Antes de la pandemia, en bares como El Taller, ubicado en la zona Rosa de la Ciudad de México, prohibían el ingreso a mujeres cis o transexuales, hoy en día, ya se permite, pero persisten las miradas.
Según encuestas de la Federación Mexicana de Empresarios (FME), el 70 por ciento de las personas de la comunidad LGBT se ha sentido discriminada, incluso, dentro de la misma, así lo externaron Anahí y Suprema Mista Boo.
“Yo lucho con mi cuerpo todos los días, pero igual en la calle está el que me grita. En algunos bares los gay se fastidian que les tomes el escenario y en lugares que no son de la comunidad, las mujeres te ven feo, me defendían cuando era gay y trasvesti, pero ahora que soy trans me atacan”, relató Anahí.
Ella comenzó su descubrimiento de género a las 13 años, actualmente tiene 27, su principal ingreso es la prostitución, también conocida como sport, además realiza imitaciones de Belinda y Anahí, por lo que su inversión entre vestuario y maquillaje ronda los mil 500 pesos, mientras que por presentación le pagan 600 pesos.
Parecería que a las drag queen les pagan mejor, mil pesos por presentación, en promedio, pero su inversión por show es de por lo menos 4 mil pesos, ya que requiere mucho más material de vestuario, maquillaje, coreografía y performance.
“A una Draga local se le pagan máximo mil pesos, ahora muchas de las dragas no gastan más de lo que les van a pagar, pero hay quienes sí lo hacen para tener registros y exposición en redes. En el Pride no todo es rosa maravilloso, igual hay un lado oscuro que está pasando en la comunidad”, concluyó Suprema Mista Boo, participante de la tercera temporada del reality show La Más Draga.