Ciencia

Tus circuitos y yo, no sé, piénsalo.. ¿Puedes tener una relación con un robot?

En Asia se dice que ya existen ese tipo de vínculos, aunque un especialista nos aclara esa posibilidad.

La ciencia permite que una máquina manifieste una emoción, pero ello es artificial, dice el especialista. (Shutterstock)

Ya lo hemos visto sobre todo en películas, un robot se enamora de un humano, y ambos viven una relación ejemplar. Sin embargo, a pesar de que en Asia se empieza a decir que ya hay este tipo de vínculos, los especialistas explican si ello es posible.

Para que una máquina sienta afecto por una persona tendría sería necesario que sus sistemas evolucionaran y se hicieran más complejos, dice por principio Jesús Savage Carmona.

Las máquinas tendrían que ser entes “conscientes o semiconscientes”, profundiza el fundador del Laboratorio de Biorobótica de la Facultad de Ingeniería (FI) de la UNAM.

“Solo podremos considerar este acercamiento (robot-persona) cuando tengamos y definamos cómo llevar esa conciencia y qué sitio cerebral se activa para indicar que un ente es consciente; creo que lo vamos a hacer, no quiero predecir, pero puede llevar 30 años, 100 años, no lo sé”, expuso en un comunicado de la UNAM emitido este domingo.


Así, según Savage, en el futuro tal vez sí podrías tener una pareja por cuyos circuitos corra amor hacia ti aunque no está garantizado que eso sea la felicidad.

El especialista es robots móviles aclara que al momento la ciencia permitiría hacer que una máquina nos mire y manifieste emoción, pero asegura que ello es totalmente artificial.

Las relaciones robot-persona en Asia

Ante las versiones difundidas de vínculos amorosos entre humanos y autómatas, Savage Carmona, especialista en agentes inteligentes, explicó que ello puede atribuirse a que en las culturas orientales, específicamente en Japón, hay una creencia de que los objetos tienen alma, “una lámpara, por ejemplo, y aunque sea a un nivel comercial y minúsculo, ahí estuvieron hace unos años los denominados “Tamagotchis”, o mascotas virtuales”.

Añade que en caso de occidente existe una familiaridad atribuida a los objetos, aunque no de manera generalizada, y que ello lo podemos corroborar con los asistentes virtuales inteligentes como “Alexa” y “Siri”, o el ayudante de Google.

Refiere que la gente les comienza a tomar afecto e incluso les hablan con cierta entonación.

También lee: