Este viernes ha comenzado una cumbre sobre la gestión de elefantes para debatir una política común a las cuatro naciones del sur de África, donde habita más del 60 por ciento de la población mundial de paquidermos.
El encuentro de cinco días, en Botsuana, que culmina con una reunión de jefes de Estado, se produce conforme el Gobierno trata de reducir su enfoque a la conservación y permitir la caza, un paso que dice que reducirá el conflicto entre los agricultores y la fauna salvaje. Los detractores dicen que la propuesta pretende ganar votos rurales en las elecciones de octubre.
Los elefantes están en peligro de extinción debido a la caza furtiva en muchos países africanos, pero Botsuana, al igual que su vecino Zimbabue, dice que tiene tantos que su gestión no resulta fácil.
El presidente de Botsuana, Mokgweetsi Masisi, ha invitado a líderes de Zimbabue, Namibia y Zambia a fin de acordar "intervenciones concretas". Los ecologistas se muestran escépticos.
Los inventarios de marfil también están en la agenda. Botsuana, Zimbabue y Namibia quieren vender sus existencias y están presionando a la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies en Peligro de Extinción para que lo permita.
Las ventas de los colmillos valiosos recaudarían dinero para la gestión de la vida silvestre.
Zimbabue y Sudáfrica obtuvieron un permiso en 2008 para una venta extraordinaria de marfil a China, pero las pruebas de que las ventas de marfil fomentan la demanda e impulsa la caza furtiva significa que ahora hay un respaldo mundial para la moratoria internacional del comercio.
Hoy en día, la mayoría de las naciones con elefantes queman o trituran el marfil. China prohibió el comercio de marfil el año pasado.