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No solo México: Texas, en peligro de quedarse sin una gota de agua por sequías

Tan solo en la frontera, 6 millones de personas pierden lentamente su fuente de suministro de agua.

La situación de sequía y suministro de agua en Texas en el año 2024 es grave y requiere una atención urgente. (Shutterstock)

Laredo, Texas.- La sequía y el suministro de agua en Texas alcanzan niveles críticos en el 2024, tras dos veranos consecutivos de calor extremo y escasez de lluvias. Esta situación afecta especialmente a regiones como el sur del estado donde los embalses han disminuido significativamente, por lo que, es elevada la probabilidad de que surja una crisis de emergencia si estas condiciones prevalecen.

En Corpus Christi, las autoridades han tomado la decisión de restringir la extracción de agua para buscar preservar la ecología en los humedales costeros, sin embargo las refinerías y plantas químicas operan sin restricciones de uso de agua aun a pesar de la sequía.

Pero las preocupaciones por la sequía se extienden más allá de Corpus Christi; en los suburbios del centro de Texas, entre Austin y San Antonio, se ha declarado la cuarta etapa de sequía por primera vez en 36 años. Los meteorólogos advierten sobre la probabilidad de otro verano abrasador, lo que agrava aún más la situación.

El cambio climático se señala como un factor exacerbante de las sequías -que cada vez son más prolongadas- y los extremos climáticos, con olas de calor más intensas. Aunque las precipitaciones invernales y primaverales ofrecen alguna esperanza de alivio, hasta ahora las lluvias no han sido suficientes para reponer los embalses.

Por ejemplo, en la parte baja de Texas cercana al Golfo de México, la falta de agua dulce afecta los ecosistemas costeros, lo que pone en riesgo la reproducción de especies acuáticas y la viabilidad de los humedales. Esta situación se agrava por la extracción continua de agua para uso industrial, especialmente en sectores como la refinación de petróleo y la producción de plásticos y demás petroquímicos, que operan bajo exenciones de restricciones de sequía.

En el centro de Texas, la rápida urbanización ejerce presión sobre las fuentes de abastecimiento de agua, ya que los embalses como el caso del lago Travis, que experimenta una disminución significativa en su capacidad. Las restricciones en el uso del vital líquido podrían entrar en vigor si los niveles de los embalses caen por debajo del 30 por ciento, lo que afectaría principalmente al riego del césped y otras actividades recreativas.


La situación es especialmente grave en el Distrito de Conservación de Aguas Subterráneas Hays Trinity, donde la extracción excesiva de agua por parte de una empresa privada ha desencadenado conflictos legales y amenaza con secar los pozos. Otros embalses, como el de Canyon Lake, también muestran signos preocupantes de reducción en su capacidad.

Además, a lo largo del extremo sur de Texas, incluyendo la frontera con México, aproximadamente 6 millones de personas dependen del suministro de agua del Río Bravo. Sin embargo, el caudal de este ha disminuido en un 28 por ciento, y se han perdido el 93 por ciento de los humedales cuya función es retener y almacenar agua dulce tanto para consumo humano, como para producción y sostenimiento de la vida silvestre; preocupa aún más la contaminación de estas aguas, que ha sido motivo de quejas oficiales entre los dos países limítrofes.

La situación de sequía y suministro de agua en Texas en el año 2024 es grave y requiere una atención urgente. El cambio climático, la urbanización rápida y la extracción excesiva de agua para uso industrial son factores que complican aún más la situación, lo que plantea desafíos significativos para la gestión sostenible del agua en la región.

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