CDMX

Coronavirus dispara la violencia y desigualdad en trabajadoras sexuales mexicanas

Los ingresos de las personas trabajadoras sexuales disminuyeron en nueve de cada 10 casos en el último año.

60 por ciento de los encuestados refirió padecer violencia o discriminación ya sea por instituciones, policías, clientes y transeúntes. (EFE)

La violencia y la desigualdad agudizada por la pandemia de la COVID-19 son las principales preocupaciones de las trabajadoras sexuales trans en la Ciudad de México, según reveló este miércoles una encuesta presentada por el Consejo para Prevenir y Eliminar la Discriminación local (Copred).

“La pandemia, sin duda, afectó a las y los trabajadores transexuales en la capital mexicana”, dijo en conferencia de prensa Geraldina González de la Vega, presidenta del Copred, durante la presentación de la Segunda Encuesta sobre Trabajo Sexual en la Ciudad de México.

Rocío Suárez, integrante del Centro de Apoyo de las Identidades Trans, explicó que entre los principales hallazgos de la encuesta, se pudo constatar que durante la pandemia, los ingresos de las personas trabajadoras sexuales disminuyeron en nueve de cada 10 casos, “además de que siete de cada 10 redujeron sus horas y días de trabajo”.

Esto, dijo Natalia Lane, defensora de los derechos humanos y trabajadora sexual, fue preocupante principalmente porque solo la mitad de las trabajadoras sexuales dijeron haber recibido ayuda de algún gobierno, ya sea federal, estatal o local.

“Solo cuatro de cada 10 recibieron apoyo del Gobierno de la Ciudad de México, mientras que más del 60 por ciento reconoció haber sido apoyada por colectivas y organizaciones de la sociedad civil, lo que muestra la importancia de estas instituciones para estas trabajadoras”, comentó.

La encuesta fue realizada entre noviembre y diciembre de 2021 a 217 personas que ejercen el trabajo sexual, con el objetivo de visibilizar las problemáticas a las que viven quienes se dedican a esta labor.


En el sondeo, 54 por ciento de las participantes fueron mujeres trans, 40 por ciento mujeres cisgénero, 5 por ciento hombres y 1 por ciento hombres transgénero.

En el estudio se abordaron cinco secciones: datos demográficos, contexto de trabajo sexual, acceso a la salud, violencia y discriminación y reconocimiento de trabajo sexual.

Para las activistas, la encuesta toma relevancia especialmente para dignificar este trabajo, pues aseguraron, que al menos siete de cada 10 trabajadores sexuales desearían dejar su labor si pudieran.

“Esto nos lleva a desmitificar la idea de que nadie quiere ejercer el trabajo sexual por voluntad propia”, señalaron.

Insistieron en la necesidad de reconocer este trabajo, pues nueve de cada 10 encuestados lo consideraron necesario.

“Ya que si se considera un delito hay pérdida de empleo, incremento de la violencia, extorsión y negación de servicios públicos y privados”, dijo Suárez.

Otro de los puntos de preocupación, dijo Lane, es la violencia contra las trabajadoras sexuales, pues más del 60 por ciento de los encuestados refirió padecer violencia o discriminación ya sea por instituciones, policías, clientes y transeúntes.

“Además, ocho de cada 10 no denuncian por desconfianza o miedo a represalias”, aseveró Lane, quien en enero pasado fue víctima de una agresión con un cuchillo durante su trabajo en un hotel de la Ciudad de México.

Señaló que, en ese sentido, “las autoridades han fallado”.

Recomendaciones

La encuesta sirvió también para dar una serie de recomendaciones entre la que incluyen seguridad para las trabajadoras sexuales, la importancia de legislar para el reconocimiento del trabajo sexual, así como garantizar el acceso a la salud.

Asimismo, consideran importante garantizar la documentación a las personas trans y migrantes, pues muchos no pueden acceder a apoyos gubernamentales por carecer de estos papeles.

Además, resaltaron la importancia de la reinserción educativa y laboral, pues muchos de quienes se dedican a este oficio han referido que lo dejarían su pudieran acceder a empleos flexibles.

Finalmente, pidieron también atender a las trabajadoras de la tercera edad quienes “son las que se ven más afectadas y vulnerables. Necesitamos ser escuchadas y reconocidas”, concluyó Suárez.


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