicleta y conducir más, mientras que las mujeres caminaban y usaban el transporte público con mayor frecuencia.