Ante la condición crítica en la que se encuentran las presas que abastecen el Valle de México, que ha derivado en cortes al suministro en municipios del Estado de México y alcaldías de la CDMX, surge la necesidad de buscar alternativas para contrarrestar la sequía, que para 2030 podría tener los niveles de agua en sus mínimos históricos.
Hasta el 18 de abril pasado, el Cutzamala se encontraba al 44.4 por ciento de su capacidad, es decir, 22.8 por ciento debajo del almacenamiento promedio histórico de agua, que es de 67.2 por ciento. Además, Conagua señaló que se encuentra en sus peores niveles de almacenamiento desde 1996.
Conagua alertó que la mitad del país enfrenta problemas de sequía, y aunque se busca con el bombardeo de nubes que llueva, una vez que haya precipitaciones se pueden ocupar alternativas de recolección, como la que plantea Isla Urbana, un sistema de captación que ha sido colocado en más de 30 mil viviendas.
“Isla Urbana surge en 2009, a partir de observar una problemática como la que viven muchas personas y particularmente la gente que vive en la zonas cerriles, en zonas periurbanas, que es que no tienen acceso a la red de distribución de agua potable, es decir, que solo se pueden establecer a través de pipas y al mismo tiempo, son las regiones del Valle de México donde más llueve. Entonces, ahí tienes una paradoja esperanzadora, porque tienes gente que dentro de casa no tiene agua, pero afuera, su calle se convierte en un río que arrastra piedras y coches”, explica Nabani Vera, director de comunicación de Isla Urbana para El Financiero.
¿Qué es el sistema de captación de agua de lluvia y cómo funciona?
Isla Urbana aprovecha la infraestructura con la que cuenta cada vivienda, lo más importante, el techo, donde se coloca una canalización, dependiendo el material (lamina o concreto) con el objetivo de recolectar y hacer que el agua de lluvia baje a un solo punto.
“La gente tiene que cambiar la percepción de su propio techo, antes era una cosa ahí olvidada que, incluso, algunas familias la agarran de bodega, entonces es cambiar eso porque ahora es la charola en donde va a caer el agua que más adelante se van a beber o a bañarse con ella. Entonces, qué tan limpia la mantengas o que tan sucia dejes que está, va a ser la cantidad de trabajo que te va a llevar a a ti para alcanzar una calidad de agua idónea”, comenta Vera.
Cuando llueve, el agua ingresa a un separador del primer volumen de lluvia, llamado “tlaloque”, el cual hace el 75 por ciento de la limpieza del agua.
“Cuando el agua llega al tlaloque en cierto nivel que lo va a calibrar, se cierra y se almacena, el agua pasa por un filtro de hojas para retener sólidos grandes, ramas y demás. Si la familia ya tiene una cisterna la aprovechamos, si no, lo que planteamos es conectarlo a un tinaco para que la gente tenga alguna capacidad de almacenamiento”, detalló.
El agua almacenada puede utilizarse para bañarse, regar, lavar trastes e incluso, con ayuda de un filtro extra, se puede llegar a beber.
¿Cuál es el costo-beneficio del sistema de captación de agua de lluvias?
El costo del sistema de captación de agua de lluvias oscila entre los 2 mil 450 y los 9 mil 850 pesos; sin embargo, para las personas que gastan mucha agua, o bien, sufren de constantes cortes y deben rentar pipas es atractivo.
“Sí tiene un costo económico, pero depende de las prioridades, hay gente que se compra un teléfono, una tablet, una pantalla y son prioridades que les damos a las distintas cosas”, refiere Nabani.
Además, si recibe el mantenimiento adecuado el sistema, se podrá obtener agua de calidad y la respalda ante una situación de crisis como la que estamos viviendo.
“Para el resto, lo atractivo, que me parece que no es poca cosa, es tener una fuente de alternativa de agua, que si colapsa el sistema Cutzamala, que si el acuífero del Valle de México en algún momento se seca, esto te da una herramienta donde directamente la lluvia te da agua. De lo contrario es un proceso largo y complejo”.