El superpeso podría caer drásticamente si el próximo gobierno y el siguiente Congreso de México adoptan una agenda poco ortodoxa que socave las instituciones, según Morgan Stanley.
En un caso bajista —que el banco de Wall Street describe como “retroceso institucional”— el peso se debilitaría a 19.20 por dólar desde alrededor de las 17 unidades por dólar actuales. Incluso en un escenario más probable de continuidad de la política monetaria después de la elección del 2 de junio, la moneda se debilitaría un 5.6 por ciento frente al dólar en un horizonte de 12 meses, dijo el banco.
“A México le tocó una mano fuerte, al beneficiarse del fuerte vínculo con Estados Unidos y del potencial del nearshoring”, escribieron estrategas como Ioana Zamfir y Eli Carter el domingo 28 de abril en una nota. “Sin embargo, se necesitan reformas significativas para aprovecharla plenamente”.
La candidata Claudia Sheinbaum, exalcaldesa de Ciudad México perteneciente al partido gobernante Morena, tiene una fuerte ventaja sobre la candidata de la oposición, Xóchitl Gálvez, antes de la votación de junio. En una reciente entrevista con Bloomberg, Sheinbaum dijo que la austeridad fiscal de Andrés Manuel López Obrador durante la pandemia fue uno de los factores que ayudó a apuntalar el peso.
No se espera que ninguno de los principales candidatos implemente grandes ajustes fiscales, al menos en el corto plazo. Sheinbaum ha sido imprecisa sobre planes fiscales más amplios, mientras que Gálvez dijo que no llevaría a cabo una reforma fiscal en la primera fase de un potencial gobierno.
El escenario más sombrío de Morgan Stanley no se basa en ninguna propuesta actual. Supone una “consolidación fiscal moderada”, cambios constitucionales que generan riesgos para instituciones como la Corte Suprema y los reguladores de electricidad, y un estancamiento en los esfuerzos de nearshoring.
El banco solo prevé cambios de política positivos “marginales” después de la elección presidencial, y que el país podrá abordar los desafíos fiscales y de infraestructura. El dólar debería alcanzar un máximo frente al peso en medio del ruido electoral estadounidense en el cuarto trimestre y luego consolidarse alrededor de 18, dijo.
Los estrategas señalan que el mercado de valores del país y los bonos de Petróleos Mexicanos (Pemex) ofrecen una mejor relación riesgo-recompensa a los inversionistas que buscan operar en México antes de la votación.
“En cuanto al crédito, vemos los diferenciales de la deuda soberana como justos con la continuidad de la política, pero los bonos de Pemex seguirían ofreciendo valor”, escribieron. El peso mexicano “ofrece menos margen alcista en relación con otras clases de activos”.