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Mercedes Benz Fashion Week y los retos que vienen

Con un futuro que se avizora internacional, incluyente y con fuerte presencia del comercio electrónico, la plataforma que impulsa al diseño mexicano tiene por cumplir diversos objetivos.

E l Mercedes-Benz Fashion Week es un motor que acelera la industria de la moda mexicana. Hace más de 12 años irrumpió con sus desfiles en la aletargada escena nacional que privilegiaba los diseños extranjeros. Su objetivo fue y sigue siendo visibilizar a los creadores nacionales e impulsar el mercado. El reto es reinventarse en cada edición; el futuro se avizora internacional, incluyente y con fuerte presencia del comercio electrónico.

Beatriz Calles ha sido piedra angular en ese camino. Como directora de moda de la plataforma, es quien se encarga de echarle el ojo a los nuevos creadores y fortalecer a los ya conocidos. Asegura que no ha sido fácil, pero ahora hay un interés creciente por la moda nacional en ciudades como Londres y Miami, desde donde ha recibido llamadas para contactar con los creadores y que acudan a presentar sus propuestas.

"La segunda palabra más buscada en el mundo es fashion. Es una industria de la que nadie se quiere quedar fuera, aquí hay mucho talento y nuestro trabajo es encontrarlo y exponerlo, lo mismo con propuestas vanguardistas y frescas, que con opciones propias bien recibidas por su singularidad", afirma.

Calles identifica como parte de esa singularidad a la inspiración nacional en procesos y materiales que han evolucionado en propuestas modernas. A ello se suma un consumidor que valora más el trabajo hecho en México.

"Cuando nuestra marca arrancó en 1996, aún había mucha gente que apostaba por lo extranjero en plena ebullición del TLC en 1993. Poco a poco se desarrolló un gusto por nuestras raíces, el trabajo de los artesanos es mejor pagado y para todos hay más posibilidades", comenta Ricardo Covalin, que con su marca Pineda Covalin promueve la cultura mexicana en sedas, twill y crepé.

Él y Cristina Pineda, su socia, comenzaron con accesorios, como mascadas y corbatas; hoy hacen colecciones de hombre y mujer, joyería, cosméticos y vajillas, con puntos de venta en Londres, Dubái y París. En tres meses abrirán su primera tienda en Presidente Masaryk esquina con Emilio Castelar, codeándose con Dolce & Gabbana y Ermenegildo Zegna.

Calles reconoce a Pineda Covalin y a la diseñadora Lydia Lavín como precursores de ese cambio, que en fechas recientes incluye marcas más contemporáneas como Yakampot, Lorena Saravia, Alexia Ulibarri, Anuar Layon y Kris Goyri.

"La mayor apuesta del Fashion bWeek ha sido la difusión y su vínculo con las marcas, ayudan a tejer ese hilo comercial necesario para llegar a más personas", comparte Goyri, quien presentó su colección otoño-invierno inspirada en la danza Yúmare, ceremonia ritual con música y baile con la que los tarahumaras agradecen a Dios por la salud, la lluvia y la buena cosecha.

Goyri desea que los desfiles de moda se multipliquen en lugares públicos al igual que en otras capitales del mundo, como en París, donde montan pasarelas en sitios emblemáticos como muestra de que la moda también es una expresión enraizada en la cultura. "Ojalá que algún día se puedan hacer desfiles en Bellas Artes, como se han hecho en El Ángel de la Independencia o en el Bosque de Chapultepec. La moda en México ha evolucionado mucho y está bien hecha", explica.

La buena hechura aspira a conquistar compradores de alto poder adquisitivo que tienen los recursos para elegir vestidos de marcas como Christian Dior, que para el mercado mexicano se cotizan en más de 200 mil pesos. La apuesta es que apre cien el valor de los diseños exclusivos de los nacionales que se venden en promedio entre 3 y 20 mil pesos por prenda. Aquí pueden ir a la boutique y encontrarse al creador e incluso hay quienes hacen piezas exclusivas.

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