Pese a que la administración Biden ha realizado una serie de modificaciones al sistema mediante el cual los migrantes solicitan asilo, tales como el uso de la app CBP One y el incremento de citas hasta llegar a mil 450 diarias, hay solicitantes que tienen tres o hasta más meses varados en México sin lograr este proceso.
Este era el caso de Yadira, una mujer de nacionalidad venezolana quien tiene desde el 05 de mayo en Matamoros, donde vive en situación de calle prácticamente, pues los migrantes que ahí han llegado, acampan a orilla del Río Bravo en condiciones precarias e insalubres.
Sin embargo, para Yadira y su esposo que la acompaña, la situación está por cambiar, pues la semana pasada tras aproximadamente tres meses de espera en dicha ciudad fronteriza de Tamaulipas, por fin lograron una cita para el próximo 1 de agosto, junto a un primo y su esposa, así como sus dos bebés, y un amigo que hicieron durante el camino.
Para la venezolana que tuvo que huir de su país junto con toda su familia luego de que el presidente municipal de Jesús Enrique Lossada, asesinara a su hijo y los amenazara de muerte, esto representa un alivio.
“No es que estamos mejor, porque mire la situación en la que estamos, pero comparado a con como yo salí de allá, sí, me siento más segura aquí, en la forma de que yo sé que mis hijos están resguardados y yo estoy aquí buscando la forma de ver cómo hago para poderlos traer”, señaló.
Yadira comenta que por amenazas contra ella y su familia, tuvo que sacar a su mamá y otro hijo de Venezuela y dejarlos en Colombia, lugar donde esperarán por falta de recursos, mientras ella y su esposo continuaban su largo viaje hacia México para resguardarse en lo que conseguían una cita mediante CBP One.
“Nos montamos en el tren, en el que llaman ´La bestia´, hicimos cuatro días montados ahí, el último día no teníamos ni comida ni nada de agua, pero gracias a Dios llegamos bien”, relata.
En su llegada a Matamoros y al ver la situación en la que se encontraban el resto de sus compatriotas y demás migrantes de otras nacionalidades, no les quedó opción más que adaptarse a lo que había.
“Aquí es una rutina, hay que buscar agua para bañarse, hay que juntar leña para cocinar, todo es cuestión de sobrevivir”, dijo.
Afortunadamente para Yadira y el grupo de personas que la acompaña, la situación cambiará en unos días, y ella podrá reencontrarse con otro de sus hijos que la espera en Dallas, Texas, para lograr una mejor calidad de vida y seguridad.
“Yo no podía ni tomarme la foto, me temblaba todo el cuerpo, lloré, lloré mucho, me decían que me calmara porque hasta me dolía el pecho del alivio”, comentó sobre la obtención de su cita.
El caso de Yadira es uno de entre miles que hay de todos los migrantes que se encuentran varados en alguna ciudad fronteriza de México o el interior de la República Mexicana a esperas de una cita. Los migrantes señalan que respecto a la obtención de una cita, es prácticamente cuestión de suerte. Pero aún cuando tarden meses en el país mexicano, prefieren esperar pacientemente a que CBP One les dé una fecha a aventurarse a cruzar de manera ilegal y perder la oportunidad de asilo.