Unilever recibió una advertencia de Warren Buffett y el multimillonario brasileño Jorge Paulo Lemann.
Ese no es un lugar agradable donde estar. El gigante anglo-holandés de bienes de consumo puede haberse librado del intento de 143 mil millones de dólares que hicieron para comprar al fabricante de los helados Magnum y hacerlo parte de su operación Kraft Heinz Co.
Pero Unilever y su máximo ejecutivo, Paul Polman, siguen advertidos.
Tanto Buffett como 3G Capital de Lemann consideraban que había dónde reducir gastos en Unilever. Ahora Polman tiene que hacer la tarea. Debe trabajar sobre la suposición de que Kraft Heinz querrá volver al ataque.
En virtud de las normas de adquisición británicas, Kraft Heinz ahora tiene prohibido presentar una oferta durante un plazo de seis meses, a menos que Unilever acepte o que otro postor ponga a la compañía en juego. Ese tiempo pasará rápidamente.
Kraft Heinz ya había puesto alta la vara en materia de rentabilidad en el sector de consumo: sus márgenes operativos opacan a los de Unilever.
Polman había establecido su propio plan de ahorro de costos, copiando el modelo de presupuesto de base cero de Kraft Heinz, donde cualquier gasto adicional tiene que financiarse con ahorros de costos.
El ejecutivo ha duplicado su meta para expandir los márgenes de Unilever y ahora apunta a un incremento de entre 0.4 y 0.8 puntos porcentuales para 2019.
La dificultad radica en que los inversores no le han dado ningún crédito a Unilever. Aun después de que las acciones subieron 13 por ciento por al anuncio del viernes, el precio de la acción sigue con un descuento de 13 por ciento respecto de sus pares sobre una base de valor de empresa a Ebitda.
Es necesario que Polman haga más.
Durante mucho tiempo ha dicho que Unilever tiene que ver con crear valor de largo plazo, pero los inversores no pueden esperar por siempre. En algún momento, tiene que cumplir.
El crecimiento en la división de cuidado personal, donde Unilever ha invertido en productos de alta gama dirigidos a los millennials, en realidad se desaceleró en el cuarto trimestre.
Polman podría hacer algo de lo que Kraft Heinz hubiera querido hacer: fortalecer el balance y vender la unidad de productos untables, que ha mostrado un rendimiento inferior.
Y también hay opciones más radicales. La mayoría suponía que Polman se jubilaría en los próximos dos años. Ello podría adelantarse.
Hay varios candidatos internos, incluidos el director de Finanzas --Graeme Pitkethly-- y Amanda Sourry, quien dirige la operación de Alimentos.
Dave Lewis, máximo ejecutivo de Tesco, había sido visto como el primer heredero de Polman cuando encabezaba la operación de cuidado personal de Unilever.
Habiendo adquirido Booker Group y los servicios de su máximo ejecutivo, Charles Wilson, ahora podría estar disponible para volver a Unilever.
Polman se ha librado por ahora de sus depredadores simplemente negándose a involucrarse. Es improbable que Buffett, en particular, haya querido enfrascarse en una adquisición hostil.
Sin embargo, una Kraft Heinz mejor preparada --que muestre una oferta más atractiva con más efectivo-- podría hacer que los inversores de Unilever presionen a su directorio para evaluar un acuerdo.
Es posible que Kraft Heinz ahora mire hacia otra parte para alimentar su hábito de fusiones y adquisiciones: los márgenes podrían haber aumentado y los ingresos se están debilitado, de modo que la compañía necesita más adquisiciones.
Pero eso no dispensa a Polman de tener que mejorar.
Esta columna no necesariamente refleja la opinión de Bloomberg LP y sus dueños, ni de El Financiero
*La autora es columnista de Bloomberg Gadfy que cubre las industrias del consumo y minoristas. Ella trabajó previamente en el Financial Times
*El autor es columnista de Bloomberg Gadfy que cubre transacciones. Él previamente trabajó para Reuters, así como el Financial Times y El Independiente.
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