Este año perfila para ser uno de los más calurosos registrados en Estados Unidos, según una métrica que es crucial para los operadores de energía.
La medida se conoce como días de grado de enfriamiento y se usa para rastrear cómo el clima afecta la demanda de electricidad. Cuanto mayor sea el número, más combustible se necesita para enfriar hogares y negocios.
En Estados Unidos esta semana, el valor de los grados-día de enfriamiento llegó a 610 sobre una base ponderada por población, el más alto en datos que se remontan a 1950, dijo Matt Rogers, presidente de Commodity Weather Group LLC, un pronosticador comercial especializado en perspectivas de energía y agricultura. El récord está muy por encima del promedio de 10 años de 596 y el estándar de 30 años de 530, dijo.
Los siguientes años con cifras más altas en la lista son 2010 y 2011, ambos con un valor de 603 hasta el 25 de julio, según Rogers. En 2011, Texas se marchitó bajo un calor récord en una situación muy similar a la de este año.
Durante la mayor parte del verano, que los meteorólogos miden del 1 de junio al 31 de agosto, el calor se ha concentrado en el centro de Estados Unidos y el sur de las Grandes Llanuras, lo que ha dejado a Texas bajo temperaturas extremas, al tiempo que su red eléctrica lucha por satisfacer la demanda.
Dallas registró 21 días con temperaturas de 38 grados centígrados o más hasta julio, y un valor de grados-día de enfriamiento de 674, 163 por encima de lo normal, según el Servicio Meteorológico Nacional.
Biden anuncia acciones para enfrentar cambio climático
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, anunció el pasado miércoles 20 de julio varias acciones para enfrentar el cambio climático en medio de la ola de calor que afecta al mundo entero.
En una antigua central eléctrica de carbón en Massachusetts, la cual está en proceso de reconversión para generar energía eólica, el mandatario estadounidense afirmó que una parte de su estrategia es destinar presupuesto a las comunidades devastadas por el calor.
Este día, Biden no declaró una emergencia climática formal, es decir, una medida que desbloquearía nuevos poderes amplios para desarrollar energía limpia al tiempo que restringe la extracción y exportación de combustibles fósiles.
Sin embargo, el presidente de Estados Unidos dijo en su dicurso que lo haría pronto. “Ahora déjenme ser claro, el cambio climático es una emergencia y en las próximas semanas, voy a usar el poder que tengo como presidente para convertir estas palabras en acciones formales y oficiales del gobierno a través de las proclamaciones apropiadas, órdenes ejecutivas y poder regulatorio”.
Las disposiciones incluyen medidas para expandir la generación de energía eólica y la disponibilidad de sistemas eficientes de enfriamiento doméstico, así como la asignación de fondos de emergencia para infraestructura y proyectos como estaciones de enfriamiento en lugares que enfrentan calor extremo.