La historia se repite, y cada día con más frecuencia: Cada año, el Valle de México sufre de concentraciones máximas de partículas contaminantes que obligan a las autoridades activar el programa de Contingencia Ambiental.
Esta medida se ha aplicado en 28 ocasiones desde 2016 y en todas ellas se ha obligado a miles de personas a dejar sus automóviles en casa para intentar reducir la generación de contaminantes.
En esta ocasión, la Comisión Ambiental de la Megalópolis (CAMe) activó la Fase 1 de Contingencia Ambiental por ozono este martes, ya que se registraron concentraciones máximas de ozono de en las estaciones de monitoreo Santa Fe y Merced, ubicadas en las Alcaldías de Cuajimalpa y Cuauhtémoc.
Pero, ¿cuáles son esas partículas que detonan la contingencia?
Ozono
El ozono es un gas que está presente de forma natural en la atmósfera a muy bajas concentraciones. En las ciudades puede formarse en grandes concentraciones debido a la reacción química entre los óxidos de nitrógeno (NOx) y los compuestos orgánicos volátiles (COV) en presencia de luz solar.
Las principales fuentes de emisión de los NOx y los COV son los vehículos que utilizan combustibles fósiles, fugas de gas LP y gas natural, las industrias y las estaciones de gasolina.
El ozono se considera un contaminante ambiental, ya que a elevadas concentraciones puede provocar daños en la salud como irritar el sistema respiratorio, agravar el asma y las enfermedades pulmonares crónicas, reducir la función pulmonar, disminuir la esperanza de vida.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) establece que cuando la concentración de ozono en el aire que se respira es superior a los 240 µg/m3 y ésta se mantiene durante más de ocho horas, existe un claro riesgo para la salud: reduce considerablemente la función pulmonar, inflama las vías respiratorias y exacerba el asma, además de favorecer las infecciones respiratorias.
Partículas PM 2.5
A diferencia de otro tipo de contaminantes, como el ozono, las partículas PM 2.5 son ultra finas y fácilmente inhalables.
Estas partículas se conforman de diversos químicos emitidos por los gases de automóviles, fábricas, incendios, combustibles y polvo.
“El tamaño que domina dentro de las PM 2.5 es de un micrómetro para abajo. La cualidad aerodinámica de estas partículas es que son capaces de llegar a los alveolos pulmonares. El sistema respiratorio está diseñado naturalmente para que vaya atrapando las partículas más grandes y no penetren hasta los pulmones. Desafortunadamente, las partículas que son producto de combustión tienen la capacidad de llegar a lo más profundo”, dijo en entrevista con El Financiero Ricardo Torres, parte del grupo de investigadores del Centro de Ciencias de la Atmósfera de la UNAM.
De acuerdo con la OMS, los principales riesgos de inhalar dichas partículas recaen en las enfermedades respiratorias agudas, como la neumonía. Otras de las consecuencias más comunes son sufrir una neumopatía crónica o una crisis asmática.
Mientras tanto, en el mediano y largo plazo los riesgos no son menores. La OMS señala que las personas expuestas durante varios años a concentraciones elevadas de material contaminante tienen un mayor riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares.
Asimismo, Rosario Gulias, oftalmóloga especialista de Alcon, afirma que la manera más rápida de detectar que la contingencia afecta a nuestra salud visual es la sensación de irritación, ardor y ojo seco, aunque explicó que no hay riesgos de contraer infecciones graves o problemas crónicos por la contaminación.
Acciones para reducir la emisión de contaminantes precursores de ozono y mejorar la calidad del aire:
- Usa transporte público o bicicleta
- Comparte el auto y planea tus salidas
- Carga gasolina por la noche o muy temprano por la mañana
- Mantén tu auto en buenas condiciones, cambia el convertidor catalítico
- Apaga las luces y equipos eléctricos.