Apenas dos días después del error de mantenimiento que crispó los nervios de los habitantes de la Ciudad de México, un sismo de magnitud 3 sacudió su movedizo suelo, tomando a todos por sorpresa.
Paradójicamente, el 8 de mayo, sin ningún sismo de por medio, la alerta sísmica se envió por accidente a 851 sitios de la capital obligando a las personas a salir de sus casas o trabajos. Pero la noche del 10 de mayo, los edificios se estremecieron repentinamente, sin algún aviso que diera un poco de tiempo para seguir el debido protocolo con anticipación.
Ante la confusión de la población, expertos en el tema indicaron que la alerta no se activó porque el epicentro del sismo se encontró dentro de la ciudad y al haberse producido las ondas sísmicas a tan corta distancia, no hubo tiempo para que el sistema las detectara.
Sismo del 10 de mayo en CDMX, uno de los más intensos
Al estar ubicada en una zona de alta actividad sísmica, la Ciudad de México registra constantemente pequeños movimientos de la tierra llamados microsismos, los cuales son de corta duración y su magnitud es menor a los 3.8 grados en la Escala Richter, de acuerdo con el gobierno capitalino.
Tan solo después del sismo del 10 de mayo, se siguen presentando réplicas con magnitudes que van de 1.3 a 2.3 grados, según datos del Servicio Sismológico Nacional (SSN). Antes de esta fecha, algunos de los microsismos más perceptibles fueron los que se registraron el 21 de abril con magnitud 1.8 en la zona sur-poniente o el 29 de marzo con magnitud 1.9 en la alcaldía Álvaro Obregón.
A pesar de su baja magnitud, los microsismos que ocurren en el Valle de México pueden llegar a ser considerablemente potentes, como lo demostró el de anoche. De acuerdo con el Registro Acelerográfico de la Ciudad de México (RACM), su aceleración rebasó los 50 gal, lo que equivale a niveles “muy fuertes” (50 a 120 gal) de intensidad. La aceleración sísmica, a diferencia de la escala Richter o la de magnitud, no indica la energía total liberada del terremoto sino la intensidad del mismo.
De acuerdo con el Registro Acelerográfico de la Ciudad de México (RACM), se registraron intensidades de hasta 51 gal en la zona epicentral, lo cual indica un nivel considerablemente fuerte de intensidad sísmica. Dado que se trata de un sismo local, los efectos a varios kilómetros… pic.twitter.com/zbYaimrLqA
— Sismo Alerta Mexicana (@Sismoalertamex) May 11, 2023
“La Ciudad de México, acaba de generar uno de los sismos de mayor intensidad en los últimos años”, publicó Safe Live Alert poco después del movimiento.
Hasta anoche, los sismos con epicentro en la Ciudad de México registrados en el último año no habían rebasado los 50 gal, ni siquiera los de mayor magnitud cuyo epicentro se localizó en otros estados de la República.
De acuerdo con cifras históricas de la RACM, el último microsismo del 21 de abril con epicentro en la capital registró una intensidad “moderada” (de 5 a 10 gal) mientras que los del 29 de marzo apenas y alcanzaron una intensidad “débil” (de 1 a 2 gal) a “ligera” (de 2 a 5 gal).
En cuanto a los sismos de mayor magnitud como el de 5.1 grados con epicentro en Guerrero que tuvo lugar el pasado 18 de abril, registró una intensidad de “muy débil” (menos 1 gal) a “moderada”.
¿Por qué los microsismos son constantes en CDMX?
En meses recientes la aparición de microsismos es cada vez más llamativa en la capital del país, al grado de que, en algunos casos, se activaron protocolos de seguridad similares a los de un sismo de mayor magnitud.
Esto se debe a que la capital está situada en una zona de alta actividad sísmica donde la interacción entre la Placa de Cocos y la Placa Norteamericana provoca constantes movimientos y deformaciones en la corteza terrestre, explica Sismo Alerta Mexicana.
Los microsismos suelen ser provocados por el desplazamiento repentino a lo largo de una falla geológica debido a la liberación acumulada de tensiones en las rocas subterráneas. En el caso de la Ciudad de México, las fallas locales de Santa Fe y la de Chiquihuite pueden generar estos movimientos que suelen ser de baja magnitud y frecuencia, y en general, no causan daños significativos, detalla el medio.