A pocas semanas de la visita a México del presidente estadounidense, Joe Biden, las conversaciones en torno a la mayor disputa comercial entre ambos países se han estancado debido a la salida de negociadores del lado de la nación latinoamericana y a su renuencia a hacer concesiones, según personas familiarizadas con el asunto.
Las dos partes han tenido problemas para avanzar en la disputa sobre política energética después de que Tatiana Clouthier, la secretaria de Economía renunciara en octubre, dijeron las personas, que pidieron no ser identificadas porque se trata de discusiones privadas. El despido de su adjunta comercial, así como de más de una docena de funcionarios sénior, también ha obstaculizado el progreso, dijeron.
Las divisiones han afectado al equipo mexicano, con la secretaria de Energía, Rocío Nahle, y Manuel Bartlett, director de la empresa estatal de electricidad, negándose durante meses a proporcionar información clave para abordar las preocupaciones de Estados Unidos, dijeron las personas.
Asimismo, el presidente Andrés Manuel López Obrador tampoco se ha mostrado dispuesto a impulsar cambios importantes en la política energética nacionalista en el centro de la queja de EU, dijeron las personas.
Un portavoz de la Secretaría de Economía de México no respondió de inmediato a una solicitud de comentarios. Un portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca reconoció la solicitud, pero no respondió de inmediato. La oficina de prensa de la representante comercial de EU declinó hacer comentarios de inmediato.
Las dos partes y Canadá, que tiene algunas de las mismas preocupaciones que EU, trabajan para abordar el conflicto antes que Biden visite México el próximo mes, pero los negociadores estadounidenses tienen pocas expectativas de avances en ese período, dijeron las personas.
La política de López Obrador privilegia a la petrolera estatal mexicana, Petróleos Mexicanos, y al proveedor de electricidad conocido como CFE. EU dice que esto viola el tratado comercial que entró en vigor en 2020 para reemplazar el pacto TLCAN de dos décadas. Canadá presentó una solicitud similar para conversaciones sobre la política eléctrica de México.
López Obrador niega que sus políticas violen el pacto y dice que EU debe respetar la soberanía de México.
Si el panel fallara en contra de México, el país podría tener que pagar aranceles por hasta 30,000 millones en exportaciones, dijeron a Bloomberg News exfuncionarios que negociaron el acuerdo.
A principios de este mes, la representante comercial estadounidense, Katherine Tai, se reunió con su nueva homóloga mexicana, Raquel Buenrostro, en Washington y en un comunicado dijo que “subrayó la urgencia de un progreso rápido y significativo” en la disputa.
En un inicio, el Gobierno mexicano se centró en resolver casos individuales con empresas estadounidenses y canadienses en un intento por disipar la disputa. Sin embargo, EU no consideró esto apropiado porque considera que los problemas son sistémicos, mientras que Tai dijo en octubre que los problemas van más allá de unas pocas empresas.
La jefa de comercio de EU dijo a principios de este año que la disputa pone en riesgo más de 10,000 millones en inversiones estadounidenses debido al trato arbitrario de las empresas, especialmente aquellas que pertenecen al sector de energías renovables.
Ambos países iniciaron consultas en agosto y en octubre acordaron continuarlas más allá de un período obligatorio inicial de 75 días.
En octubre, Tai dijo que ella no descartaría solicitar la formación de un panel para resolver el conflicto, y añadió que EU solo permanecerá en las conversaciones “mientras esas consultas sean significativas”.
La Secretaría de Economía de México dijo el lunes 12 de diciembre que presentó a EU y Canadá un plan de trabajo para establecer grupos de trabajo este mes y en enero para tratar de resolver sus preocupaciones.
Buenrostro, quien ha estado liderando las conversaciones por México, viajará el viernes a Washington junto con el canciller Marcelo Ebrard, pero se espera que las reuniones se centren en una disputa separada sobre las importaciones de maíz americano, según personas familiarizadas con los planes.